Que haya una vacuna eficaz contra la covid-19 es importante. Que pueda llegar a la población, también. Porque si no, no vale de nada. Y la vacuna de Pfizer y BioNTech, la que más esperanzas está cosechando en estos momentos tras el anuncio de una efectividad del 90%, se enfrenta a un importante reto logístico: sus condiciones de conservación son extremas. Requiere, al menos, 70 grados bajo cero. No vale con las neveras normales. Y eso hará complicado que llegue a un centro médico o a una farmacia.
“Eso supone un gravísimo problema para todos. Y un imposible para el mundo menos desarrollado. En la práctica, hace inviable la utilización a gran escala de esta vacuna”, advierte Carlos Rodrigo, de la Asociación Española de Vacunología. Y es un problema, explica, “fruto de la velocidad. Faltan muchas cosas por hacer, para que sea factible. Hace falta más tiempo y más pruebas, porque así no resuelven el problema. Lo anunciado es una buena noticia, porque abre un camino. Nos dice que puede que tengamos una vacuna, pero no que la tengamos”.
La vacuna de Pfizer está basada en una tecnología novedosa, que utiliza ARN mensajero sintético para activar el sistema inmunológico contra el virus. Esta tecnología tiene ventajas, pero también inconvenientes. El principal, este, que necesita una cadena de frío de menos 70 grados centígrados, algo que no muchos países ni hospitales están en condiciones de garantizar. Y para los pocos que puedan permitírselo, estar preparados para ello llevará meses. El problema no es exclusivo de Pfizer, afecta también a algunas otras vacunas que están en desarrollo.
Un problema del que advierte también Rafael Vilasanjuan, director del Departamento de Análisis y Desarrollo Global de ISGlobal. “Es una vacuna tecnológicamente muy avanzada. Entre las ventajas, la primera es que su producción es más rápida. Pero hay un gran inconveniente, que necesita una cadena de ultrafrío. Esto, trasladado a España, significaría que es aplicable en hospitales, pero no en centros de atención primaria. No podríamos llevar una distribución masiva a los centros de salud y tendríamos que quedarnos en hospitales”. Considera que hay que lanzar un mensaje claro de cautela a la población, y coincide con Rodrigo: “Esta vacuna no a va a estar disponible en grandes cantidades durante los próximos meses”. A pesar de que Sanidad ya anuncia que las primeras dosis estarán en España para principios de 2021.
La cadena de frío debe garantizarse desde el momento en que la vacuna abandona el lugar de producción hasta que llega a administrarse la dosis. Lo normal, en casi todas las vacunas (la de la gripe, por ejemplo) es que necesiten una cadena de frío de entre 2 y 8 grados bajo cero, es decir, la temperatura de una nevera convencional. Ello permite conservarlas en los centros de salud, o incluso en el propio domicilio, hasta que son administradas. Parece que las vacunas que desarrollan Moderna o Johnson & Johnson, por ejemplo, cumplirán esta condición.
“Lo normal es que se puedan conservar a esa temperatura durante semanas, o incluso meses. Esta de Pfizer, hoy por hoy, solo aguanta 5 días”, advierte Carlos Rodrigo. Eso supone que pierde eficacia muy pronto, una vez sale de esos 70 grados bajo cero. En su opinión, aún queda mucho trabajo por delante para “conseguir que el material inmunógeno se pueda conservar más tiempo a esas temperaturas normales de conservación. Puede llevar meses, o incluso años. Estamos en el camino correcto, pero esta vacuna en absoluto ha llegado a la meta”.
Rodrigo, que además de experto en vacunas es director clínico de Pediatría en el hospital Germans Trias i Pujol de Badalona, pone un ejemplo, para que se entienda de qué estamos hablando. “Nosotros acabamos de comprar uno de esos congeladores ultrafríos, hace unas semanas, para guardar muestras destinadas a la investigación, y tiene un tamaño espectacular. Nos ha costado 6.000 euros. Los requerimientos de espacio y de precio que tendrá esta vacuna son incalculables”, asegura.
Supone un reto hasta para los hospitales más grandes y sofisticados. Los responsables de la Clínica Mayo, por ejemplo, una de las más importantes de EE.UU., ya avisan de que no tienen capacidad para almacenar una vacuna en estas condiciones y hablan de “tremendo problema logístico”.
El desafío es importante para los países desarrollados. Por ejemplo, en Italia, los únicos dos aeropuertos certificados para recibir medicamentos son Fiumicino y Malpensa, y no están equipados con refrigeradores a temperaturas tan bajas. Pero en países con menos recursos, el problema es, directamente, implanteable. “Puede hacerla inviable en África y en gran parte de Asia”, advierte Rodrigo, donde sería imposible garantizar su conservación.
La compañía, por su parte, asegura que ya está trabajando en un plan para garantizar el envío de la vacuna desde sus centros de distribución en EE.UU., Alemania y Bélgica. Y que tratarán de solventar este problema, para poder distribuir cientos de millones de dosis en todo el mundo. Un plan que incluye, entre otras cosas, el uso de hielo seco para transportar viales de vacunas congeladas tanto por aire como por tierra a esas temperaturas durante 10 días.
Según publicaba el Wall Street Journal hace un par de semanas, Pfizer ha diseñado contenedores de envío del tamaño de una maleta que mantendrán sus dosis a temperaturas ultra frías hasta 10 días. Cada contenedor contiene entre 1.000 y 5.000 dosis. Y, según el diario estadounidense, planean comprar espacio de carga en aviones de empresas de transporte (en unos 20 aviones al día) para trasladar las dosis de la vacuna lo más cerca posible de los hospitales donde se va a administrar. El problema, claro, es cómo se conserva después, hasta que llega a inyectarse a la persona. Porque a los 5 días en una nevera normal, se estropea. La compañía asegura que están trabajando para tratar de que aguante dos semanas.
El hecho es que la vacuna de Pfizer era una de las que estaban adelantadas en la carrera, pero no iba a la cabeza, como la de Moderna o la de AstraZeneca. El anuncio de este lunes fue una sorpresa para todos. “De repente, la de Pfizer ha adelantado a todas, pero no estaba en la pole position. Yo creo que lo que han querido es demostrar que ya la tienen, ser los primeros. Pero alguien se ha hecho de oro tras el anuncio”, asegura Rodrigo.
¿Es especulación? “Es especulación. Un golpe de efecto. A nadie se le hubiera ocurrido en tiempos normales (pre-covid) decir que ya tienen la vacuna con esto. Algunos se han hecho de oro y ya están vendiendo sus acciones. Es una barbaridad y muy poco ético”, sentencia el vacunólogo.
Rodrigo pide cautela, en general, con las vacunas de la covid-19. “Yo creo que aún falta mucho tiempo para que haya una vacuna, esta o cualquier otra, que sea viable, eficaz, fiable, conservable. ¡Pero es que no ha pasado ni un año! Las vacunas son los medicamentos más seguros que existen, pero deben cumplir unas condiciones que, hasta ahora, no cumple ninguna”.