Así afecta la ceniza volcánica a los motores de los aviones


La alta presión y temperatura de la cámara de combustión del motor hace que la ceniza se solidifique y "atasque" el motor
El primer incidente de este tipo se registro en 1982, cuando un vuelo de British Airways sobrevolaba Indonesia
La ceniza también puede causar daños a los aparatos de medición y a los cristales de la cabina
En abril de 2010 la erupción del volcán islandés Eyjafjallajökull causó la cancelación de 95.000 vuelos en Europa apenas una semana y 10 millones de pasajeros se quedaron en tierra. Lo que para muchos fue un quebradero de cabeza, era necesario, ya que la ceniza volcánica puede dañar gravemente los motores de los aviones.
Una situación que se repitió con la erupción actual del volcán Cumbre Vieja en La Palma. Tras el comienzo de su actividad el pasado domingo, el gestor de la navegación aérea en España, Enaire, recomendó a las aerolíneas, como medida preventiva, evitar volar a la Isla Bonita. Aunque el aeropuerto sigue abierto, desde este jueves se han establecido restricciones más claras todavía. La Delegación del Gobierno en Canarias ha establecido dos zonas por las que no podrán pasar vuelos comerciales: una entre Tenagua y Tiguerorte y otra en Las Norias.
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Entonces, ¿qué podría pasar si un avión estándar se encuentra en medio de una nube de ceniza? Una investigación llevada a cabo por un grupo de vulcanólogos y publicada en Nature Communications en 2016 lo detalla.
La ceniza "atasca" el motor
Se considera ceniza volcánica a las particulas de roca y mineral expulsadas por un volcán cuando son menores de 2mm. En una erupción como la ocurrida en La Palma, el magma se descomprime a medida que sube, creando burbujas de gas. Esto causa la fragmentación: las burbujas se expanden violentamente desgarrando el magma y cuando llegan a la atmósfera se solidifican en partículas de ceniza.
¿Y cómo algo tan minúsculo como un grano de azúcar puede ser un problema para un avión que pesa toneladas? Cuando la ceniza se mete en la cámara de combustión del motor, se produce un fenómeno llamado sinterización: la alta presión compacta el polvo y las altas temperaturas (1.200-2.000ºC) en el interior del mecanismo hacen que se solidifiquen, adhiriéndose a las hélices. Así, estas partículas sólidas pueden causar que las turbinas se paren en pleno vuelo.
El proceso más temido es la sinterización: las partículas se compactan y solidifican, lo que puede parar el motor
Pero los problemas no terminan ahí. La ceniza puede bloquear todos los conductos de ventilación, que son los encargados de permitir la entrada de aire frío y regular la temperatura del motor. También puede causar daños al fuselaje del avión. Dependiendo de la virulencia con la que se mueven las partículas y su composición puede rallar los cristales de la cabina, impidiendo la visión del piloto. Asimismo, puede dañar los aparatos de medición de los que dependen maniobras como el despegue y el aterrizaje.
1982, el año del cambio
El primer incidente registrado de este tipo fue en 1982, cuando un avión de British Airways resultó afectado al volar a través de una nube de cenizas sobre Indonesia. El vuelo británico no consiguió reiniciar los motores al principio, pero al poner una y otra vez el motor hacia arriba para limpiar los conductos de aire, el piloto, Eric Henry Moody, logró sacar toda la ceniza.
Como resultado de ese incidente, fueron cambiados los procedimientos de emergencia. Antes la recomendación era aumentar la potencia del motor, lo que resultaba contraproducente, al aumentar la temperatura. Ahora los manuales indican al piloto que baje la potencia y que pierda altura para "escapar" la nube. Además, cuando se detecta ceniza volcánica, se suele declarar una zona de peligro de 120 millas náuticas en torno al lugar de origen y los vuelos se prohíben en las zonas contaminadas.