Los expertos dudan de que vuelva la normalidad porque no ven posible la inmunidad de rebaño


Varios científicos dudan de una vuelta a la normalidad ya que no ven posible la inmunidad de rebaño
La pregunta que sobrevuela el mundo es cuándo acabará la pandemia y volverá la antigua normalidad. Las autoridades sanitarias han apuntado a la inmunidad de rebaño como billete hacia la vida que conocíamos, pero varios científicos comienzan a dudar de que sea posible alcanzarla.
Las estimaciones sitúan el umbral de la inmunidad de rebaño entre el 60% y el 70% de la población vacunada. La ministra de Sanidad, Carolina Darias, ha reiterado en rueda de prensa que en España se alcanzará en verano si las farmacéuticas cumplen con lo acordado. Nature ha consultado a varios expertos, que dan varias razones por las que el mundo no llegará a dicha inmunidad y se tendrá que vivir en una normalidad distinta a la conocida, en la que serán necesarias medidas complementarias.
Las vacunas y la transmisión
Todavía no está demostrado que las actuales vacunas corten la transmisión del coronavirus. Esto se traduce en que no está claro si los vacunados pueden volver a contagiarse, aunque de una manera leve, o infectar a otras personas.
"La inmunidad de rebaño solo es relevante si tenemos una vacuna que bloquee la transmisión", asegura Shweta Bansal, bióloga matemática de la Universidad de Georgetown (Washington D.C.). La información actual no es del todo concluyente, aunque "los datos de Moderna y Pfizer parecen alentadores". Israel ha explicado que la segunda también frena los contagios, de acuerdo a sus observaciones durante la campaña de vacunación.
Samuel Scarpino, que estudia enfermedades infecciosas en la Universidad de Northeastern (Boston), no cree que las vacunas deban tener un 100% de efectividad sobre la transmisibilidad. Con un 70% sería adecuado.
Desigualdad en la distribución de vacunas
Una estrategia global podría proteger a todas las personas. Pero en la práctica se está demostrando que existe desigualdad y descoordinación en la administración de dosis. Mientras que la mitad de la población de Israel ya está inmunizada, en Guinea Ecuatorial se alcanza solo el 0,1%, según Our World in Data.
Es destacable que Israel paga casi el doble que la Unión Europea (UE) a Pfizer-BioNTech por su vacuna. Pese a que tiene la mejor tasa de vacunados se ha topado con un problema. "Los jóvenes no quieren vacunarse", relata Dvir Aran, experto en datos biomédicos del Instituto de Tecnología de Israel. Para atajarlo las autoridades están aplicando una estrategia simple: atraerlos con comida y alcohol gratis.
Incluso en países como Estados Unidos, con mayor accesibilidad, hay grandes contrastes. Mientras que en Georgia y Utah alrededor de un 10% de personas han completado la pauta, en Alaska y Nuevo México se acercan al 20%.
A esto se suman los retrasos por parte de las farmacéuticas en la producción de las vacunas. La UE mantiene un pulso con AstraZeneza, a la que ha amenazado con llevarla ante los tribunales por sus constantes atrasos. Janssen, perteneciente a Johnson & Johnson, ha reconocido que está teniendo problemas para cumplir con lo firmado.
El peligro de las variantes
Todas las vacunas que se están empleando se desarrollaron a partir de la variante original de Wuhan, por lo que la aparición de nuevas pone en riesgo sus eficacias. Una vacunación rápida podría evitar la aparición de nuevas variantes, pero la desigualdad en el acceso al medicamento entra en juego.
La ciudad brasileña de Manaos habría alcanzado la inmunidad de rebaño después del verano, debido a la alta transmisión que sufrió. Sin embargo, en invierno llegó una nueva ola después de la aparición de la variante P.1., de la que ya hay varios casos en España.
Por el momento algunas profilaxis como las de Janssen y Pfizer, entre otras, han demostrado tener eficacia frente a variantes como la británica, brasileña y sudafricana.
Duración de la inmunidad y comportamiento humano
Por el momento no se sabe con exactitud cuánto dura la inmunidad natural y la inducida por vacunas, frente al SARS-CoV-2. En lo relativo a la primera, un estudio realizado en Wuhan asegura que al menos nueve meses. De la segunda modalidad todavía no hay estimaciones. Esto resulta importante ya que la vacunación podría ser como parecida a la de gripe, con refuerzos cada cierto tiempo.
De otra parte, la conducta de las personas puede variar una vez están inmunizadas. Una prueba de esto son las imágenes de decenas de personas en Tel Aviv bailando y cantando en terrazas sin mascarilla. Si una vacuna ofrece un 90% de eficacia habrá un 10% restante que no esté protegido. Eso sí, habría que comprobar la eficacia respecto a muerte u hospitalización.