Olivia de Havilland, la última superviviente de 'Lo que el viento se llevó', cumple 104 años

La actriz es la última estrella superviviente del Hollywood de los años cuarenta
No consta que la polémica en torno a Lo que el viento se llevó haya inquietado la serenidad de la última estrella con vida de aquella película. Olivia de Havilland cumple este miércoles 104 años, ajena en su residencia de París al debate racial que agita Estados Unidos.
Dicen que el último icono vivo del Hollywood de los años cuarenta conserva buena memoria. A la dama del Imperio Británico y caballero de la Legión de Honor francesa le gusta compartir anécdotas entre sorbos de champán. Al parecer, cuenta con llegar a publicar un libro con sus memorias.
Olivia de Havilland nació hace más de un siglo en Tokio. Sus padres eran británicos, pero el progenitor ejercía como abogado en Japón.
Conocida fue su relación difícil con su hermana, Joan Fontaine, también actriz, que adoptó el apellido del segundo marido de su madre. Joan llegaría a decir: "Yo me casé primero, gané el Oscar antes que ella, y si muero antes seguramente rabiará, porque le habré ganado también en eso". Le ganó esa competición hace siete años
Olvia alcanzó notoriedad en el cine en los años treinta como pareja de Errol Flynn, con quien protagonizó siete películas.
Esa década la cerró con su participación en Lo que el viento se llevó, la película repudiada ahora por la visión edulcorada de refleja de la esclavitud. De aquel reparto el único que sobrevive, además de De Havilland, es el bebé de la escena del parto.
Aquella fue una de sus apariciones más célebres en la gran pantalla, pero le costó un momento lleno de amargura cuando perdió el Oscar al que había sido nominada como actriz de reparto. Hace unos años confesó cómo se consoló: "Dos semanas más tarde me desperté pensando ‘Oh, qué maravilloso. Yo no soy una actriz de reparto. Los votantes no se engañaron, eligieron a una actriz de reparto, yo soy una estrella".
Ganó dos Oscar, por Lágrimas de una madre y La heredera. También se le atribuye haber mejorado las condiciones de los contratos para los actores en Hollywood.
Estuvo casada con el nescritor Marcus Goodrich y con el editor de Paris Match Pierre Galante. Se retiró definitivamente de la actuación en 1988 y en 2003 apareció por última vez en una gala de los Oscar.