Hernán Zin: "Mi documental '2020' es el relato de los dos meses que nos cambiaron para siempre"


El director argentino estuvo grabando la lucha contra la pandemia en la primera ola
La película se estrena en los cines el próximo 27 de noviembre
Al reportero de guerra y director de documentales, Hernán Zin (Buenos Aires, 1971), el inicio de la pandemia le pilló haciendo Kitesurf en las playas de Tarifa. Y, como a muchos nos pasó, en un principio no le dio importancia.
Con más de 20 años de experiencia, Hernán ha sido testigo de situaciones terribles: la epidemia de ébola en África Occidental en 2011; en Somalia la muerte en un mes por cólera de unas 120.000 personas (casi en su mayoría niños); el desamparo que se vive en Siria y Afganistán... por eso, las primeras noticias sobre la covid no le impactaron. Hasta que volvió a Madrid en marzo. Lo que vio le llevó a rodar 2020, un documental donde retrata lo que pasaba mientras, encerrados en casa, esperábamos que acabara la pandemia.
2020: los 60 días que nos cambiaron para siempre
Al lunes siguiente de declararse el estado de alarma Hernán ya estaba en la puerta de un hospital, tratando de que le dejaran entrar: "Yo parto con ventaja con respecto a los medios de aquí, estoy acostumbrado a grabar en Gaza, en Afganistán, donde no se pide permiso. Allí te plantas con la cámara y ya, así que aquí hice lo mismo. Y claro que me pararon, pero yo iba con el artículo 20 de la constitución donde se establece el derecho a informar", cuenta con vehemencia.
Le costó conseguir los permisos, convencer a las autoridades de que era necesario contar lo que estaba pasando. Mostrar el dolor y el desconcierto. Para "humanizar", dice, para aprender, para prevenir. Para que todo lo que se estaba viviendo llegara a la gente aislada en sus casas.
"Lo tuve claro. Lo quería contar y no acepto un no por respuesta. Me han echado de muchos sitios, me han bajado de ambulancias, de hospitales, pero insistí. Lo que más me costó fue convencer a las autoridades que temían que le diera un sesgo político. Pero ayudó que vieran mi trabajo, mis documentales (Nacido en Gaza, y Nacido en Siria). Entendieron que podía dar una visión humana de todo el horror que estábamos viviendo.
Un horror que, cuando por fin le autorizaron, no esperaba tan duro, tan descorazonador, tan difícil de entender y asumir.
"He llorado muchísimo. La primera vez que entré en la UCI salí asfixiado. Ver todos esos cuerpos hinchados y boca abajo (les ponen así para que les sea más fácil respirar). 15 personas en una sala, en silencio, sufriendo. Teníamos todos los del equipo los nervios a flor de piel. Lo que estábamos viviendo era terrible", cuenta Zin, y añade: "Ver los hospitales saturados, los médicos exhaustos, los enfermos con miedo, era desgarrador y me afectaba. Pero tengo claro que ese es el camino. El día que deje de sentir lo que hago, cambiaré de profesión. Si no sientes, el público no siente", comenta justificando su llanto.
Y con esa premisa, en 2020 ha intentado que el espectador también sienta, que se acerque a lo que estaba pasando. Sin esconder pero sin regodearse, con delicadeza.
"Hemos grabado mucho más de lo que mostramos. Han sido 60 días sin parar. Teníamos escenas terribles dentro de las residencias de ancianos que no hemos creído necesario mostrar", explica.
Mi intención era hacer un relato de esos dos meses que nos cambiaron para siempre
"Mi intención era hacer un relato de esos dos meses que nos cambiaron para siempre", aclara. Y para lograrlo ha contado con testimonios de primera mano. Desde el vagabundo que se enfrenta solo a una ciudad vacía, a los médicos que trataban de luchar contra un enemigo que no conocían, pasando por bomberos reconvertidos en funerarios y con enfermos. Historias como la de Julio Lumbreras (1955), el paciente que empieza y acaba una película que quiere ser un homenaje a los que lucharon sin perder la esperanza.
Julio Lumbreras, la historia de final feliz
A sus 65 años, Julio Lumbreras fue de los primeros en enfermar en la localidad madrileña de Torrejón de Ardoz y estuvo 57 días en la UCI. Su historia recorre todo el documental. La cámara de Zin cuenta su despertar a la realidad, cómo los médicos le tuvieron que poner al día de lo que pasaba, su deseo por vivir y el final feliz de su recuperación.
