La Virgen del Gran Poder de Sevilla se somete a un TAC antes de pasar por el 'quirófano'

El radiólogo de un hospital sevillano analiza los pasos de Semana Santa antes de su restauración
Cae el sol y el hospital sevillano Quirónsalud Infanta Luisa prácticamente se vacía. La jornada está cerca de su fin, pero llega al centro un paciente de última hora. Es un paciente algo diferente. No es de carne y hueso, aunque tiene rostro humano. Su expresión refleja dolor a pesar de ser un objeto inerte. Y aunque llega sin vida al hospital, la fe de miles de sevillanos está puesta en su pronta recuperación. El paciente no es otro que la Virgen del Gran Poder de Sevilla, necesitada de un minucioso trabajo de restauración para el que la última tecnología en radiología se ha convertido en fundamental.
Llega en torno a la diez de la noche al hospital, acompañada por una comitiva de hermanos que, con un celo primoroso, custodian la talla desde la Casa Hermandad hasta la misma sala de rayos X. El transporte queda en sus manos.
De la basílica al centro médico, nada de ambulancias. A esa hora ya no queda nadie en radiología, la cofradía ha pedido expresamente que el proceso se lleve a cabo en la más estricta intimidad. Nuestra Señora del Mayor Dolor y Traspaso está desvestida de sus sayas y mantos, desnuda, a flor de madera, sin corona ni tocados.
La mística acaba cuando la figura es posada en la camilla del TAC. Entonces, la virgen se convierte en un paciente más. “El proceso es exactamente igual que cuando se le practica a una persona”, asegura Ignacio Garrido, el jefe del servicio de Radiología del Quirónsalud.
Garrido afirma que la tomografía axial computarizada ha marcado un antes y un después en los trabajos de restauración de las tallas religiosas, pues “permite radiarlas el doble que a un humano”, lo que abre la puerta a los restauradores para “vislumbrar trayectorias de aire, conocer la densidad de la talla, ver si tiene líquido en su interior...”. El software con el que trabaja este sistema permite generar, al final, una imagen en tres dimensiones de la escultura.
El TAC, un salvavidas para las tallas
La técnica, implantada desde hace décadas en el sistema sanitario español, sí que resulta novedosa en el ámbito de la restauración, aunque no son pocas las tallas que ya se han sometido a un TAC en busca de dolencias invisibles. Antes del Gran Poder, fueron las dolorosas de la Hermandad de las Siete Palabras y la patrona de Camas las que pasaron por las manos de los radiólogos de este hospital sevillano. Y todas ellas acabaron en manos del mismo imaginero, Pedro Manzano.
“La implantación del TAC en la década de los 80 supuso una revolución. Un trabajo de restauración sin TAC no se contempla hoy día”, confiesa Pedro, restaurador con más de treinta años de experiencia. En sus manos depositan cada año las hermandades sevillanas mucho más que su fe: “Antes había que fiarse de la pericia del radiólogo, que tenía que estudiar concienzudamente las placas radiográficas”.
Ahora, esta técnica radiológica permite saber con exactitud a los restauradores “cómo se disponen las líneas de madera, si la talla cuenta con refuerzos metálicos incrustados, si hay huecos internos derivados del ataque de insectos…”.
Un nivel de detalle que les ha ahorrado a los imagineros tiempo, esfuerzo y les ha regalado facilidades y mejores resultados. Y del hospital al taller con un diagnóstico infalible.
Una tradición tan arraigada como la Semana Santa sevillana ha demostrado también su necesidad de modernizarse. Y es que la salud es lo primero.