Un nuevo estudio reaviva la hipótesis de que el coronavirus puede integrarse en el ADN humano


Los científicos Rudolf Jaenisch y Richard Young presentan nuevas evidencias de esta hipótesis que causó una gran controversia en la comunidad científica el pasado mes de diciembre
Las nuevas pruebas podrían explicar porque algunas personas siguen dando positivo en las PCR meses después de superar la enfermedad
Los investigadores enfatizan que sus hallazgos no son aplicables, de ninguna manera, a que las vacunas basadas en ARN mensajero puedan alterar el genoma de las personas
Allá por el pasado mes de diciembre de 2020 una investigación publicada como un preprint en la revista científica bioRxiv por el biólogo de células madre Rudolf Jaenisch y el especialista en regulación genética Richard Young del Instituto de Tecnología de Massachusetts, causo una gigantesca tormenta de críticas por parte de muchos de sus colegas que tuvo su epicentro en Twitter.
La conclusión a la que habían llegado ambos investigadores, y que les hizo acreedores de las críticas de la mayoría de los expertos en su campo, era que que los fragmentos genéticos del coronavirus pandémico pueden llegar a integrarse en nuestros cromosomas y permanecer ahí mucho tiempo después de que termine la infección. Eso, en su opinión, explicaría porque hay personas que siguen dando positivo en el virus incluso meses después de haber superado la enfermedad.
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Los investigadores enfatizaron que la integración viral no significaba que las personas que se recuperaron del COVID-19 siguieran siendo infecciosas. Pero los críticos los acusaron de avivar temores infundados de que las vacunas COVID-19 basadas en ARN mensajero (ARNm) podrían alterar de alguna manera el ADN humano.
Un nuevo estudio de los investigadores originales refuerza su hipótesis
Ahora, según publica la revista 'Science', ambos investigadores vuelven a la carga con una nueva investigación que parece avalar los resultados preliminares de aquella que publicaron en diciembre y que refuerza su primera hipótesis.
En lo que, sin embargo, tanto Janesich como Young siempre han estado de acuerdo con sus críticos es en que sus resultados, ni los originales ni los nuevos, no implican de ninguna manera que las vacunas basadas en ARN mensajero puedan integrar sus secuencias genéticas en el ADN humano.
En su nuevo estudio, que ha sido publicado en línea en las Actas de la Academia Nacional de Ciencias de Estados Unidos (PNAS), los investigadores recogen ahora algunas de las críticas científicas que les hicieron en su día, pero afirman: "Ahora tenemos pruebas inequívocas de que las secuencias de coronavirus pueden integrarse en el genoma (humano)", sostiene Jaenisch.
Su explicación es que el virus que causa el Covid-19 tiene genes compuestos de ARN, y Jaenisch, Young y sus coautores sostienen que, en raras ocasiones, una enzima en las células humanas puede copiar las secuencias virales en el ADN y deslizarlas en nuestros cromosomas.
En su primera investigación, los autores del estudio presentaban pruebas de que en las probetas de muestras las células humanas infectadas por coronavirus, cuando eran enriquecidas con un tipo de elementos conocidos como LINE-1, que son los retrotransposones más abundantes que tenemos en nuestro ADN, muy activos y que se mueven constantemente en el genoma, replicaban las secuencias de ADN del SARS-CoV-2 y lo alojaban en los cromosomas de la células humanas.
Críticas de la comunidad científica
La primera publicación de estos resultados, la que se produjo el pasado mes de diciembre, provocó que muchos investigadores expertos en estos elementos del genoma conocidos como LINE-1 saltaran a criticar la metodología de los investigadores. Dijeron que los datos eran demasiado escasos para respaldar su afirmación, criticaron que hubiesen enviado un estudio tan pobre para su publicación, incluso para ser un preprint, y llegaron a cuestionar la profesionalidad de los autores diciendo que de investigadores de su renombre cabría esperar un trabajo de mayor calidad.
En dos estudios posteriores, además, ambos publicados en bioRxiv, los críticos de Young y Jaenisch probaron que las supuestas quimeras de ADN humano y viral se crean de forma rutinaria mediante la misma técnica que el grupo utilizó para escanearlos en los cromosomas.
Con dicha demostración, los críticos de la hipótesis de Young y Jaenisch, concluyeron que las secuencias de virus humanos "tienen más probabilidades de ser un producto metodológico que el resultado de una transcripción inversa, integración y expresión genuinas".
El nuevo estudio reconoce los errores pero presenta nuevas evidencias
En su nuevo artículo, Jaenisch, Young y sus colegas reconocen que la técnica que usaron crea accidentalmente quimeras humano-virales. "Creo que es un punto válido", apunta Jaenisch, que agrega que cuando enviaron el artículo por primera vez a una revista sabían que necesitaba datos más sólidos y que, posiblemente, publicarlo entonces fue "un error de juicio".
Sin embargo, en el nuevo artículo de PNAS, el equipo proporciona evidencias de que los artefactos por sí solos no pueden explicar los niveles detectados de ADN quimérico humano-virus. Lo que respalda aún más su hipótesis.
Además, han colaborado para este segundo estudio con uno de los científicos que mostraron su escepticismo con sus resultados originales. Se trata de Stephen Hughes del Instituto Nacional del Cáncer, que en su día sugirió un experimento para aclarar si la integración era real o producto de ruido en las muestras. Dicho experimento, dice Hughes, que es coautor de este nuevo artículo científico, "ha resultado ser importante" para aclarar la dudas.
De mala ciencia a una hipótesis "plausible"
Otros de los investigadores que atacaron con fuerza las primeras conclusiones publicadas en diciembre empiezan ahora a dar cierto crédito a la investigación. Sin embargo, señalan que la verdadera relevancia de esto es si los datos aportados tienen alguna relevancia para la salud humana o el diagnóstico de la enfermedad. Los hay que creen que el hallazgo, en lo que pueda referirse a un significado clínico o biológico es aún una cuestión de pura especulación.
Sin embargo, el equipo de Jaenisch y Young sí ha reportado indicios de integración del SARS-CoV-2 en el tejido de pacientes vivos y con autopsia de COVID-19.
Preguntado por la revista 'Science', Harmit Malik, especialista en virus antiguos en el genoma humano en el Centro de Investigación del Cáncer Fred Hutchinson, sostiene que es una "pregunta legítima" preguntar por qué las personas que deberían haber eliminado el virus a veces tienen pruebas PCR positivas. Pero tampoco está convencido de que la explicación sea un virus integrado. "En circunstancias normales, hay muy poca maquinaria de transcripción inversa disponible" en las células humanas, concluye Malik.
En cualquier caso, la controversia se ha vuelto más civilizada de lo que fue en diciembre. Young y Jaenisch comentan que nunca había recibido críticas tan intensas como las que les llegaron tras la publicación de su primer preprint sobre este asunto.
El motivo de tanta virulencia fue que muchos investigadores estaban preocupados de que esta investigación, que por aquel entonces aún estaba incompleta y era muy preliminar, les hiciera el juego a los escépticos de las vacunas que difundían afirmaciones falsas sobre las vacunas de ARNm recién autorizadas.
“Si alguna vez hubo un preprint Era irresponsable incluso ponerlo como un preprint, considerando la completa falta de evidencia relevante. Esto ahora está siendo utilizado por algunos para sembrar dudas sobre las nuevas vacunas ”, publicó en su día como comentario a la revista bioRxiv, Marie-Louise Hammarskjöld, microbióloga de la Universidad de Virginia.