Cómo cuidar las plantas de tu hogar y no morir en el intento


Tener unas plantas de interior longevas y bonitas tiene mucho que ver con el lugar en el que las coloquemos
Algunos errores frecuentes en el cuidado de plantas son el exceso de riego o la falta de abono
Para asegurarnos una relación duradera con nuestras plantas, podemos elegir variedades que requieran pocos cuidados
Te encantan las plantas, las cuidas y las mimas, pero no hay manera, todas acaban languideciéndose y no sabes el por qué. Seguramente, muchos de nosotros tenemos esta relación complicada con nuestras plantas de interior, pero para que esta pase a ser más fácil y duradera, te contamos algunos consejos que quizás estés pasando por alto.
1. Elegir plantas resistentes

Si no somos expertos en el cuidado de plantas, quizás lo mejor será optar por aquellas variedades que requieran menos cuidados para sobrevivir como ficus, cactus, cintas, potus, cheflera, drácenas, sansevieria, crasas, aloe vera, hiedra, palmera de salón, dalia o violeta africana.
Si tienes mascotas, es importante que revises la toxicidad de las plantas antes de adquirirlas, ya que, por ejemplo, los ficus, drácenas, pota, hiedra o monstera pueden poner en peligro la salud de tus perros y gatos.
2. Colocarlas en el lugar idóneo

Debemos tener en cuenta que el origen de todas las plantas reside en el exterior y, por ello, muchas veces nos es difícil conseguir que sobrevivan dentro del hogar.
Así pues, hay algunos parámetros que quizás no tenemos en cuenta, pero que pueden marcar la diferencia en el bienestar de las plantas:
- La luz: las plantas necesitan lugares soleados para poder realizar su función básica, la fotosíntesis. Por ello, es necesario que se sitúen en lugares bien iluminados, pero sin que la luz del sol les dé de forma directa para que no se quemen sus hojas.
- La temperatura: las plantas de interior suelen encontrarse cómodas en un rango de temperatura que oscila entre los 15 y los 25 grados centígrados. Por ello, los cambios bruscos de temperatura pueden afectarlas muy negativamente, así como también el uso excesivo de radiadores o de aire acondicionado.
- La humedad: este factor también influye en el bienestar de nuestras plantas. Muchas de las plantas de interior tienen origen tropical, por lo que necesitan una humedad elevada para sobrevivir. Si la punta de sus hojas empieza a ponerse seca, es síntoma de falta de humedad. Lo podemos solventar pulverizando un poco de agua sobre las hojas (nunca sobre las flores).
3. Cambiarlas de maceta

Las plantas deben cambiarse de maceta en dos momentos principales. Cuando las acabamos de adquirir hay que cambiarles la maceta por una más grande y también añadir un sustrato adecuado para el tipo de planta. Si las dejamos con la tierra y la maceta original, será más difícil que sobrevivan porque suelen venir en tiestos pequeños y con sustratos de poca calidad.
Otro momento en el que deberemos cambiar de maceta a nuestras plantas, será cuando vayan creciendo y el tiesto que tengan se les empiece a quedar pequeño.
4. Regarlas sí, pero sin pasarse

Las plantas de interior necesitan un riego menos frecuente que las de exterior al encontrarse más protegidas de las inclemencias del tiempo.
Para saber cuándo regarlas podemos comprobar la tierra metiendo un dedo dentro para ver si hay humedad. Si la tierra está seca, deberemos regar, pero si está húmeda no hará falta. Hay que tener en cuenta que es mejor regar poco que mucho.
Para regarlas, lo mejor es hacerlo por arriba procurando mojar solo la tierra y nunca las hojas (estas deben limpiarse con un paño) y flores. También debemos asegurarnos de que los recipientes tengan un buen drenaje para evitar que nuestras plantas se ahoguen.
5. Abonarlas en su justa medida

La receta infalible para tener unas plantas longevas y bonitas son: luz, agua y un sustrato nutritivo. Si no abonamos nuestras plantas, pronto veremos síntomas de carencia de nutrientes.
Poner abono es especialmente importante en las épocas de crecimiento y floración. Normalmente, de primavera a otoño se recomienda poner abono líquido cada 15 días o colocar en la maceta un granulado de liberación lenta.
Es importante no pasarse con las dosis de abono para no quemar las raíces. Para evitarlo, podemos poner un poco menos de la cantidad recomendada.