Expertos tranquilizan sobre la rotación del núcleo interno de la Tierra: "Ni se ha detenido, ni nos afecta en absoluto"


"Se sabe que hay un pequeño desfase de velocidad entre el núcleo interno y el manto exterior de la Tierra": un estudio añade "nuevas evidencias de esos movimientos de fluctuación”
El estudio analiza más de 200 terremotos, ocurridos en las últimas décadas, que muestran que desde 2009 el núcleo terrestre gira un poco más lento
“¿Puede tener esto un efecto en la duración de los días? Sí. ¿Perceptiblemente? No. ¿Hay de qué preocuparse? Tampoco"
“¿Se ha detenido el núcleo de la Tierra? La respuesta es no”. Desde el Instituto de Geociencias del CSIC-UCM (IGEO) llaman a la calma, tras la alarma generada a cuenta de un estudio de científicos chinos sobre la rotación del núcleo interno de la Tierra, recién publicado en Nature Geoscience.
“Ni para, ni cambia de sentido. Es mentira, decirlo es alarmar, sacar fuera de contexto”. El geofísico Maurizio Matessini no puede ser más contundente. Está sorprendido del alarmismo generado por un estudio que, asegura, apenas aporta nada a lo que ya se sabía. Datos nuevos, sí, pero que corroboran lo que estaba ocurriendo. ¿Y qué está ocurriendo? Nos lo explica este catedrático de Física de la Tierra en la Universidad Complutense de Madrid.
MÁS
El planeta alcanza los 8.000 millones de habitantes: hasta cuándo seguirá creciendo y por qué
Limitar a 1,5 grados el aumento de la temperatura del planeta: ¿sigue siendo viable o es una quimera?
Los científicos identifican los "puntos calientes" del planeta que deberían contar con la máxima protección
La clave, dice, es entender que estamos hablando de “velocidad relativa”, es decir, la “velocidad del núcleo interno de la Tierra con respecto al manto, la superficie terrestre. Y que la velocidad de uno con respecto al otro cambia un poco”.
"Fluctuaciones" en la velocidad de rotación del núcleo
En 1996, uno de los autores del estudio que se acaba de publicar, Xiadong Song, publicó otro trabajo que fue clave. “Desde el año 96, se sabe que hay un pequeño desfase de velocidad entre el núcleo interno de la Tierra y el manto exterior”, explica Matessini.
“Conforme se han ido acumulando datos sísmicos, se ha visto que hay décadas en las que el núcleo va un poco más rápido que el manto. ¿Cuánto? Una décima de grado por año”. Pero añade: “También se ha visto que, en la década siguiente, por ejemplo, parece que va más lento, y en la siguiente van a la misma velocidad… Es una fluctuación”.
Mattesini explica que “este artículo de ahora añade datos nuevos a esta curva de evolución que se conoce desde el año 69". Hablamos de variaciones con respecto a 1969 porque no hay datos anteriores a ese año. Estas fluctuaciones se conocen y se monitorizan desde entonces. "Se sabe que la velocidad sube y baja cada diez años, y que cada 20 o 30 años cambia de ciclo”, afirma el geofísico.
En 2017, otro artículo constató que “según las décadas, había adelanto o retraso”. Y el estudio de ahora “no añade novedades muy importantes, lo que hace es seguir la evolución de la curva”, asegura Mattesini. Aporta nuevos datos para “monitorizar lo que está ocurriendo en el centro de la Tierra, nuevas evidencias de esos movimientos de fluctuación”. Pero “es una fluctuación que ya existe, que está ahí”, insiste.
¿Qué es el núcleo interno de la Tierra?
Para entender lo que está pasando, hay que entender primero qué es el núcleo interno de la Tierra. Matessini explica que “en el centro de nuestro planeta hay una esfera sólida -que es casi todo hierro y tiene un radio de 1200 kms- que está metida en hierro líquido”. La esfera sólida es el núcleo interno. El hierro líquido es el núcleo externo.
“Esa especie de colchón líquido hace que la viscosidad genere un poco de desfase en la rotación de la esfera, con respecto al manto de la Tierra”. El geofísico tira de metáfora para que se entienda mejor. Es como “una esfera sólida metida en un cojín de aceite, que es el hierro fundido. Eso hace que se desacople un poco la velocidad de rotación de la esfera con la del manto, la superficie terrestre. A veces, va un poco por delante. Otras, va un poco por detrás. Es algo que está cambiando por décadas”.
