Cómo limpiar una lápida de forma correcta

En el Día de Todos los Santos, se honra a los fallecidos, las familias van a los cementerios y muchas limpian las lápidas de sus seres queridos
Se desgastan con el paso del tiempo, ya sea por el efecto de la meteorología o porque se han acumulado líquenes
Se aplica una mezcla de agua con muy poco alcohol y se necesitan trapos o cepillos
El Día de Todos los Santos, que es el 1 de noviembre, se honra a los fallecidos y se suele asistir al cementerio para recordarlos. Muchas familias aprovechan esta fecha para limpiar la lápida y su entorno, a menudo maltrechos por el paso del tiempo, por el efecto de los fenómenos meteorológicos, o porque se ha ensuciado con líquenes. Te explicamos cómo limpiarla para deshacerse de estas suciedades:
Qué se necesita para limpiar una lápida
Hay que conocer los materiales y herramientas necesarios para limpiar correctamente una lápida. Es indispensable llevar un cubo con agua y muy poco alcohol mezclado en esta palangana. También hay que tener preparados dos o tres trapos de microfibra con los que se limpiará la lápida y otros dos para secar, una vez se haya terminado la limpieza. Una opción alternativa a los trapos son los cepillos.
Limpiar la lápida paso a paso
En primer lugar, es necesario eliminar la acumulación de polvo y suciedad que se ha generado con el paso de los días. Para ello, basta con pasar un trapo.
Tras quitar el polvo, remojamos uno de los trapos limpios en la mezcla de agua y alcohol. Posteriormente, se escurre el trapo para que no tenga un exceso de agua y, después, se pasa el trapo por la lápida. Es el mismo procedimiento que si usas un cepillo o incluso una esponja (aunque es mejor que sea de microfibra y suave).
Una vez se ha hecho esta fase, se puede coger un trapo, mojarlo con agua limpia y pasarlo por las zonas por las que se ha aplicado la mezcla de agua y alcohol.
Hay quien prefiere poner la mezcla en una botella pulverizadora. En este caso, el trapo se empieza a pasar una vez que ya se ha rociado la lápida con esta solución.
Por otro lado, el uso del jabón neutro (para mezclarlo con agua) es también habitual. Sin embargo, se tiene que ser especialmente cauteloso con el material del que esté hecho la lápida, ya que la aplicación del jabón puede desgastarla a la larga. Por ello, es fundamental comprobar exactamente en qué casos se puede aplicar el jabón neutro del que se disponga.
Ya casi para dejar terminada la limpieza, si se encuentra alguna imperfección, desperfecto o incrustación en el grabado, se puede recurrir a los cepillos (como los que se usan para limpiarse los dientes) o incluso se pueden usar bastoncillos de algodón.
Finalmente, se pasa un paño limpio y seco a toda la lápida para asegurarnos que no quede algo de jabón o esté muy mojada. El brillo de la lápida será mucho más visible.