China condena a prisión al científico que editó por primera vez en el mundo los genes de dos bebés


He Jiankiu alcanzó la fama mundial con su experimento y ahora ha sido condenado por llevarlo a cabo de manera ilegal
La edición genética de las bebés Lula y Nana fue un hito, pero su relevancia sanitaria y científica fue puesta en duda desde el primer momento
Un tribunal chino ha condenado a tres años de prisión al científico que anunció por primera vez la creación de los primeros bebés editados genéticamente.
He Jiankui, de 35 años, fue noticia en todo el mundo en noviembre de 2018 cuando publicó los resultados de la aplicación en humanos de la técnica de edición genética Crispr-Cas9. El objetivo teórico de su experimento fue modificar los genes de dos bebés gemelas, Lula y Nana, para inmunizarlas ante el virus del VIH.
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Sin embargo, la utilidad sanitaria en este caso fue puesta en duda desde el primer momento y una investigación posterior publicada por la MIT Technology Review sostiene que el ensayo de edición genética no logró reproducir el gen que habilita en algunas personas la inmunidad ante el VIH.
La comunidad científica nunca dio crédito al ensayo porque He nunca compartió los datos, las evidencias y la información relevante sobre el método de trabajo utilizado.
Su experimento suscitó muchas dudas porque He Jiankui lo llevó a cabo de manera subrepticia, vulnerando protocolos y códigos éticos. Manipuló un total de siete embriones mientras trabajaba en la Universidad de Ciencia y Tecnología de Shenzhen y ahora, con motivo de la sentencia, se ha conocido el nacimiento de un tercer bebé modificado genéticamente.
A finales de 2018, el consenso científico daba por hecho estaba al alcance de los investigadores la edición genética de embriones. En ese sentido, He no realizó un avance importante desde un punto de vista estrictamente científico. Lo que si logró fue fama mundial, apuntarse un hito histórico que si no habían llevado a cabo otros antes fue por las dudas éticas que mantienen esta práctica restringida en la mayoría de países. Nadie duda de su utilidad, pero también se teme que dé pie a la creación de lo que se ha venido a llamar "bebés a la carta".
Pero si He buscaba fama, lo que logró fue verse aislado y reducido al silencio. Poco después de su mediático anuncio fue confinado por las autoridades chinas dentro de una residencia universitaria. Desde entonces no ha vuelto a comunicarse en público y su paradero nunca ha estado del todo claro.
El tribunal de Shenzen ha considerado que su forma de proceder constituyó una "práctica médica ilegal" y que "violó las leyes del Estado". Además de la condena de prisión, el científico también tendrá que hacer frente a una multa de tres millones de yuanes (unos 400.000 euros). También han sido condenados a penas inferiores dos miembros de su equipo de investigadores.
El proceso judicial contra He se ha mantenido en secreto para preservar las identidades de las personas involucradas. Según la televisión pública china, el científico se ha declarado culpable y se ha considerado probado que falsificó los documentos necesarios para tener la aprobación de los comités éticos. Además, para su experimento seleccionó a parejas de padres en las que el hombre era portador del VIH y la madre no, por lo que se considera que engañó tanto a las autoridades como a sus pacientes.