El geólogo Nahúm Méndez, al que puede que conozcan por su seudónimo en Twitter (“Un geólogo en apuros") ha compartido un hilo en Twitter para tratar de explicar, también, lo que está ocurriendo. “El núcleo interno es “algo así como el hueso del melocotón”, explica de forma gráfica. Desde el IGEO utilizan la misma analogía. “El núcleo es la capa más profunda de la Tierra, y está compuesta por dos partes: una externa, fluida, de los 2.900 a 5.100 kilómetros, y otra interna, que llega al centro de la esfera, a los 6.370 km. Si la Tierra fuese un melocotón, la corteza sería la piel y el núcleo el hueso”, explican en su perfil de Twitter.

¿Y cómo podemos saber lo que ocurre en esa capa más interna del planeta? Imposible acceder a ella, a más de 5.000 kilómetros de profundidad, así que hay que hay que guiarse por la información que proporcionan, por ejemplo, los terremotos.
Las ondas sísmicas, clave para saber lo que está pasando
Estudiando las ondas sísmicas que generan, viendo cómo esas ondas se propagan por el interior del planeta, se puede saber cómo es la composición de lo que atraviesan. Entre otras cosas, el núcleo de la Tierra. “Cuando las ondas sísmicas atraviesan capas con distintas propiedades, ocurre un fenómeno curioso. Alteran su trayectoria y velocidad en respuesta a ese cambio en las propiedades físicas o químicas del medio”, explica Méndez. “Salvando las distancias, es como cuando metemos una pajita en un vaso de agua y vemos como esta se ve "partida", explica el geólogo y profesor.
Estudiar las ondas sísmicas es importante, además, porque “hay muchas otras propiedades más complejas, que nos pueden dar más pistas sobre el interior del planeta”. Los geólogos aseguran que “son la herramienta clave en el estudio de la estructura interna del interior de los planetas”.
Desde 2009, el núcleo gira más despacio
Lo que han hecho los científicos chinos es analizar más de 200 terremotos, ocurridos en las islas Sandwich del Sur entre los años 60 y ahora. Y el análisis de esos temblores aporta nuevos datos, que muestran que desde 2009, el núcleo terrestre gira un poco más lento.
Explica Matessini que lo que se ha visto es que “desde 2009, el núcleo va un poquito menos rápido, parece que se está acoplando a la velocidad del manto. Se ha frenado un poco, sí, pero encaja en la curva que ya se conocía y corrobora esa evolución. Es un patrón que esta fluctuando, y se está manteniendo esa fluctuación”, asegura.
Por eso, algunos hablan de una “frenada” en la rotación del núcleo de la Tierra. Pero lo que han detectado los geólogos de la Universidad de Pekín es que “parece que el núcleo terrestre, en algunos momentos, giraba un poco más rápido que la corteza. Empezaría a frenarse con respecto a nosotros, pero su velocidad no sería cero, sino que sería la misma que la de la corteza, y entonces empezaría a decelerar”, aclara Nahúm Méndez.
El geólogo y profesor explica de dónde puede venir la idea de que el núcleo se detiene o rota en sentido contrario. “Esta deceleración lo que crea es un efecto aparente de que el núcleo gira para el otro lado con respecto a la corteza, pero en realidad tiene el mismo sentido de giro, solo que, al ir más lentos, ahora nosotros lo "adelantamos".
Un milisegundo desde 1969
Y Méndez advierte: “¿Puede tener esto un efecto en la duración de los días? Sí. ¿Perceptiblemente? No. ¿Hay de qué preocuparse? Tampoco". Mattesini explica que, “como consecuencia de esas fluctuaciones, el día terrestre ha podido experimentar una variación máxima de un milisegundo” desde 1969. Nada que pueda ser perceptible para el ser humano, confirma.
Méndez cree que lo que aporta el nuevo estudio es "muy interesante, pero sin duda, nada de lo que tengamos que alarmarnos”. Mattesini insiste en lo mismo. “De lo que tenemos que tenemos que preocuparnos es de cómo se transmite la información científica a la sociedad”, se queja. E insiste en que lo que está ocurriendo en el centro de nuestro planeta “no nos afecta en absoluto”. El geofísico también cree que el estudio es “muy interesante” porque aporta “nuevos datos sobre la evolución del planeta”. Y explica que “saber la evolución del núcleo interno nos da información sobre el estado de salud del planeta”. Pero hasta ahí. “No hay más de lo que ya sabíamos”, zanja el experto.