El expolio masivo del patrimonio artístico, un arma de guerra contra el corazón de la identidad de Ucrania


El robo de piezas de arte en Ucrania se compara ya con el expolio perpetrado por los nazis durante la Segunda Guerra Mundial
Pinturas, esculturas, piezas de la cultura Escita figuran entre el material saqueado por las tropas rusas desde el inicio de la invasión
El mercado negro y las subastas de arte, posibles vías de salida de las piezas robadas
Rusia está perpetrando en Ucrania el mayor expolio de obras de arte y patrimonio cultural desde el realizado por el Tercer Reich durante la Segunda Guerra Mundial.
Desde el inicio de la invasión, el 24 de febrero de 2022, miles de piezas únicas, de valor incalculable han sido saqueadas de una treintena de museos de arte y antigüedades en ciudades como Mariúpol, Jersón, Jarekov o Melitopol.
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Las autoridades ucranianas afirman que se trata de una operación orquestada desde la cúpula del Kremlin. Por un lado, se busca el beneficio económico con la venta en el mercado negro de las piezas robadas. Pero también se asesta un golpe a la identidad cultural de Ucrania, una identidad que por otra parte, Moscú siempre ha negado.
"No se trata de un soldado llevándose un cáliz y metiéndolo en su bolsa. Esto es a una escala mucho más grande", dice James Ratcliffe, de la organización Art Loss Register, la mayor base de datos del mundo sobre arte robado, antigüedades y bienes coleccionables.

Kiev acusa a Moscú de vulnerar la Convención para la protección de los bienes culturales en caso de conflicto armado (H.CP), firmada en 1954, tras el precedente de la Segunda Guerra Mundial, un tratado que los dos países en guerra han suscrito.
"Como si fuera basura"
The New York Times recoge el testimonio de Alina Dotsenko, que durante años dirigió el Museo Regional de Arte de Jersón, quien narra cómo grupos de militares rusos perfectamente organizados se llevaban al hombro "obras de arte como si fueran basura".

Sólo en Jersón, los investigadores y conservadores calculan que el expolio afecta a 15.000 piezas. Se llevaron estatuas de bronce de los parques, libros de valor histórico de las bibliotecas y hasta los restos de Gregory Potemkin, el favorito de Catalina la Grande.
"No estoy en shock, estoy furioso" ha afirmado el ministro de cultura ucraniano, Alexander Tkachenko.
Inventariar el robo
La justicia ucraniana, junto con los responsables culturales del país y la organización Art Loss Register trabajan para inventariar y documentar cada una de las piezas desaparecidas. También monitorizan subastas en todo el mundo para evitar que alguna de las piezas expoliadas acabe en manos del mejor postor.
Ya han identificado 2.000 piezas, la mayoría son óleos robados del museo de Jersón y piezas de arte Escita, con 2.300 años de antigüedad del museo de Melitopol.
"Todo el mundo en el mercado del arte tiene las alerta encendidas con este tema", asegura James Ratcliffe.
Quienes acuden a los museos del país ven hoy el impacto de la guerra, no sólo en el exterior, sino en vitrinas y paredes que muestran el vacío de las piezas ausentes. "Al robar nuestro Patrimonio, creen que no podremos seguir viviendo ni creando. Pero se equivocan", afirma el ministro de cultura Oleksandr Tkachenko.