Las medidas actuales no podrán frenar la variante británica, según los epidemiólogos


"Deberíamos analizar 2.000 secuencias del virus a la semana, pero es mucho para nuestra capacidad"
Las medidas que mostraron eficacia para frenar el coronavirus no lo logran ahora en los países con más incidencia de la variante B-117
Piden priorizar la detección de esta variante, centrar todos los recursos en frenarla y reorientar incluso la estrategia de vacunación
El Gobierno afronta la tercera ola con una asunción que no comparten científicos relevantes. El ministro de Sanidad, Salvador Illa, ha reiterado que a la tercera ola se la puede vencer con las mismas armas que a la segunda: mismas medidas, mismo resultados. Pero crece la preocupación sobre si la nueva variante detectada en Reino Unido ha alterado el equilibrio. En ese país, el nivel máximo de restricciones ha frenado al SARS-CoV-2 'clásico', pero no los casos de la variante B-117. Casos que en España, de momento, Sanidad cuantifica en menos de un centenar. Fernando Simón insistía, este jueves, en que la variante británica "por ahora, ha tenido un efecto muy pequeño en España".
“Con la variante británica vamos a ciegas, y eso es lo peor”. Quien lanza esta advertencia es Álex Arenas, físico e investigador de la Universitat Rovira i Virgili. Y su advertencia coincide con la que lanza en este artículo el prestigioso epidemiólogo de la Escuela de Salud Pública de Harvard Marc Lipstich. Para derrotar al enemigo, explica, primero hay que conocerlo, saber dónde está y cómo se mueve.
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Después, Lipstich cree que habrá que reorientar los recursos de que disponemos y centrarlos en atacar al nuevo enemigo, una variante del virus que ya se ha mostrado mucho más transmisible que la que conocíamos hasta ahora. Pero en España tenemos un problema: de momento no sabemos dónde está exactamente, ni cómo o cuánto de rápido se está moviendo.
“No tenemos datos, ése es el problema, no se están haciendo suficientes análisis genéticos para detectar si los nuevos casos son de la nueva variante, a pesar de la situación tan crítica que estamos viendo y del enorme flujo de viajes que tenemos con Reino Unido”.
Hacer un esfuerzo en secuenciación
Arenas cree que “es evidente que la variante B117 ya está entre nosotros, y que se va a comportar como se está comportando en otros países: Reino Unido, Dinamarca, Irlanda…” e insiste en la necesidad urgente de “hacer un esfuerzo en análisis genético para detectarla. Reino Unido lo está haciendo, Dinamarca lo está haciendo”, advierte Arenas. “¡Todo el esfuerzo que se pudiera hacer en secuenciación en este momento sería oro!”, exclama.
Y esfuerzo se está haciendo, aunque no es suficiente. Fernando González Candelas, investigador de FISABIO y experto en secuenciación, lleva más de un año secuenciando el SARS-CoV-2 mano a mano con el investigador del CSIC Iñaki Comas. Sabe bien cómo está la situación. Y es contundente: “Estamos secuenciando, pero los medios que tenemos son insuficientes para dar una respuesta puntual, rápida y precisa a una pregunta como ésta: ¿Cuál es la incidencia de la variante británica en nuestras muestras? Necesitaríamos más medios para saberlo”.
Lo importante no es detectarla, dice este investigador, “lo que interesa es saber la frecuencia con la que se detecta y cuánto va variando esa frecuencia. Y para eso, tenemos que hacer un análisis de las muestras que hay de virus circulante”. Es decir, analizar una muestra representativa de los casos nuevos que van a apareciendo. Y es lo que están haciendo.
Incluso con el confinamiento total, esta variante se está mostrando incontenible en otros países (Álex Arenas)
“Estamos pidiendo las muestras a los hospitales", nos explica. Pero ya no tanto para comprobar si ciertas muestras concretas son de la variante o no, sino para ver la tendencia. "Nos interesa ver lo que ocurre a lo largo del tiempo, ir viendo la evolución cada semana. Deberíamos poder estar analizando unas 2.000 secuencias cada semana. Pero es mucho, para la capacidad que tenemos”.
González Candelas nos explica que no todos los hospitales tienen medios para detectar la nueva variante. “Una de las pruebas de diagnóstico que tienen en algunos hospitales, no en todos, es la de Thermo Fisher (de la que también habla Lipstich en su artículo), que es capaz de ver un fallo en una de las reacciones de la PCR que indica que se trata de la variante. En ese caso, nos mandan la muestra para confirmar que lo es”. Esta es una de las cosas que están haciendo. Otra, la más importante, es la secuenciación.
“Hacemos la secuenciación completa de las muestras que nos mandan. Algunos hospitales nos las mandan regularmente, otros la hacen ellos mismos. Pero esto es un cuello de botella, se tarda mucho más. Todavía estamos recibiendo las muestras, y además hay que documentar todo el proceso”. Hablamos de muestras de toda España, porque la secuenciación de este virus se centraliza en FISABIO y el IBV (Instituto de Biomedicina de Valencia).
El virus corre más: "siempre vamos a ir por detrás"
Y González Candelas confiesa: “Nunca vamos a ir al ritmo del virus. Siempre vamos muy por detrás. Datos reales de la incidencia de la variante sólo están dando Reino Unido (el país del mundo líder en secuenciación) y Dinamarca”. ¿Nosotros estaremos en condiciones de tenerlos en breve?, le preguntamos. “Depende de lo que consideremos “breve”. ¿Mañana? No. ¿En una o dos semanas? Sí”. “Con la magnitud de muestras que hay que analizar, es complicado tener la información rápidamente”.
