Mascarilla y distancia en la terraza de un bar: así contagia el coronavirus al aire libre

Con la llegada del buen tiempo, habrá más encuentros al aire libre: ¿estamos seguros tomando cañas en la terraza de un bar?
Calculamos el riesgo de contagio en una mesa compartida por seis amigos, según utilicen o no mascarilla y mantengan o no la distancia
No hay riesgo cero: en la simulación más realista de todas, el riesgo de contagio es del 10%
Llega el buen tiempo, el sol y el calor. Si a eso le unimos el descenso en la incidencia de la covid, el fin del estado de alarma y el aumento en el ritmo de vacunación, la tentación de relajarse será grande. Es probable que empecemos a ver las terrazas de los bares abarrotadas. Podemos juntarnos, por fin, y sabemos que la forma más segura de hacerlo es al aire libre. Pero esto, en España, supone además tomarse una caña o un vino en la terraza de un bar. Implica beber, comer, hablar, reírse… ¿Cuál es el riesgo de hacerlo?
El contagio de la covid en exteriores es mucho menos probable que en interiores, pero existe. No hay riesgo cero. La mascarilla y la distancia, elementos de protección fundamentales en interiores, siguen siendo muy importantes en el exterior. En NIUS hemos querido comprobar cuál es el riesgo de contagio al que nos exponemos cuando nos sentamos a tomar cañas en la terraza de un bar, según cumplamos o no con esas dos medidas de protección. Utilizamos para ello el simulador de la Escuela de Salud Pública de Harvard.
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El escenario: seis amigos de cañas en una terraza
El escenario, por tanto, es la terraza de un bar cualquiera. Elija su favorito y siéntese en una mesa con amigos.
- Son seis personas, una de ellas infectada (tiene covid pero no lo sabe)
- Pasan tres horas juntos: charlando, bebiendo, comiendo…
- Todos llevan mascarilla, una quirúrgica. Estimamos que ofrece un nivel de protección del 40% porque no va bien ajustada (que es lo habitual)
Hemos calculado cómo varía el riesgo de contagio en tres situaciones, según vamos modificando dos parámetros: el uso (o no) de mascarilla, y que se mantenga (o no) la distancia de seguridad entre los comensales (1.5-2 metros).
Simulación 1: con mascarilla y con distancia

En esta primera simulación, damos por supuesto que se mantienen las medidas de protección todo el tiempo. Los seis amigos llevan la mascarilla puesta siempre, mientras no comen o beben. Y mantienen una distancia de al menos metro y medio entre ellos. Vemos que el riesgo de contagio, en esas circunstancias, sería bajísimo: menor del 1%.
“Hay veinte veces más riesgo de contagio en interiores que en exteriores”, advierte Javier Ballester, catedrático de Mecánica de Fluidos en la Universidad de Zaragoza y miembro de la plataforma “AIREAMOS”. Hemos contado con su asesoramiento, para realizar los cálculos con el mayor rigor científico posible. Hay que tener en cuenta que el simulador está pensado para interiores, por lo que hemos ido adaptando el resto de parámetros a lo que sería más cercano a un exterior. Pero los resultados no son exactos, son siempre aproximaciones.
Simulación 2: sin mascarilla y sin distancia

Si simulamos que ninguno de los comensales cumple con las medidas de protección (se quitan la mascarilla todo el tiempo y no respetan la distancia), vemos que la cosa cambia, y mucho. Porque el riesgo de contagio sube hasta el 25%.
Simulación 3: con mascarilla y sin distancia

