Inconvenientes de una aplicación de móvil contra el coronavirus: privacidad, ciberataques, masa crítica...


El Gobierno española apuesta por una solución a nivel europeo.
Si la tecnología puede salvar vidas, ¿por qué no sacarle el máximo partido? La respuesta parece sencilla, pero cuando el éxito de esa tecnología se basa en el uso de datos personales, la contestación se complica.
España sigue apostando por una solución a nivel europeo: una aplicación de móvil o un sistema parecido que permita seguirle la pista a personas que hayan estado en contacto con un caso positivo de coronavirus. El epidemiólogo de cabecera del Gobierno, Fernando Simón, tiene sus dudas: "Se está trabajando en estas opciones. Pero tenemos que saber qué valor añaden".
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En qué fase está todo esto. Este martes los ministros europeos de telecomunicaciones “cambiarán impresiones sobre el uso de aplicaciones de rastreo y de los datos de las comunicaciones electrónicas” para hacer frente a la epidemia. Es decir, se va a empezar a hablar del tema a nivel comunitario. Europa es el lugar con la ley de protección de datos más restrictiva, no parece que el tema vaya a ser ni fácil ni rápido.
Lo que hay en España. En nuestro país no hay ninguna aplicación pública que permita hacer un seguimiento de los casos a través de la información de los móviles. La única aplicación que existe es para evaluar los síntomas de la enfermedad. Se ideó para descongestionar las líneas telefónicas. En este caso el usuario ya proporciona datos personales. El Ministerio de Sanidad asegura que tratará esta información con fines estrictamente de interés público de acuerdo a la normativa vigente. Pero esta aplicación no nos “sigue” para saber dónde estamos.
Casos de éxito. China y Corea del Sur han utilizado la información de los móviles de la gente para aislar al virus. Mensajes para alertar a la población de si ha viajado en el mismo tren que una persona infectada, o también para conminar a alguien a cumplir el confinamiento.
- El miedo que existe es que los Gobiernos aprovechen el coronavirus para controlar la vida privada de la gente. En otros países de África los datos de los móviles se han utilizado con éxito para prevenir la expansión de enfermedades como el ébola.
¿Cómo funciona? Con la tecnología bluetooth. Es una especie de dialecto que hablan los móviles cuando se cruzan en el tren, en una tienda, en la oficina...
- Proximidad de móviles. Intercambian mensajes sin que el usuario tenga que hacer nada. La aplicación que te mande una alerta si has estado en contacto con una persona infectada.
- Voluntariedad. Para que eso ocurra, el enfermo tiene que autorizar a que alguien acceda a los datos de esas interacciones encriptadas de su móvil y alerte a sus contactos. Y ahí es donde se han encontrado con problemas algunos países.
Singapur. Este país utiliza la tecnología desde el primer día. Comenzaron con un mapa en tiempo real del número de contagios, dónde habían estado y en qué lugar residían. Luego con visualizaciones sobre posible punto de contacto y relación entre los casos.
- El día 21 de marzo el Gobierno dio un paso más: lanzó una aplicación voluntaria, ‘Trace Together’, para seguirle la pista al virus a través de las señales de bluetooth de los móviles. El experimento no funcionó porque muy poca gente se instaló esta aplicación: solo el 12% de la población de Singapur.
Australia 'chantajea' a sus ciudadanos. Les ha dicho que el ritmo de la desescalada dependerá de cuántos se apunten en una aplicación de móvil que les informa de que han estado en contacto con un caso positivo.
Las grandes tecnológicas se suman. En una insólita alianza, Google y Apple trabajan en diseño de una aplicación que sirva para todos los teléfonos. Además las tecnológicas facilitarían que el usuario encontrara esa app dentro del inmenso mundo de las aplicaciones de móvil: aparecería en la pantalla inicial cuando se actualizara el sistema operativo. El usuario solo tendría que activarla.
Ventajas. La velocidad.
- Un virus que se propaga a la velocidad del coronavirus convierte en fundamental atajar cuando antes la cadena de contagios.
- Hasta ahora el Gobierno utiliza los servicios de atención primaria para hacerlo. Pero este sistema no es rápido. Se necesitan horas y días. La tecnología aceleraría el seguimiento y control.
Inconvenientes:
- Masa crítica. El principal el número crítico necesario para que funcione. De nada sirve una aplicación de rastreo de contactos si hay muy poca gente que la utilice. Se calcula que haría falta que el 60% de la gente la utilizara.
- Contagios que escapan al móvil. El coronavirus, señalan otros expertos, no solo se transmite por estar cerca de alguien enfermo: también permanece mucho tiempo en determinadas superficies. En el caso de que el contagio fuera por esta última razón el bluetooth no serviría de mucho.
- Privacidad. Seguirle la pista al virus con los datos móviles supone acceder a información muy relevante sobre nosotros: dónde hemos estado y si estamos enfermos.
- Ciberataques. Aunque se guarden todos esos datos de manera privada y anónima no estarían exentos del riesgo de sufrir un ciberataque. No cuesta mucho imaginar las consecuencias para el sistema de un ataque que dispare miles de falsos positivos.
"Una app voluntaria operada por actores anónimos es un campo abierto al troleo", escribe en su blog el profesor de Informática de Cambridge, Ross Anderson. "La gente más 'imaginativa' puede colgarle el móvil al perro y dejar que corra por el parque, los rusos la usaran para causar pánico y ciberataques y el Jaimito de turno dirá que tiene síntomas para que manden a todo su clase a casa".
Todo esto le lleva a concluir: "Debemos llamar mierda a la mierda cuando la vemos”. Mucho más políticamente correcto, nuestro Fernando Simón dice que "hay que tener mucho cuidado, pueden aportar mucho pero primero hay que saber qué van a aportar y estar seguro de que no vulneran estos derechos".