Cómo mejorar mi autoestima

La culpabilidad, la infravaloración de nuestras propias habilidades o los pensamientos negativos pueden indicar una baja autoestima
La autoestima ayuda a gozar de mayor salud mental y gestionar mejor los éxitos y fracasos
El entorno, la educación y el apoyo que recibimos son factores que influyen en la configuración de la autoestima
Sentimiento de culpabilidad, infravaloración de las habilidades, pensamientos negativos, tristeza por no gustar a todo el mundo, complejos o autoexigencia elevada. Estos son algunos de los signos que suelen denotar una baja autoestima.
La autoestima es un pilar imprescindible para gozar de mayor salud mental y para gestionar con equilibrio y sensatez los éxitos y los fracasos, los momentos alegres y los tristes o estar en compañía o solo. Ya que es un eje vital muy importante, te explicamos cómo reforzar tu autoestima.
¿Qué es la autoestima?
La Real Academia Española (RAE) define la autoestima como una “valoración generalmente positiva de sí mismo”. Atañe, por lo tanto, a todos los pensamientos, conceptos, imágenes, emociones y juicios que tenemos cada persona sobre nosotros mismos.
En estas percepciones nuestras, también entran aquellos marcos conceptuales que tenemos en la cabeza sobre lo que piensan los demás sobre nosotros y los aspectos que destacan para el resto de nuestra personalidad o físico.
Son muchos los aspectos que inciden en la construcción de nuestra autoestima, que vamos estableciendo a partir de los 6 años, aproximadamente. Al principio, solemos tener una valoración muy positiva de nosotros mismos, pero conforme nos hacemos mayores, particularmente en la fase de preadolescencia y adolescencia, podemos tener más sensaciones negativas sobre nuestra personalidad, nuestras habilidades o nuestra presencia física. La comparación con los demás es mayor a medida que los niños van creciendo.
La educación familiar, el apoyo de nuestros seres más queridos, las amistades del colegio o de otros sitios, el rendimiento académico o las imágenes y vídeos que les llegan a los niños tienen un papel muy determinante en el nivel de autoestima de una persona. A nivel particular, el hecho de ser muy exigente consigo mismo, de no saber poner freno a las faltas de respeto que se pueden sufrir o sentirse mal con uno mismo por malas experiencias, por no ser tan sociable o no tener el mismo nivel adquisitivo que otra persona también son factores a tener en cuenta.
El impacto más frecuente de una baja autoestima es un estado de ánimo decaído y, muchas veces, una sensación de vacío y de tristeza significativos. Esto causa apatía, lo que hace que la vida social de una persona que no se valora positivamente sea escasa, que pueda sufrir episodios de ansiedad o de trastornos alimentarios o sentirse inferior a los demás.
Es imprescindible revertir esta tendencia cuando esto ocurre por el bien de la salud física y mental de esta persona. Existen numerosos métodos para ponerle remedio y poner en valor las habilidades y capacidades de uno mismo para ganar confianza.
Prácticas que ayudan a mejorar la autoestima
Todas las personas tenemos debilidades, pero también fortalezas. Todos tenemos cosas que nos gustaría corregir de nosotros mismos, pero también hay otras que se nos dan estupendamente bien. El primer paso, sin duda, es reconocerse a uno mismo y aceptarse tal y como una persona es sin dar ningún tipo de importancia a aquellas voces que menosprecian sus capacidades.
Para hacer este ejercicio, que puede ser simplemente mental, puede servir una hoja y un bolígrafo para escribir todo lo que creemos que nos identifica y que forma parte de nuestra esencia. Es, en cierta forma, realizar una especie de inventario propio, en el que se incluyen los aspectos psicológicos, emocionales, físicos, las relaciones con los demás, la capacidad de estar en solitario, las destrezas y otras muchas áreas más.
Una manera de acabar con los pensamientos negativos sobre uno mismo es cambiar el foco y la perspectiva, es decir, centrarse más en las virtudes que en los defectos y no ser tan autoexigente, siendo conscientes de nuestras propias limitaciones. Además, todos podemos tener errores y la mejor manera de enmendarlos es aprender de ellos y ser conscientes que las aptitudes las seguimos desarrollando en cualquier momento de la vida.
Por otro lado, para sentirse mejor, también es bueno hacer lo que realmente nos apetece y nos conviene. Escuchar más los deseos de nuestra mente y cuerpo favorecerá una mejor autoestima. En paralelo a este consejo, no temas a la discrepancia: si no estás de acuerdo con alguien, no tienes por qué darle la razón o hacer lo que esta persona diga.
Sentirse orgulloso de uno mismo, valorarse, quererse y aceptarse forma parte del camino hacia una mejor autoestima.