Explica este investigador que en España hacen falta más medios. No tanto materiales como humanos. “La secuenciación se centraliza en nosotros, y tenemos un problema de capacidad humana. En capital humano científico especializado no podemos competir con otros países. Es más un problema de contar con personal especializado para realizar e interpretar este tipo de análisis que un problema de falta de máquinas o de material”.
Para González Candelas, por tanto, no es que vayamos a ciegas, es que vamos y seguiremos yendo muy por detrás del virus, de la nueva variante en este caso. Y este, además, no es el único problema. Porque incluso cuando tengamos más datos, sepamos dónde está y con qué frecuencia se está transmitiendo, las medidas de contención actuales pueden no ser suficientes para esta variante.
No la frena ni el confinamiento
De ello alerta también Lipstich en su artículo. Y pone un ejemplo. “En el Reino Unido, la mayoría de los distritos que impusieron un confinamiento nivel 4 contuvieron los casos de SARS-CoV-2, pero la variante B-117 aumentaba diez veces cada tres semanas aproximadamente. El mismo patrón de crecimiento exponencial parece haber comenzado en Dinamarca. Y hay al menos 32 países más con casos confirmados de la variante B117”, advierte el epidemiólogo de Harvard.
Lipstich plantea un ejemplo, una estimación teórica que ayuda a entender lo que puede estar ocurriendo. Supongamos que en una comunidad en la que se están tomando medidas como el uso de mascarillas y el distanciamiento social, aparece un solo caso de B-117 y hay 1.000 casos de la cepa actual de SARS-CoV-2. “En tres semanas, esta comunidad puede tener diez casos diarios de B-117 y esos 1.000 de SARS-CoV-2. En seis semanas, podría haber 100 casos de la nueva variante y seguirá habiendo esos 1.000 de SARS-CoV-2. En nueve semanas, la mitad de todos los casos pueden ser B-117, y el número seguirá aumentando...”.
Por eso, las medidas puestas en marcha hasta ahora para luchar contra el SARS-CoV-2, insiste Lipstich, no son suficientes frente a la enorme capacidad de transmisión de la variante británica. Álex Arenas está de acuerdo con él. “Incluso con el confinamiento total, esta variante se está mostrando incontenible, por lo que estamos viendo en otros países. Sabemos cómo hacer para doblegar la curva con la cepa actual. El problema es que el crecimiento de casos con esta variante va a ser tan rápido que apenas vamos a tener capacidad de respuesta”, advierte. De ahí la importancia de ser rápidos en su detección, explica.
Nunca vamos a ir al ritmo del virus. Siempre vamos muy por detrás (Fernando González Candelas)
La microbióloga e investigadora del Hospital Universitario de A Coruña María Tomás también cree que las medidas actuales no son suficientes. "Hay que imponer medidas más estrictas, más restrictivas, que es lo único que para el virus. Evitar la movilidad. Vacunar más. Y desarrollar técnicas de detección de todas las variantes que vayan surgiendo, no sólo de la británica”.
Esta investigadora cree que hay que hacer un mayor esfuerzo en la detección, sí, pero no sólo. “Hay que detener la variante de forma rápida, y la secuenciación no es rápida. Se trata de tomar un conjunto de medidas”. En su opinión, no estamos ante un virus nuevo, por lo que las reglas del juego no han cambiado. “La batalla es la misma, las armas son las que ya tenemos, lo que hay que hacer es reforzarlas. Disminuir la movilidad y aumentar el ritmo de vacunación. Y cierta vigilancia epidemiológica. No podemos descartar que surjan más variantes, incluso más peligrosas. Hay que estar muy en alerta, pero sin alarmar. Esto ya se sabía que iba a ocurrir, que surgirían nuevas variantes. Y lo bueno es que las vacunas están funcionando frente a ellas”.
Reorientar la estrategia frente a un enemigo nuevo
Lipstich, en cambio, sí habla de un enemigo nuevo. “Biológicamente, el nuevo virus es una variante evolucionada del SARS-CoV-2. Epidemiológicamente, parece ser un enemigo distinto y más formidable, pero para el que estamos mucho mejor preparados. En 2021 ha comenzado una carrera diferente, y vamos a ganarla”. Para ello, este experto plantea otras dos cuestiones clave.
Por un lado, realizar un rastreo rápido y exhaustivo de los casos de la nueva variante. “Redirigir los recursos a esta nueva amenaza que se propaga más rápidamente. Tan pronto como la primera persona sea diagnosticada con B-117 en una comunidad, los rastreadores de contactos deberían descartar todo lo demás para trazar un mapa de la cadena completa de transmisión de esta nueva cepa, utilizando todos los recursos disponibles”.
Por otro lado, plantea reorientar también la estrategia de vacunación, desviar las dosis de la vacuna a las regiones en las que se detecten muchos casos de esta nueva variante más transmisible. “Dada la tremenda importancia de bloquear rápido el crecimiento exponencial de B-117, vale la pena probar este enfoque, monitorear los resultados y adaptarse a medida que veamos si está funcionando. No tuvimos esta bala de plata la última vez. Ahora podría cambiar el rumbo”, concluye este experto.