La vacuna de Oxford y AstraZeneca: 90% de eficacia con una dosis menor, que permite vacunar a más gente


AstraZeneca ha probado su vacuna en diferentes dosis
La efectividad media ha sido del 70,4%. La dosis más efectiva ha alcanzado el 90%
Es la tercera vacuna que comunica resultados. Moderna y Pfizer rondaron una eficacia del 95%
La vacuna impulsada por la universidad de Oxford y AstraZeneca, denominada AZD1222, también ha demostrado una eficacia media del 70,4%, según ha comunicado la empresa este lunes. Pero la mejor noticia es que esa eficacia media incluye diferentes regímenes de dosificación. Uno de ellos proporcionó un 90% de eficacia y el otro, un 62%, según el análisis provisional realizado de los resultados del ensayo de fase 3, después de haberse contagiado 131 participantes.
En ninguno de los regímenes de dosificación se han registrado incidentes de seguridad ni efectos secundarios graves. El profesor Andrew Pollard, investigador jefe del ensayo, ha asegurado que "estos resultados muestran que tenemos una vacuna efectiva que salvará muchas vidas. Hemos descubierto que una de nuestras dosificaciones puede tiene una efectiva de alrededor del 90% y si se usa este régimen de dosificación, se podrá vacunar a más gente con el suministro de vacunas planeado".
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Los participantes de los ensayos en Reino Unido y Brasil que se han analizado hasta ahora recibieron dos dosis, pero en unos casos la primera inyección contenía sólo media dosis. Esta dosificación menor es la que ha resultado ser más eficaz, una circunstancia que difícil de explicar. Hay que tener en cuenta que mientras que la dosificación más eficaz es la que cuentra con una muestra menor. Se probó en 2.741 personas, mientras que el régimen de dos dosis completas se administró a 8.895. El dato de eficacia comunicado por Oxford y AstraZeneca podrá variar (al igual que sucedió con Pfizer) a medida que se incluyan datos de más participantes en los ensayos clínicos.
Las vacunas de Pfizer y Moderna han arrojado en sus primeros resultados de fase 3 datos superiores de eficacia, de alrededor del 95%, pero la de Oxford puede suponer algunas ventajas, sobre todo en países con menor capacidad económica.
No necesita temperaturas extremas
La vacuna de Oxford y AstraZeneca fue la primera adquirida por España, que tiene comprometida la entrega de 31,5 millones de dosis, con las que se preveía vacunar a unos 15 millones de personas. Esos cálculos podrían variar ahora de manera favorable.
Otra de las ventajas de esta vacuna respecto a las otras dos que han comunicado resultados de fase 3, Moderna y Pfizer, es que puede almacenarse, transportarse y manejarse con una refrigeración normal, de entre 2 y 8 grados centígrados.
Oxford también asegura que tiene indicios de que su vacuna previene la transmisión del virus porque reduce las infecciones asintomáticas. Al menos, aseguran que en el grupo que recibió la vacuna se produjeron hubo menos contagiados asintomáticos que en el grupo que recibió el comparador (una vacuna contra el meningococo o un placebo, según el ensayo). Los investigadores asumen que la evidencia para esta afirmación es aún frágil. De hecho, sólo se rastrearon infecciones asintomáticas en los participantes de Reino Unido. En el ensayo de Brasil los test de diagnóstico sólo se utilizaron con las personas que presentaron síntomas, al igual que en el de Estados Unidos, cuyos resultados aún no han sido analizados.
El análisis de los resultados continúa y se espera poder valorar cuánto tiempo dura la protección proporcionada por la vacuna. Con los datos obtenidos hasta ahora, Oxford asegura que la vacuna ofrece protección a personas de todas las edades y que induce una respuesta robusta tanto de anticuerpos como de células T, que son las encargadas de eliminar las células infectadas por el virus. Las cifras conocidas hoy han sido explicadas en comunicados de prensa y aún no han sido analizadas ni revisadas por la comunidad científica, al igual que sucede con las vacunas de otros competidores.
La vacuna de Oxford y AstraZeneca utiliza una tecnología diferente de las que habían comunicado resultados hasta ahora. Las de Pfizer y Moderna está basada en ARN mensajero, mientras que la de Oxford está realizada a partir de un adenovirus de chimpancé, un virus inactivado de resfriado común modificado genéticamente para que no infecte a los humanos y para que induzca una respuesta contra la proteína S del SARS-CoV-2.