La joven científica española capaz de detectar suicidas en las redes sociales


La Real Academia de la Ciencia le ha otorgado uno de los Premios al Joven Talento Científico 2019
Se llama Ana Freire Veiga y tiene 36 años. Esta científica es capaz de identificar comportamientos suicidas en los jóvenes analizando sus publicaciones en las redes sociales.
Su investigación podría salvar muchas vidas, por eso la Real Academia de la Ciencia le ha otorgado uno de los Premios al Joven Talento Científico, dotado con 2.500 euros, una cantidad que espera contribuya al desarrollo de la aplicación que ayude a estas personas en situación extrema.
Salvar vidas con algoritmos
Desde su laboratorio en la Universidad Pompeu y Fabra, donde da clase, Ana Freire y su equipo utilizan la Inteligencia Artificial para intentar predecir si un usuario de redes sociales tiene tendencias suicidas. "Analizamos las palabras o frases que las personas propensas a quitarse la vida suelen utilizar como suicidio, muerte, desesperanza, depresión, bullying, acoso sexual... así hasta casi 1.000 expresiones... vemos cuántas veces las repiten, de qué forma, en qué momentos...y entrenamos algoritmos de aprendizaje automático que aprenden patrones en estos datos para poder identificar, con cierta precisión, usuarios con tendencias suicidas", explica.
Un trabajo para el que ha contado con la ayuda de psicólogos especializados en terapias con adolescentes con tendencias suicidas, como los que trabajan en el hospital Parc Taulí de Sabadell. "Ana Freire nos pasó cientos de tuits y mensajes de instagram y nosotros nos encargamos de indicarle, según nuestra experiencia, cuáles de ellos presentaban señales claras de suicido. Lo cuenta Joaquim Pountí, responsable del Código Riesgo Suicidio de adolescentes en este centro hospitalario catalán.
"No solo nos basamos en los patrones del lenguaje que utilizan estos jóvenes, también en las imágenes que suben e incluso en la actividad de sus cuentas porque, por ejemplo, un estado depresivo se puede reflejar en un patrón de sueño muy irregular, con la consecuente mayor actividad en redes sociales", añade Freire. "Todo esto nos permite optimizar nuestros algoritmos", sentencia.
Hasta ahora han alcanzado un 85% de precisión "pero seguimos trabajando para obtener mejores resultados", asegura.
Urgencia social
Cuenta Ana Freire que decidió iniciar esta investigación al ver la alta tasa de suicidios en adolescentes en nuestro país. "Mucha gente no lo sabe, pero hay más muertes por suicidio que por accidentes de tráfico. Más de 3500 personas se quitan la vida cada año. Ya es la segunda causa de muerte entre jóvenes", aclara.
"Se dedican grandes esfuerzos para reducir las víctimas por accidentes de tráfico, como por ejemplo, innumerables campañas publiciatrias, pero en tema de salud mental no vemos nada porque sigue siendo realmente un tabú. Empezamos a analizar redes sociales porque es un foro donde la gente se expresa abiertamente, y vimos que, efectivamente, buscando ciertas palabras se encontraban perfiles de gente que o bien ya se había suicidado, o bien mostraba tendencias suicidas e incluso imágenes de autolesiones. Entonces pensamos: ¿por qué no intentamos detectarlo de manera automática y ejercer algún tipo de acción preventiva hacia estos usuarios? Y en eso estamos trabajando", añade.
Crear una aplicación
El mérito de esta científica es confeccionar la parte algorítmica. "La idea es construir después un sistema que en tiempo real monotorice las redes sociales y detecte fácilmente a los usuarios con tendencia suicida para ofrecerles ayuda, explica. Pero para ello necesitamos financiación, porque el presupuesto que tenemos se nos agota en unos meses". Con dinero suficiente, valora, la aplicación podría estar en el mercado próximamente.
Premio que sirve de referente
Gracias a esta investigación La Real Academia de las Ciencias le ha otorgado a Ana Freire uno de sus Premios al Joven Talento Femenino. Han valorado también su empeño en acercar la ciencia a las niñas y a las jóvenes para así romper la brecha de género. "Es fundamental que las mujeres conozcan la aplicación social que puede tener la tecnología. Muchas niñas no se sienten atraídas por carreras científico-tecnológicas porque las ven como algo que se queda en los laboratorios y que entienden solo unos pocos", cuenta, "este premio sirve para que descubran el gran impacto social que pueden tener sus investigaciones, para animarlas a convertirse en científicas".