Una noche en la ópera


Crónica de la noche en que las protestas por la falta de seguridad y exceso de aforo han obligado al Teatro Real a suspender la función
18:45 Qué felicidad. Recorrido por el centro de Madrid en bicicleta para llegar al Teatro Real. Nos espera -a mí y a mi hija- la primera ópera de la temporada. Un Ballo in Maschera. Un Verdi lleno de arias y coros para disfrutar.
19:00 Cola a la entrada del teatro. El acceso para los que nos sentamos en paraíso (98 euros por entrada en nuestra zona) es entre siete y siete y cuarto. Saludamos a Jaime. Como nosotras, tiene el abono F desde hace años. Comentamos lo increíblemente bien organizada que estuvo La Traviata en julio.
19:15 Entrada impecable. Mascarilla de repuesto, gel, felpudo desinfectante, arco con toma de temperatura, acomodadores con guantes, mascarilla y pantalla. Sensación de seguridad. Visita al baño e igual impresión. Una persona está encargada de limpiar cada una de las cabinas después de cada uso.
19:30 Entrada a nuestras localidades. En la parte de abajo de paraíso. Sorpresa al ver que no hay precintos como los había en julio. Y que la zona se va llenando sin patrones de separación. Cabe recordar que entre una y otra butaca hay… ¿cinco centímetros?
19:45 Inquietud generalizada. Tenemos la suerte de que los asientos a nuestra derecha e izquierda están vacíos. Pero me doy cuenta de que es casualidad. Miro hacia arriba. Nuestras vecinas parecen sanas pero estamos a tiro de tos.
19:55 Mensaje de bienvenida del Teatro Real exhibiendo medidas anti-covid. Pateo y abucheo general de todo paraíso que ya está prácticamente lleno. Me asomo para ver la zona de abajo. Sorpresa. En el patio de butacas y en los palcos sí hay huecos. Muchos.
20:00 Hora teórica de inicio de la representación. El telón no se levanta.
20:10 Sigue la protesta. El grito mayoritario es “seguridad”. Pero se oye de todo. Es increíble que mañana esté confinado medio Madrid y aquí estemos así, por ejemplo. La orquesta está en sus puestos. Han afinado. Pero el director no sale. Y el telón sigue sin levantarse.
20:20 Mensaje del Teatro Real. No consideran que haya un problema. Pero ofrecen “a quien quiera”, reubicación. La reubicación consiste en hacer caso al acomodador, que nos aconseja ir ocupando los asientos vacíos de quienes se están marchando indignados… y preocupados por su seguridad.
20:25 La orquesta afina. Sale el director. Supongo que abajo están aplaudiendo. Arriba sólo se oyen abucheos. Sube el telón. Las protestas se intensifican. No se oye nada. Entiendo que unas filas más arriba tampoco se ve. Porque la gente está de pie.
20:32 Baja el telón. La orquesta aplaude. El público de paraíso aplaude. Más gritos. Ahora, además de “seguridad”, se oye “suspensión”. Llega la policía municipal y echa una ojeada. No actúa. A esa hora el aforo en paraíso es, aproximadamente, del cincuenta por ciento.
20:40 El público que no se ha marchado todavía se divide. Un señor empieza a gritar que ahora ya hay huecos y que no merece la pena protestar. Alguien cerca de mí le contesta “ponte la mascarilla, gilipollas”. Una chica se levanta y hace un discurso sobre responsabilidad y pide al público que se vaya. Muchos aplausos.
20:50 Nuevo mensaje del Teatro Real. Insisten en que quien quiera se puede marchar y le van a devolver el dinero. Insisten en que el aforo se cumple. Y en que las medidas de seguridad también. Más división. Pateos y abucheos contra aplausos.
21:00 Vuelve a subir el telón. Las protestas no cesan. El paraíso está para entonces menos que a medias. Pero los que quedan se dividen entre los que exigen la suspensión y los que prefieren seguir. El hall está atestado de gente pidiendo hojas de reclamación y apuntándose en una lista para pedir la devolución de las entradas.
21:10 Se suspende la obra definitivamente. Sale el público del patio de butacas. Un señor dice que esto ha sido un boicoteo organizado por Podemos. Una mujer llora. Otro está haciendo una peineta hacia el gallinero. Entramos en la platea y miramos hacia arriba. Desde allí no se ve el paraíso.