A ritmo de Paquito el Chocolatero: así procesiona el 'santo bailongo' de Benaocaz

Cada 3 de febrero, San Blas 'baila' por las calles del municipio gaditano de Benaocaz
Ni marchas cofrades ni solemnidad, el santo procesiona con ‘Paquito El Chocolatero’ y ‘Escándalo’
Porteado a hombros y sin rumbo fijo, es seguido con fervor por cientos de devotos
En Benaocaz, un pequeño pueblo de la Sierra de Cádiz de apenas 700 habitantes, llega el 3 de febrero y se desata el escándalo. Porque no importa las veces que se haya acudido a esta cita religiosa, su peculiar procesión siempre sorprende. Pasadas las doce del mediodía, la ermita de San Blas abre sus puertas para que el copatrón de la localidad recorra sus calles. Una fiesta con siglos de tradición que, sin embargo, resulta de lo más moderna. Ni marchas procesionales, ni solemnidad. A San Blas o, como algunos le llaman, el ‘santo bailongo’ lo que le gusta es contonearse, a golpe de charanga.
‘Paquito El Chocolatero’, el ‘Waka waka’ de Shakira o ‘Mi gran noche’ de Raphael. No hay tema que se le resista al patrón de Benaocaz que anima el cotarro como nadie. Porteado a hombros por los jóvenes del pueblo y seguido de una marabunta de alegres devotos, su recorrido no tiene rumbo fijo. Solo sigue la ruta que marca la obligada visita a los enfermos de la localidad. Desde luego, ver el espectáculo que monta este santo en las calles de su pueblo, levanta el ánimo a cualquiera.
Dice la tradición que, entre sus bondades, está la de curar las afecciones de garganta. De ahí, el fervor en plena época de gripes y resfriados. Sus devotos no tienen reparo en dejarse las cuerdas vocales en corear a su patrón. Saben que San Blas vela por sus gargantas.
La de Benaocaz es una de las celebraciones religiosas más peculiares de España. San Blas cuesta arriba, San Blas cuesta abajo y San Blas corriendo, saltando y bailando. Una procesión que se aleja de lo habitual, pero a la que se acercan, cada vez más, los feligreses.