20 años del Chillida Leku: la utopía soñada por Eduardo Chillida está de aniversario

El museo reabrió sus puertas en 2019 tras llegar a un acuerdo con la galería suiza Hauser & Wirth
El pasado 13 de marzo la escultura "Eye Benches III" de Bourgeois se convertía en la primera pieza en entrar en el universo Chillida
"Un día soñé una utopía, encontrar un espacio donde pudieran descansar mis esculturas y la gente pudiera caminar entre ellas como si paseara por un bosque", decía Chillida. Este 16 de septiembre se cumplen veinte años desde que el gran escultor vasco Eduardo Chillida viera materializarse su sueño, dos décadas en las que su Chillida Leku ha vivido de todo.
Hoy, sin Chillida (fallecido en 2002), sus herederos se enfrentan a un aniversario atípico, con mascarillas y gel hidroalcohólico, pero con esperanza. Ni la pandemia, ni los ocho años que estuvo cerrado, ni las agresiones o falta de apoyo han podido con el espacio Chillida Leku, por eso sus responsables afrontan el futuro con optimismo.
"Era algo esperable. Los números nos han parecido muy buenos para las expectativas que había y acabaremos superando estos momentos de incertidumbre", ha dicho a Efe Luis Chillida, presidente de la Fundación Eduardo Chillida-Pilar Belzunce, quien ha destacado la ventaja de ser un museo al aire libre.
En el Chillida Leku una treintena de esculturas del gran artista vasco se integran en el paisaje como si siempre hubieran formado parte de él. En el jardín, "las hayas, los robles y los magnolios conviven con las monumentales esculturas de acero y granito ubicadas en perfecto diálogo con el entorno", explican desde el museo.
Una celebración sencilla con música de Bach
El primer aniversario de la reapertura de Chillida Leku (tras ocho años de cierre), no se pudo celebrar en abril debido al confinamiento, pero sí se va poder celebrar ahora, aunque con una conmemoración sencilla.
Nada que ver con el gran acto que tuvo lugar el 16 de septiembre de 2000, cuando acudieron al caserío donde se extienden las campas de este espacio privilegiado, los reyes Juan Carlos y Sofía, el presidente José María Aznar y el canciller alemán Gerhard Schroeder, entre otras muchas personalidades.
Aunque sí habrá algo en común entre ambas celebraciones: volverá a sonar la música de Bach, el compositor preferido de Eduardo Chillida. En esta ocasión sonará en versión de jazz de la mano de los pianistas Iñaki Salvador y Alexis Delgado, que tocarán el día 19 en el exterior del museo.
El acto institucional se ha programado para el miércoles 16, cuando Amancio Prada interpretará el "Cántico Espiritual" sobre los textos San Juan de La Cruz, poeta por el que Chillida sentía gran admiración y a quien dedicó un gran número de obras.
Una celebración en paz
A diferencia de la inauguración, a la que asistió un Chillida ya enfermo, este aniversario tendrá lugar en una Euskadi en paz, con ETA ya desaparecida, una ETA que hace 20 años intentó robar el protagonismo al museo cuando colocando varios lanzagranadas apuntando al caserío. Afortunadamente la Ertzaintza las halló el mismo día 16 en un monte próximo, solo dos jornadas después de que la banda terrorista hubiera intentado asesinar al exconsejero vasco José Ramón Recalde.
La víspera de su apertura, la mujer de Chillida, Pilar Belzunce, y sus hijos Susana y Luis, dijeron en una comparecencia que apostaban por la "autonomía" de la familia para gestionar el museo, por lo que solo accedería a ayudas públicas para "proyectos muy concretos".
Las dificultades económicas
Chillida Leku funcionó sin ayudas públicas en los primeros años, hasta que la situación de déficit llevó a los herederos del escultor a negociar con las instituciones vascas la venta del museo, una operación que se frustró y que les obligó a anunciar un cierre temporal a partir de enero de 2011 que se prolongó ocho años. Durante ese tiempo solo había visitas bajo cita previa.
Por suerte el 10 de abril de 2019 se materializó su reapertura, lo que para el entonces ministro de Cultura José Guirao constituyó "la gran noticia de este periodo desde el punto de vista cultural".
El museo volvía a funcionar con normalidad gracias a los "compañeros de viaje" que los Chillida encontraron en la galería suiza Hauser & Wirth, con la que sellaron un acuerdo por el que la familia, que mantiene la propiedad del museo, iba a seguir desempeñando un papel clave en la nueva etapa.
Si para Luis Chillida el cierre fue el "peor momento" de estas dos décadas, la alianza con Hauser & Wirth supuso "la mejor noticia" para los herederos del escultor.
"En este largo recorrido ha habido de todo, pero para nosotros es muy importante el haber conseguido mantener el sueño de nuestros padres, incluso en momentos complicados. En ningún instante pensamos en tirar la toalla y lo que fue una utopía para mi padre, va logrando volver a ponerse en marcha ahora de una manera más enérgica. El balance no puede ser más positivo", afirma.
Una nueva etapa llena de optimismo
Con la incorporación de la galería, que vela por el patrimonio de creadores como Philip Guston, Allan Kaprow, Dieter Roth, Eva Hesse y Louise Bourgeois, la gran novedad fue el anuncio de que por primera vez Chillida Leku se iba a abrir a la obra de otros artistas.
El pasado 13 de marzo la escultura "Eye Benches III" de Bourgeois se convertía en la primera pieza en entrar en el universo Chillida y en inaugurar el programa "Obra invitada", pero esa misma jornada los responsables del museo comunicaron que éste permanecería cerrado desde el día 14 ante el avance de la COVID-19.
Reabrió el 20 de junio y, entre esa fecha y el 31 de agosto, recibió 14.000 visitas, una caída del 47 % respecto al mismo periodo del año anterior, una cifra que Chillida da por buena en las actuales circunstancias.
La participación en las actividades de verano se ha incrementado en un 60%, basicamente con asistencia de público local y joven, un reto que se había marcado para esta nueva etapa, ya que en la anterior etapa las visitas "se polarizaron hacia la gente de fuera".
En 2021 se mantendrá el programa "Obra invitada" y se organizarán nuevas exposiciones en este emplazamiento en cuyo exterior se muestran más de una treintena grandes esculturas de Chillida, y más de un centenar de menor tamaño entre las paredes del viejo y restaurado caserío Zabalag.