Nuestra vida, en gran parte, ya depende del móvil, pero el coronavirus podría hacer que dependa mucho más. Salir a la calle, ir a trabajar, hacer la compra, o coger el metro. Cada uno de nuestros movimientos podría depender, en un futuro muy cercano, del color que emita la pantalla de nuestros móviles. Verde: puedes pasar. Ámbar o rojo: prohibida la entrada, no salgas de casa.
Es la realidad que viven ya millones de personas en China, una medida que se implantó en ese país el 11 de febrero, en mitad de la crisis del coronavirus, y que aún mantienen.
Se trata de una aplicación (app) que se basa en el big data y en la telefonía móvil. Permite controlar los movimientos de los ciudadanos y contener la propagación del virus.
La aplicación genera un "código de salud" basado en colores. Es un código QR (código de respuesta rápida), como el que se usa en la entradas de cine o en los billetes de avión que guardas en tu teléfono, que indica si estás sano o no.
Ese pequeño código de barras cuadrado es el salvoconducto digital para poder hacer vida normal.
Para lograr ese código el gobierno chino puso en marcha una página de registro en ella se tenía que :
Los códigos de salud son un rastreador del movimiento de las personas al menos en lugares públicos. El código QR queda registrado cuando llegas a algún edificio o montas en transporte público. Si se diagnostica un caso, las autoridades pueden rastrear dónde ha estado esta persona e identificar a todos los individuos con los que ha tenido contacto.
China desarrolló esa tecnología con ayuda de dos empresas. Los dos emporios de internet del país: Alibaba y Tencent. Ambas compañías tienen una amplísima implantación en China y fue sencillo incorporar esas app de salud en sus smartphones ( teléfones inteligentes).
En menos de un mes, a mediados de marzo, más de 500 ciudadades chinas tenían operativo el código QR o salvoconducto digital. Y aunque la pandemia en China parece controlada, y algunas ciudadades ya han eliminado el uso del QR para hacer normalidad, todos los residentes y visitantes que salen de Hubei y Wuhan deben tener un código QR verde en sus teléfonos.
Si bien el código QR permite controlar el contagio del coronavirus, existen problemas a la hora de implantarlo. La primera es la seguridad en cuanto a la confidencialidad de los datos.
Jason Lau,experto en privacidad y profesor de la Universidad Bautista de Hong Kong , en una entrevista recogida por CNN alertaba de la dificultad de controlar esos datos. "¿Cómo determinamos cuándo termina la pandemia real? ¿Quién es la persona que va a ser la que diga: 'OK, la pandemia ha terminado, eliminemos los datos".
Otro de los escollos ha sido la evaluación de los síntomas. En algunas ciudades un estornudo fruto de una alergia era suficiente para que te endosaran el código rojo, mientras que en otras las medidas eran más laxas.
Además en China no todas las ciudades admitían los códigos de otras zonas, por lo que era complicado desplazarse.
Singapur ya ha implantado una aplicación similar, también Rusia. Japón lo está estudiando y en España hay varios prototipos, en estudio avanzado, desarrollados por grandes compañías, a la espera de que gobierno y administraciones autonómicas se pongan de acuerdo en su implantación.