Cómo se reciclan las baterías de los coches eléctricos

Con el auge de los coches eléctricos, en la próxima década se acumulará un volumen muy importante de baterías cuya vida útil habrá acabado
Ante este reto, se han encontrado fórmulas para poder reutilizar estas baterías e incluso poder reciclar parte de sus componentes
Muchas baterías pueden tener una segunda vida con otra función, como puede ser la de almacenar electricidad generada por energías renovables
La movilidad eléctrica crece a pasos agigantados. En 2020, las matriculaciones de los vehículos electrificados subieron un 64% respecto al año anterior, según la Asociación Española de Fabricantes de Automóviles y Camiones. Es, de hecho, un porcentaje muy similar a la media europea. Hay países, como por ejemplo Noruega, en los que más de la mitad de las matriculaciones que se registran en un año son de coches híbridos y eléctricos.
Todo y que este indicador apuntala la conciencia ecológica y los beneficios para el medio ambiente son notables, uno de los retos a los que se enfrenta la industria es qué hacer con el enorme volumen de baterías de los coches eléctricos cuando su vida útil haya terminado. Estas baterías suelen agotarse al cabo de diez años, aproximadamente. El crecimiento de la venta de estos coches también implica tener que dar una respuesta a qué hacer con este previsible volumen de baterías amortizadas en la próxima década.
Para ello, hay que tener en cuenta que estas baterías contienen materias primas, tales como el litio, el cobalto, el níquel o el manganeso. Estas materias primas tienen un alto coste y la extracción de algunas de ellas tiene un considerable impacto ambiental, por lo que tratar de recuperarlas para darles un nuevo uso es una alternativa sostenible y también eficiente desde el punto de vista económico.
Qué hacer con las baterías de los coches eléctricos cuando se agotan
Las administraciones, las empresas del automóvil y las organizaciones ecologistas han trabajado durante años para estudiar la viabilidad de dar un nuevo uso a las baterías de los coches electrificados amortizadas y cuyo rendimiento es inferior al 70% de su plena capacidad.
Precisamente, el hecho de que no pierdan por completo su capacidad de almacenamiento es lo que puede permitir dar una segunda vida a la batería, siendo posible su reutilización. En este caso, el cliente notifica a la marca de su vehículo que ha perdido autonomía de su coche a causa del desgaste de la batería y esta empresa hace las gestiones oportunas para buscar qué nuevo uso puede tener.
Además, la marca reemplaza la batería por otra nueva o, si su funcionamiento no está tan afectado, se cambian algunas piezas que hacen que el rendimiento siga siendo bueno.
En muchos casos, estas baterías se están reutilizando como sistema de almacenamiento de electricidad para los hogares a partir de energías renovables. Para hacerlo posible, se agrupan e interconectan un número determinado de baterías para que garanticen y, si es posible, mejoren el suministro de electricidad.
Otra opción habitual es aprovechar estas baterías para que funcionen como un generador de electricidad, reemplazando a aquellos que funcionan con gasolina y hacen mucho ruido.
Para más inri, las baterías de los coches eléctricos se pueden reciclar. El proceso es más lento y algo más costoso, pero el resultado es muy interesante. Una de las posibilidades es hacer un despiece muy minucioso de toda la maquinaria, y se separa el material como el acero, los cables o los componentes electrónicos.
La otra opción pasa por triturar la batería, secar lo que haya resultado de este proceso y, finalmente, tamizar todo lo que haya resultado tras estas dos fases. Con este paso, se obtienen materiales como el níquel, el cobalto, el litio o el manganeso. Al obtener esta materia prima, se pueden fabricar nuevas baterías tras haber sido reciclada.