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Investigadores españoles miden la carga viral en el aire para alertar del riesgo de coronavirus por aerosoles

  • Científicos valencianos trabajan en el desarrollo de una herramienta para detectar posibles brotes antes de que se produzcan

  • El análisis de la carga viral presente en los aerosoles atmosféricos permitiría adelantarse al virus y detectarlo antes de que se produzcan contagios

“La idea es desarrollar una herramienta para alertar de posibles brotes. Poder detectar que empieza a subir la carga viral en el aire, antes de que esas personas vayan al médico o al hospital”. La investigadora valenciana Juana Delgado explica así el objetivo de su proyecto, que acaba de recibir financiación por parte de la Fundación BBVA y acaba de ponerse en marcha. Su objetivo es “ganar tiempo”, poder alertar de la presencia del virus antes de que se propague, adelantarse a él.

Porque el virus juega con ventaja, nos lleva la delantera al comienzo de la infección. “Cuando alguien es altamente infeccioso es antes de que aparezcan los síntomas. Hay un desfase entre ese momento, en el que ya eres muy contagioso, y el momento en que aparecen los síntomas y ya eres consciente de que estás enfermo. De hecho, en muchos casos no hay siquiera síntomas”.

Delgado y su equipo quieren actuar ahí, en esa especie de agujero negro entre la infección y los síntomas, el momento más peligroso para la propagación del virus. Ella es química, experta en contaminación atmosférica y salud ambiental, y lidera un equipo multidisciplinar en el que hay también microbiólogos y epidemiólogos.

Hacer una PCR a los aerosoles

En esa primera fase de la infección, el virus puede estar contagiándose ya sin que la persona lo sepa. Y lo hará, sobre todo, mediante aerosoles, esas pequeñas partículas que exhalamos al hablar, reir, gritar, cantar (o incluso al respirar), que no vemos siquiera pero que ya sabemos que pueden estar siendo la principal vía de contagio de la covid-19. Lo advierten los expertos, y algunos de ellos han publicado una carta en Science esta semana, en la que piden a la OMS que cambie sus recomendaciones sobre prevención del contagio del coronavirus SARS-CoV-2.

Esas partículas pueden quedar suspendidas en el aire y mezclarse con otras, como los contaminantes atmosféricos. Ahí es donde entra en juego su papel. “Los aerosoles atmosféricos se pueden recoger en filtros, y después, podemos llevarlos al laboratorio y hacerles una PCR, que nos dirá si ahí hay carga genética del virus o no. Y cuánta, porque además, se puede cuantificar esa carga. Es como si le hicieras una PCR a los aerosoles”.

Explica Delgado que la idea surgió cuando, durante la primera oleada de la pandemia, investigadores de Milán detectaron carga genética del virus en los filtros que se utilizan para medir los niveles de contaminación atmosférica. Además de partículas contaminantes, hallaron material genético del SARS-CoV-2. “Fue toda una sorpresa”, asegura. Ahora, ellos quieren hacer algo parecido aquí.

Los aerosoles del pico de la pandemia

“La Consellería de Medio Ambiente ya nos ha dado acceso a los filtros de vigilancia de calidad atmosférica recogidos en febrero, marzo y abril en distintas localizaciones de la Comunidad Valenciana. Los vamos a analizar para ver si hay carga genética del virus y, comparando con la incidencia en esas zonas, haremos un análisis epidemiológico de la situación”.

La idea, después, es comparar esos datos con datos actuales. Y para ello, van a instalar nuevos filtros en el centro de Castellón, de Valencia y de Alicante, en las zonas donde hay más densidad de población. “Tienen que ser sitios de paso de mucha gente, y sitios que no estén muy expuestos al viento, lo primero que estamos haciendo es decidir qué lugares van a ser”.

“Cada filtro se va a recoger a las 24 horas y se llevará al laboratorio para la extracción de la carga vírica, para poder empezar a generar datos”, explica la investigadora. Se trata de saber qué carga viral hay cuando no estamos en un brote y poder comparar esos datos con los que había en la primera ola. “Vamos a empezar a analizar los filtros que ya tenemos, los de febrero, marzo y abril, para ver cómo era la situación en el pico de la pandemia”.

Podrán ver cómo estaban esos aerosoles en febrero, cuando la cosa aún estaba tranquila, y ver también cómo estaban cuando los contagios se dispararon, en marzo y abril. “Entre febrero y abril vamos a ver diferencias enormes. La idea es establecer un umbral que nos permita poder desarrollar esa herramienta para dar la alerta”. Poder alertar cuando empiece a subir esa carga viral en el aire, y tomar medidas antes de que se produzca el brote.

Primero en exteriores, después en interiores

Al principio, los filtros se colocarán en exteriores, para poder comparar con los que ya tienen de la primera oleada. Pero en una segunda fase, el experimento se hará en interiores. “El siguiente paso será seleccionar algunos lugares estratégicos cerrados, donde también se pueda monitorizar y que sean representativos”. Los equipos de medición serán los mismos, pero adaptados a interiores. “Sólo cambia el sistema de captación, que en un interior no puede ser muy grande, ni hacer ruido, para no molestar”.

Esperan tener los primeros resultados del proyecto en unos tres meses. Si todo va bien, a medio plazo, la herramienta que desarrollen podría ayudar en la detección temprana de la covid-19, pero no sólo. Delgado advierte: “Se podría aplicar a muchos otros tipos de virus, como la gripe, por ejemplo. Se trata de poner el sistema en marcha para poder utilizarlo con este coronavirus y, en el futuro, con cualquier virus”.