Julio además, resume uno de los mensaje que el director querría que quedara tras ver su obra: "A mi antes no me importaba morir, pero ahora se que quiero vivir", dice un Julio renacido, y eso, dice el director, es lo importante.
Cuando todo pase vamos a apreciar lo que antes dábamos por sentado
"Eso es lo que vamos a sacar todos de esta pandemia. Cuando pase, cuando ya estemos tranquilos, vamos a disfrutar, vamos a preocuparnos de nuestra gente, vamos a apreciar lo que antes dábamos por sentado", reflexiona Zin.
Gabi, el médico al frente del caos
Otra historia que destaca en 2020 es la de Gabi Heras, un médico del Hospital de Torrejón de Ardoz. A través de su testimonio se relata el desconcierto, la lucha, el esfuerzo del profesional sanitario. "Gabi es un héroe sin duda. Aún cuando enfermó, solo quería volver para seguir peleando. Representa lo que se estaba haciendo en los hospitales. Como no se daban por vencidos", cuenta el director.
Además de Heras, en 2020 se escuchan los testimonios y vivencias de otros personajes que ayudan a entender lo que estaba pasando.
"Con Miguel sientes lo duro que es todo. Enterrador de toda la vida, nunca había vivido algo igual. Me conmovió su preocupación por el dolor de las familias, como trataba de encontrar un momento para consolarlas", aclara y explica que, para mostrar el número de muertos que se estaban produciendo, recurrió a una escena que no necesitaba palabras:
"En la funeraria de Madrid puse la cámara, y era uno, tras otro, tras otro, tras otro (ataúdes)... yo estaba buscando una forma de ilustrar lo que significan 1.000 muertos al día, y esa secuencia lo reflejaba muy bien", dice.
Porque no todo en 2020 son testimonios, también las imágenes ayudan a contar.
"La ciudad vacía me impactó. Me hacía pensar en el fin de la humanidad. Era algo apocalíptico", rememora.
El silencio y la soledad
De todo el dolor que se ha vivido y estamos viviendo, lo que más le impresionó, a este reportero curtido en tantas guerras, ha sido la soledad emotiva que sentían las familias al dejar en el hospital a sus seres queridos, sin saber si volverían a verles con vida.
Un soledad que le impactó tanto como el silencio. El que se escuchaba en los hospitales y en la UCI. "Era como si todo pasara a cámara lenta. En los hospitales, los pacientes esperando ser atendidos sin hablar. En las unidades de cuidados intensivos donde solo se escuchaba al respirador. Era muy duro. En la película hemos tratado de reflejar eso, la importancia del silencio, hasta como homenaje",
Y eso dice, es lo que ha echado de menos, Que el silencio que se vivía en el corazón de la lucha se escuchara fuera, como homenaje. "Qué bien hubiera venido que, además de los aplausos, se hubiese guardado cada día un minuto de silencio por los muertos", comenta.
Porque cree el director que se ha recordado poco a los se estaban yendo con tanta crispación. Que se tenía que haber dejado las disputas políticas a un lado para remar juntos hacia el final de la pesadilla.
"Creo que los políticos, de todos los partidos, no han estado a la altura. Me cabreaba mucho volver de estar viendo 1.000 muertos diarios, encender la televisión y que todo fuera lucha política", confiesa acaloradamente.
Y sigue con su reflexión:"La gente tiene que ser consciente de lo violento que es el virus. El coronavirus es una respuesta del mundo a nuestra forma de vivir, por nuestra falta de respeto a las otras especies. Tenemos que cambiar nuestra forma de vida, o esto puede volver a pasar".
Y concluye: "2020 no solo es una película, es la muestra de un año duro. Todos estamos deseando que termine, pero en cierto modo es una gran oportunidad de darle al botón de reinicio, la oportunidad de empezar de nuevo a vivir de otra manera. 2020, como todo lo traumático en la vida, nos deja muchas lecciones que debemos interiorizar".
El mensaje de que cuando todo esto acabe hayamos aprendido a valorar el día a día. Lo que antes dábamos por hecho. Apreciar sin bagajes la simple belleza de vivir.
2020 se podrá ver en los cines a partir del 27 de noviembre.