Empieza la batalla legal por la 'otra Gioconda' que pudo pintar Leonardo Da Vinci

La pintura ha pasado cuatro décadas en la bóveda de un banco suizo
Este lunes arranca la lucha en los tribunales italianos por conocer quién es su propietario
Podría haber en juego millones de euros
Una mirada similar, una sonrisa casi idéntica. Lo cierto es que esta otra Mona Lisa se parece mucho a su tocaya del Louvre. Más joven, eso sí, pero casi gemela. Estas similitudes son, para algunos expertos, prueba de que se trata de una simple copia de la original, pero para otros demuestran que estamos ante una versión anterior e inacabada realizada por el propio Leonardo da Vinci.
Inmersos en este debate llevamos décadas. La novedad, ahora, es que este lunes arranca en Italia una batalla judicial para determinar quién es su propietario. Un detalle importante porque de reconocerse finalmente que es obra de Da Vinci estarían en juego millones de euros.
El origen de la polémica
En 2012 una misteriosa organización llamada Fundación Mona Lisa presentó al mundo en Suiza la que aseguraba era una segunda pintura de la Gioconda de Leonardo Da Vinci. Según planteaban, la habría realizado el pintor italiano diez años antes que su famosa obra y con la misma modelo. Para demostrarlo presentaban una serie de pruebas técnicas que supuestamente respaldaban su teoría. Según los expertos que contrataron:
- Ambas pinturas son de principios del s. XVI
- La configuración y la composición de las dos obras es casi idéntica.
- Los histogramas (los gráficos digitales de los colores utilizados) en ambas son prácticamente iguales

Sus argumentos, sin embargo, no convencieron a muchos. La comunidad científica y los historiadores quedaron divididos. El Louvre de París (donde se expone la Gioconda) ni siquiera se dignó a entrar en la polémica.
En aquella misma presentación mundial la Fundación aseguró que la pintura no era de su propiedad, que simplemente se la habían cedido para analizarla, y que pertenecía a un consorcio secreto que la había adquirido de forma anónima en 2008. Pero hasta entonces... ¿dónde había estado La otra Gioconda?
¿De dónde salió la pintura?
Apareció de repente en 1913 cuando un reconocido coleccionista, Hugh Blaker, la compró en una casa de la localidad de Somerset (cómo llegó hasta allí aún es una incógnita). Él estaba convencido de que era obra de Da Vinci pero nunca logró demostrarlo, tampoco venderla. A su muerte, la pintura acabó en manos de un excéntrico pasante de arte, Henry Pulitzer, que se arruinó en su intento de verificar que era un verdadero Da Vinci.
Es en este punto donde se empieza a liar el embrollo que esta semana se dirime en los tribunales, porque según Andrew Gilbert, que reclama parte de la propiedad del cuadro, tiene pruebas de que en el año 1968 su familia le compró a Blaker un 25% de la pintura.

Diez años después Pulitzer escondió el retrato en una bóveda de un banco suizo, donde se mantuvo hasta que la Fundación Mona Lisa lo sacó a la luz en el año 2012. Desde entonces el cuadro se ha exhibido en diferentes galerías, en Singapur en 2014, en Shangai en 2016 y en junio pasado en el Palazo Bastogi de Florencia. Fue precisamente al finalizar esta exposición cuando el reclamante Andrew Gilbert pidió a través de su abogado que un tribunal de Florencia secuestrara el cuadro, mientras se investiga su propiedad. Su solicitud será escuchada este mismo lunes.
Mucho dinero en juego
El botín podría ser enorme. Si tenemos en cuenta que el último cuadro supuestamente atribuido a Leonardo Da Vinci, el Salvator Mundi, se vendió por 403 millones de euros en 2017, estando aún su autenticidad en entre dicho, imaginen lo que podría pasar con esta otra Gioconda, teniendo en cuenta que la Mona Lisa es el cuadro más famoso del planeta y que se conocen menos de 20 pinturas auténticas de Leonardo.

El abogado de Andrew Gilbert insiste en que su cliente no va tras el dinero, que solo quiere demostrar que es propietario de la pintura para exponerla al público, para evitar que siga metida otros 40 años en las bóvedas de un banco suizo.
Los propietarios no se han pronunciado, ya que se desconoce quién está detrás de ese consorcio secreto. Sí lo ha hecho la Fundación Mona Lisa, que estará presente en el juicio y que asegura que detrás de esta lucha judicial hay un claro interés económico.
Una historia apasionante que seguro mantendría muy entretenido al curioso y apasionado Leonardo Da Vinci, cuya vida y misterios tanta literatura han provocado.