Suponemos ahora que no hay distancia entre los comensales, que pasan las tres horas muy cerca. Sólo cambiamos ése parámetro, el de la distancia, pero sí llevan mascarilla puesta mientras no comen ni beben. Esta sería la simulación más cercana a la realidad. Y aquí, el riesgo de contagio es mucho menor que el caso anterior, pero si lo comparamos con la primera simulación, vemos que es mucho más alto: se eleva al 10%.
¿Qué pasaría sin mascarilla pero con distancia?
¿Qué pasaría sin mascarilla pero con distancia?
Habría un cuarto escenario posible, y quizá sea el más interesante desde el punto de vista teórico, para entender la importancia de las medidas de protección. Nos referimos a no usar mascarilla porque se mantiene la distancia todo el tiempo (al menos 1.8 metros entre comensales). El escenario es irreal, en la práctica. Porque nadie se sienta a dos metros de otra persona en la terraza de un bar. Pero hemos realizado los cálculos. Y el resultado es muy revelador.
Si los seis amigos pasan las tres horas sin mascarilla, pero mantienen esa distancia de seguridad entre ellos todo el tiempo, calculamos el riesgo de contagio y resulta que es menor de 1%. Es decir, similar al que tenían cuando utilizaban ambas medidas de protección. ¿Por qué ocurre esto?
“Porque cuando estamos en exteriores, si estamos lejos, da igual lo que pase. Aunque no lleve mascarilla, el aire que circula renueva el aire que yo estoy respirando. En el exterior, si hay distancia suficiente, no hace falta mascarilla”. Así de tajante y de claro se muestra Ballester. Pero, a la vez, insiste. “La convención es que la distancia mínima son dos metros. Yo propondría más: no usar mascarilla siempre que al menos haya tres metros, aunque sea en un exterior. Cuando rebasamos esa distancia, el exterior ya no nos protege”.
En la terraza de un bar, estos dos, o incluso tres metros no son realistas, por lo que no puedes estar sentado sin mascarilla. Ballester lo explica utilizando la metáfora del humo del fumador, que es como mejor se entiende el contagio por aerosoles. “Estamos sentados en torno a una mesa, y aunque sea en un exterior, ese humo le llega al de enfrente. Si está a un metro le llega, a dos casi seguro que no, y a tres no le llegará nada. Si estamos sentados en torno a una mesa hace falta mascarilla, o al menos minimizar el tiempo sin mascarilla. Porque no se cumple esa distancia mínima”.
Apunta Ballester, además, otro factor que no se está teniendo en cuenta a la hora de organizar las terrazas de los bares. “La distancia es importante, tanto en mi grupo como entre las personas de las distintas mesas. La distancia se está midiendo entre mesas, y eso está mal, habría que medirla entre personas”.
Consejo: no sentarse de frente
Tras realizar estas simulaciones y calcular los riesgos de contagio, Ballester concluye con un par de recomendaciones importantes. “Una recomendación básica es no sentarse uno frente a otro. Cuando estás comiendo, bebiendo y hablando sin mascarilla, ocurre lo que pasaría con el humo si estuvieras fumando. Yo preferiría ponerme al lado del fumador, no enfrente”.
Igual de importante es “minimizar el tiempo sin mascarilla: quitarla solo para comer y beber”. Volviendo a nuestras simulaciones, nos preguntamos: ¿en tres horas, cuánto tiempo dedicamos a eso? “Probablemente un 10%, no más”, calcula Ballester. Ya hemos visto, en las simulaciones, que si el resto del tiempo la llevamos puesta estaremos reduciendo mucho el riesgo de contagio.
La regla "dos de tres"
De momento, Ballester confiesa que, “con los números que tenemos ahora mismo, yo mantendría la obligación de llevarla, excepto en exteriores en los que se respete la distancia”. Pero la realidad va por otro lado y países como EE.UU. ya están planteando eliminar su obligatoriedad incluso en interiores, si uno está vacunado.
Por eso, es importante que conozcan y memoricen una regla muy básica que les ayudará a evitar contagios, sobre todo si todavía no les haya llegado la vacuna. Consiste en cumplir siempre con, al menos, dos de estas tres condiciones:
- Mascarilla
- Distancia
- Aire libre
La regla se conoce como “dos de tres” y la plantea desde hace tiempo Linsey Marr, profesora de Ingeniería Civil y Ambiental en Virginia Tech y una de las principales expertas mundiales en transmisión viral. "Si estás al aire libre, necesitas estar distanciado O llevar mascarilla. Si no estás al aire libre, necesitas distancia Y mascarilla”.
La propia Marr explica, en el New York Times: "Así es como he estado viviendo durante el último año. Todo se reduce a mi regla de dos de tres". Y Ballester la secunda: “Los cálculos del riesgo de contagio que hemos hecho quedan perfectamente reflejados en esa regla dos de tres”.