La calidad del aire afecta a nuestra capacidad de decisión: el laboratorio del ajedrez


Una investigación llevada a cabo en torneos de ajedrez indica que cometemos más errores y más graves cuando la calidad del aire es mala
La toma de decisiones es un aspecto clave de nuestras sociedades, cada vez más valorada en organizaciones y empresas. La capacidad para procesar información y resolver problemas, para dar con soluciones creativas o para elaborar un pensamiento estratégico son valoradas cada vez más para cubrir puestos de trabajo. Nos centramos en cultivar habilidades y centramos el interés en el desarrollo de nuestro cerebro, pero hay quizá un aspecto también importante que pasamos por algo: la calidad del aire que respiramos mientras estamos madurando esas decisiones.
Un estudio liderado por la Universidad de Maastricht ha mostrado cómo influye la calidad del aire en interiores, que es donde suele desarrollarse la vida laboral de muchas personas. Pero no ha tomado como laboratorio una oficina, sino las salas donde se celebran campeonatos de ajedrez. Los autores han analizado 30.000 movimientos de 121 ajedrecistas en 609 partidas de torneos oficiales.
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Detrás de cada uno de esos movimientos están los cálculos de una mente bien entrenada, pero el mismo cerebro, en situaciones similares, no rinde al mismo nivel según el aire que lo rodea.
El resultado de la investigación indica que una mala calidad del aire incrementa un 26,3% la probabilidad de que los ajedrecistas tomen malas decisiones. Además, también se incrementa un 2,1% la probabilidad de que esos errores sean más graves.
Estudios anteriores habían mostrado el efecto de la polución ambiental a largo plazo en las capacidades cognitivas. Tanto en el desarrollo de los niños nacidos en lugares contaminados como el desarrollo de demencias y deterioros tempranos aparecen asociados a los efectos inflamatorios y oxidantes de la polución ambiental. La nueva investigación se ha fijado en un aspecto más concreto y a corto plazo: el efecto de la mala calidad del aire en la toma de decisiones, en el pensamiento estratégico.
Por el momento en el que se registraron los errores se puede deducir además que el efecto de la contaminación se agrava cuando existe un plazo limitado de tiempo para decidir. En los torneos estudiados, los primeros 40 movimientos de cada partida tenían un límite de tiempo. Fue justo aquí donde se acumuló la mayoría de errores. La polución también afectó más a los jugadores más débiles de los torneos, exacerbando las desigualdades en la competición.
Los movimientos de los ajedrecistas fueron evaluados mediante una aplicación de inteligencia artificial que registraba cuáles eran las mejores jugadas posibles en cada momento y comparaba cómo se había desviado el competidor de la mejor decisión posible. Este tipo de programas se suele usar para analizar las partidas a posteriori e identificar errores.