El mago Yunke, campeón del mundo: "La magia es el poder del asombro"

El ilusionista presenta un nuevo espectáculo 'Hangar 52', que podrá verse del 5 de diciembre al 12 de enero en Madrid
Se llama Salvador Vicent Martínez, es de Castellón, y ostenta el título de mejor mago en la categoría de 'grandes ilusiones'. Lo obtuvo en julio del año pasado en las 'Olimpiadas' organizadas en Corea por la Federación Internacional de Sociedades Mágicas FISM.
Se le conoce como 'El mago Yunke' y se ha hecho popular en medio planeta por sus trucos llenos de riesgo y misterio. "Yo prefiero llamarlos juegos, la palabra truco tiene connotaciones negativas, suena a truculento, tramposo, engañoso... y lo que yo hago son ilusiones".
Nos lo cuenta en pleno montaje de su próximo espectáculo 'Hangar 54', el mayor show de magia nunca estrenado en España, que llega a Madrid el 5 de diciembre tras estrenarse en China con tanto éxito que Yunke no puede allí ni andar por la calle.
Pregunta. ¿Qué tiene este espectáculo que sorprende tanto?
Respuesta. Pues que todo lo que va a ver la gente ha sido creado desde cero en mi propio taller. No es magia comprada en un catálogo o inventada por otros magos. No son juegos estándar. Son ilusiones inéditas que el público va a disfrutar por primera vez.
P. ¿Pero de verdad que hoy en día todavía es fácil sorprender a la gente?
R. Claro que sí. Cuando descubres cómo funciona el cerebro del ser humano puedes "engañarlo", entrar en la mente del espectador para hacerle ver cosas que son imposibles, pero no basta con que el efecto o la trampa sea buena, hay que conseguir emocionar a la gente contándoles una historia que les llegue.
P. ¿Qué tiene la magia para gustar tanto y a todos?
R. Tiene el poder del asombro, a eso no hay quien se resista. Tiene la ilusión, la curiosidad, la novedad... hasta la palabra misma nos engancha: magia, la utilizamos todos y la buscamos en cualquier ámbito de la vida.
P. Mágico es lo que ha vivido en China con este espectáculo...
R. La verdad es que no sé cómo ha ocurrido. Mi forma de trabajar es muy dinámica, con mucho ritmo, y a ellos, que son un pueblo tranquilo, les debe causar mayor impacto. Ver a un pelirrojo corriendo por el escenario debe parecerles exótico, al menos diferente (dice riéndose). Lo cierto es que llevo yendo desde el 2003 y el público ha cambiado mucho, en la forma de participar y hasta en la de aplaudir. Al principio daban tres palmadas y paraban, ahora se están españolizando y regalan hasta ovaciones. Es un país milenario, con mucha tradición, y cuando ven algo distinto que les impacta lo valoran.
P. Es lógico que aplaudan, es usted el mejor mago del mundo...
R. Bueno, he ganado una competición y me he llevado un título donde pone eso, pero en el mundo del arte no hay que creérselo mucho, porque quién es mejor que otro, dependerá de los gustos...quién es el mejor pintor o el mejor escritor, es alguien diferente para cada persona. Incluso si cambias al jurado igual cambiaría el premiado.
De todas formas el reconocimiento es importante porque hace que te esfuerces, que innoves, que hagas cosas nuevas y eso es el motor de la magia.
P. Su punto fuerte, de hecho, es la invención...
R. Sí, todo lo que hago lo invento. Tengo un taller de 900 metros cuadrados donde trabajamos a diario para construir efectos nuevos. Tanto sea para televisión como shows en directo, y para mi es el motor de mi vida, porque con la magia no busco ser conocido ni famoso, yo solo quiero hacer magia. No hay nada comparable a ese momento en el que creas algo que no existía, es maravilloso. Luego encima se remata con ese otro instante en que lo presentas ante la gente y ves su reacción.
P. ¿Qué truco le gustaría inventar?
R. Uff, uno que acabara con las enfermedades y la pobreza en el mundo. De conseguirlo ese sería mi mejor truco.
P. O sea, un imposible. No sé si llamarle iluso en vez de ilusionista...
R. (Se ríe) Nunca se puede decir que algo es imposible, va en contra de la esencia de un mago.
P. Volvamos a poner los pies en el suelo. ¿Con qué trucos reales nos va a sorprender en su espectáculo?
R. Solo te adelanto que incluyo el número estrella con el que gané el título mundial: El Hombre de Vitrubio, que le enseñé a David Copperfield y le impactó mucho; y otro que hago con un niño que es tremendamente emocionante, con él cierro mi espectáculo.
P. Cuántas horas ha echado para montar 'Hangar 54'?
R. Son muchos años, porque aunque tardes tres o cuatro años en construir lo que puede ser el espectáculo, detrás hay 25 años de dedicación absoluta a la magia, con muchísima pasión. Esto no se puede crear de un día para otro, es el resultado de años de trabajo y experiencia. Toda una vida, porque tengo 44 y ya a los 8 estaba haciendo juegos de magia.
P. Una curiosidad, Yunke... ¿por qué?
R. Pues también viene de niño. Mi abuelo era herrero y teníamos un yunque a la entrada de casa. Mis amigos empezaron a decir "vamos a casa del yunque", aquello se convirtió en apodo y luego en nombre artístico.
P. Un nombre sólido, como su carrera...
R. Digamos que un nombre de peso (se ríe), tenía que esforzarme en hacer algo único, aunque fuera por mi abuelo.
Lo que ha montado es una espectacular producción al nivel de Broadway o Las Vegas, que funde los mejores números de magia con increíbles efectos especiales de luz, fuego, música y sonido, pero sin perder la cercanía porque dice Yunke que la magia es eso "puedes utilizar proyecciones, pantallas...pero para convencer con la magia la gente necesita sentir, tocar, palpar.
La cita en Ifema (Madrid) desde el 5 de diciembre y hasta el 12 de enero. Los límites de lo imposible al alcance del público.