Laura Vidal publica 'Cuando ya no estás': "El duelo por la pérdida de un animal no se entiende ni se respeta"


Se tiende a restarle importancia, pero la muerte de un animal de compañía puede provocar un profundo vacío a quienes la sufren
Laura Vidal reúne en este libro su experiencia como gestora del dolor animal, "para ayudar a quien está atravesando este trance"
El dolor que Laura Vidal sintió al perder a sus animales le ayudó a encontrar su misión en la vida: "Acompañar a otras personas a sobrellevar ese duelo". A eso se dedica hace dos años esta auxiliar de veterinaria reconvertida, por solidaridad, en especialista en gestión del dolor animal, y en escritora, por casualidad.
La falta de información sobre el tema le llevó a autoeditar su primer libro, Espérame en el arcoíris, que escribió "como terapia" tras la muerte de sus "perrihijos" -como ella los llama-. "Recibí entonces una avalancha tal de mensajes pidiéndome ayuda que decidí formarme como acompañante en este tipo de duelo", explica a NIUS.
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De esa experiencia nace su segundo libro Cuando ya no estás (Vergara, 2021), con el que pretende apoyar a quien haya perdido a su perro, a su gato, o a cualquier animal de compañía, y no encuentre en psicólogos convencionales o en su entorno la ayuda, las palabras y la empatía que necesita. "Porque el camino puede ser duro y no hay por qué recorrerlo solo", asegura.
Pregunta. ¿Hay más personas de las que pensamos que sufren ese vacío, ese dolor, cuando muere su animal de compañía?
Respuesta. Sí, son muchísimas. Lo que pasa es que están un poco escondidas, un poco camufladas, diría yo, porque socialmente no se entiende mucho el duelo por los animales. Es como un duelo ilegítimo, prohibido. Y lo peor es que no se respeta. Después de haber perdido a ese ser querido tienes que aguantar hasta que se rían de ti por estar mal, tienes que escuchar frases del tipo "si solo era un animal", "menudo drama estás montando", "con las cosas importantes que hay", "pues ve y cómprate otro". Es un trago para quien lo está sufriendo. Los que tienen animales es fácil que te entiendan pero hay mucha incomprensión.
P. ¿Y ese rechazo qué provoca?
R. Consigue que la persona que está sufriendo el duelo sienta que su dolor no está validado, se siente una exagerada, se siente que no es normal, porque la gente de alrededor le dice madre mía, que esto es una tontería, como estás así, y eso le lleva a esconderlo, a quedárselo dentro, que es lo peor que puedes hacer en un duelo.
Se produce una incongruencia, porque tú estás sintiendo una cosa y estás haciendo otra. Eso genera mucho malestar. Además que el duelo, la única forma de superarlo es viviéndolo. No hay una fórmula mágica, no se puede apagar el botón y resetearte para no sufrir. Al final tienes que vivirlo, tienes que pasar por las etapas, tienes que llorar, tienes que soltarlo. Si te los guardas y te lo escondes lo único que consigues es que se alargue en el tiempo, que se quede enquistado dentro. No generas herramientas para enfrentar próximos duelos que vendrán. O sea, se complica todo muchísimo por el simple hecho de no poder expresar tu dolor abiertamente.
P. Las personas que tratas por este problema ¿qué es lo que más demandan?
R. Comprensión. La gente que se acerca a mí no busca simplemente una terapia, porque iría a un psicólogo. Vienen porque saben que lo he pasado y lo he superado y quieren saber cómo. Buscan alguien que les escuche y no les juzgue porque me cuentan cosas que son a veces políticamente incorrectas. Hay gente que me dice que lo ha pasado peor al perder su animal que cuando se ha muerto su madre, por ejemplo. Dime tú cómo vas a decir eso por ahí sin provocar reacciones de todo tipo.
P. Es que muchas personas establecen lazos muy fuertes con sus animales de compañía...
R. Claro, al final lo que marca el duelo es la relación que tú tienes con el que se ha ido. Si tienes un perro en el campo con el que tratas poco, pues lógicamente no vas a pasar un duelo de los que estamos hablando, pero la persona que tiene a su animal como un miembro más de su familia, que lo quiere, que se va a todos los sitios con él, sí va a sufrir mucho porque forma parte de su núcleo más cercano. Yo me he encontrado a gente que me decía "llevo 10 años sin irme de vacaciones porque yo sin mi perro no me voy a ningún sitio, o sin mi gato". Y claro, en esas personas el duelo es como el de cualquier familiar más.
