Cómo superar el síndrome posvacacional


Aunque no se considera un trastorno como tal, el síndrome posvacacional afecta a muchas personas en su vuelta a la rutina tras las vacaciones
Está muy relacionado con el cambio de ritmo, el tipo de vacaciones y la motivación
Para superar el síndrome posvacacional hay algunas sugerencias que pueden ayudar a facilitar la transición de las vacaciones a la rutina
Pasar de la vida relajada de las vacaciones sin horarios ni obligaciones a entrar de nuevo a la vida rutinaria y ajetreada no es tarea fácil. Incluso, muchas personas padecen lo que comúnmente conocemos como síndrome posvacacional.
El momento cúspide de este síndrome ocurre en septiembre, tras la finalización de las vacaciones de verano. Aun así, debe saberse que “no está aceptado como un trastorno; se habla de síndrome posvacacional cuando coloquialmente nos referimos a las dificultades y al proceso de adaptarse a la vida activa”, explica la doctora Connie Capdevila, vocal de la junta de gobierno del Colegio Oficial de Psicología de Cataluña.
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¿Cuáles son los síntomas?
Los síntomas principales del síndrome posvacacional suelen estar relacionados con la ansiedad, la depresión leve, un bajo rendimiento laboral o académico y la desmotivación.
¿Por qué ocurre?
El síndrome posvacacional puede ocurrir por varios motivos que tienen que ver con características individuales o situacionales.
El cambio de ritmo es el principal activador, aunque también afectan el tipo de vacaciones y la motivación
“El cambio de ritmo es el principal activador. Nuestros cerebros son máquinas que hacen lo que pueden para adaptarse a los cambios, por lo que, cuando intentamos forzar la química del cerebro con cambios repentinos, nuestro cuerpo reacciona”, explica Capdevila. Asimismo, siempre es más fácil pasar de un estado de trabajo a uno de ocio que a la inversa.
Otros factores pueden ser propios del tipo de vacaciones que hayamos tenido, como el jet lag, su duración, si han sido de mucha actividad o, por el contrario, de desconexión completa. Todo esto puede hacer que estemos más cansados o que la vuelta suponga un choque mayor con nuestro día a día.
Además, Capdevila apunta a un factor determinante: “La motivación tiene mucho que ver: el hecho de si nos gusta o no lo que nos espera a nuestro regreso hace que comparemos lo que teníamos mientras estábamos de vacaciones con lo que tenemos ahora”.
¿Cómo podemos superarlo?
Las recomendaciones aportadas por la doctora Connie Capdevila siempre empiezan con la prevención: “Es importante no volver de vacaciones la noche antes de empezar a trabajar, reducir el consumo de alcohol los días previos al regreso e ir acostumbrado el cuerpo a los horarios de sueño y de la rutina”.
Podemos superar el síndrome con prevención, espacios de bienestar e incorporando memorias de las vacaciones en nuestro día a día
Una estrategia que también puede ayudar es la de no decir adiós a las experiencias vividas, sino un "hasta pronto" para mantenerlas en nuestra memoria. Lo podemos conseguir recuperando alguna imagen que nos transporte a momentos de descanso y de felicidad de las pasadas vacaciones, lo que “las investigaciones demuestran que puede llegar a generar bienestar", asegura la doctora.
Otra manera más activa de incorporar las experiencias de las vacaciones a nuestra vida diaria y suavizar la transición es seguir vinculados con el lugar que hemos visitado y del que tenemos buen recuerdo. Por ejemplo, si hemos estado en Francia, una buena idea sería apuntarnos a cursos de francés, de cocina francesa o comer platos típicos del lugar.
Por último, Capdevila recomienda que cultivemos siete espacios de bienestar en nuestra vida diaria: “La concentración en nuestros objetivos personales y profesionales; la reflexión interna atendiendo a nuestros pensamientos y sensaciones; la conexión con otras personas; el juego y la creatividad haciendo cosas nuevas; conectar con el cuerpo y disfrutarlo; gozar de momentos de no hacer nada; y cuidar las horas de descanso”.