P. Me imagino que habrás visto casos de una unión única
R. Sí, historias te podría contar mil, pero me viene a la cabeza la de una chica que trato. Tiene 46 años y ha estado enferma de cáncer. El marido la abandonó cuando se lo diagnosticaron porque decía que él no estaba preparado. Ella defiende que los que estuvieron ahí, día y noche para ella, los que nunca la dejaron, los que estuvieron cuando estaba vomitando en el váter tirada en el suelo, fueron sus perros. Entonces, claro, fíjate lo que va a ser para esta persona el momento en que se vayan, aún no se ha producido, pero está cerca y ya está tratando conmigo porque sabe que el día que fallezcan lo va a pasar fatal.
P. Siempre hablamos de perros o gatos, pero también se sufre por la pérdida de otros animales...
R. Totalmente cierto. Y esas personas lo pasan todavía peor, porque si ya a la gente le cuesta entender que sufras por la marcha de un perro o gato imagina si se trata de un hurón, un conejo o un pájaro. El duelo es mucho más difícil de compartir aún.
Como sociedad deberíamos entender que no importa lo que tú pienses de ese animal. Igual una persona lo está pasando mal por un conejo y otra se lo está comiendo en la paella. Así es, pero lo que importa es tener la empatía con esa persona, entender que ha perdido una relación que era fundamental para ella y que tengo que intentar comprenderla, aunque yo no tenga esa relación con los animales.
P. ¿Tú das pautas concretas para enfrentar el duelo?
R. Sí, les acompaño en cada fase del duelo. En la negación, en la tristeza, en la rabia, en la negación y por último en la aceptación. Les doy pautas, les ayudo a gestionarlas y sobre todo se las voy adelantando para que no se sorprendan cuando lleguen. Hay gente por ejemplo que me llama para decirme que en vez de llorar, está enfadada, que siente una rabia dentro que no es normal. Y cuando tú le dices que sí es normal, que es una fase del duelo, se sienten muy aliviados.
P. ¿Hay alguna diferencia entre el duelo por una persona y el duelo de un animal?
R. Pues la verdad es que no tiene nada diferente. Las fases son las mismas, las emociones que vamos a sentir son las mismas. Sí que es verdad que, por ejemplo, en los duelos con los animales se suele dar mucho sentimiento de culpa que con las personas no se da tanto. Es normal porque son seres que dependen de nosotros. Mucha de la gente que llega es gente que les ha practicado la eutanasia, por ejemplo. Y claro, esas personas tienen un sentimiento de culpa brutal.
Luego la otra diferencia que veo viene del entorno. Cuando fallece un familiar todo el mundo va a tu casa, todo el mundo te ayuda, pero cuando fallece tu perro o tu gato no sientes ese apoyo, muchas veces lo contrario, como decíamos antes. La gente no te da el pésame, ni siquiera lo menciona, hacen como si no hubiera pasado nada.
P. ¿Qué es lo esencial a la hora de afrontar la muerte de tu animal de compañía?
R. Lo esencial es tener alguien con quien desahogarte, alguien con quien compartir ese dolor. Yo siempre se lo digo a mis "pacientes", que si confían en alguien en ese sentido no tengan miedo de llamarle, de darle vueltas, porque al final eso es lo que te va a ayudar a procesar. Pero es difícil de encontrar, no te creas, porque como además no tenemos mucha cultura de duelo. ¿Qué pasa? Que cuando la persona que ha sufrido esto quiere hablar del tema, la gente sale despavorida, porque es como que no sé qué cara poner, es que no sé qué decirle. Y no se dan cuenta que la persona que está así no necesita que le digan nada, necesita que la escuchen.
P. Ahora celebramos el Día de Todos los Santos. ¿Tiene sentido también celebrar este día la muerte de un animal de compañía?
R. Tiene todo el sentido. Te diría que toda la gente que he acompañado, creo que sin excepción, todos los que han hecho algún ritual de despedida, me han dicho que les ha ayudado muchísimo. Los rituales existen desde hace muchísimo tiempo y existen por algo, porque ayudan a nuestra mente a procesar ciertas cosas, a aceptar lo que ha pasado.
P. ¿Un ritual de qué tipo propones?
R. Pues mira, ahora se está llevando mucho hacerlo a la forma mexicana. En pequeños altares se pueden poner fotos del animal o animales que se han ido y dedicarle unas ofrendas, que pueden ser sus juguetes preferidos, algo que te recuerde a ellos ... Es como una forma de honrar, de decir: "Aunque te hayas ido, no te hemos olvidado. Aquí sigues teniendo un sitio".