Rallitox: “el que vive del arte urbano se ha encontrado como el que vende tractores”


El artista barcelonés Rallitox cuenta a NIUS cómo el coronavirus ha trastocado al arte que se hace en la calle
Su nombre artístico es Rallitox. En España se le conoció en su día bajo el apodo “Banksy español”. Ese es un recurrente apodo mediático para cualquier artista urbano que se precie en España. Rallitox lo es.
Él vive de su obra que vende en galerías de Madrid y Zúrich. Su trabajo tiene mucho que ver con crear en la calle y aprovechar el espacio público. El coronavirus, sin embargo, le obligó a tomarse el confinamiento y las restricciones contra la propagación de la COVID-19 como una oportunidad de otro tipo.
Por eso también está haciendo pedagogía del arte urbano y contemporáneo a través de su canal de Youtube. Ese canal también representa una vía abierta de comunicación con los grandes nombres de la creación artística de España y, quizá, con seguidores para la “revolución confusa” que quiere liderar este hombre nacido hace 43 años en Barcelona.
Desde que el SARS-CoV-2, el virus de la COVID-19, se hizo pandemia, Rallitox se ha volcado con ese canal de Youtube para realizar entrevistas con lo más granado del arte en España. Ha realizado una buena treintena de largas entrevistas con figuras relevantes del mundo del arte. Son artistas, creadores, críticos de arte, comisarios, historiadores del arte, entre otros.
Artista-entrevistador
“Cuando llegó el confinamiento me dije: 'como estamos todos encerrados, es una buena oportunidad para poder hablar con artistas de primer nivel, esos que tienen una agenda muy apretada y que no tienen tiempo para hablar con nadie pero que precisamente con esto del coronavirus se han visto con tiempo para atender a alguien como yo'”, explica Rallitox a NIUS.
Él reconoce no contar con “millones de seguidores”, pero parece confiar en el futuro que ofrece su actividad en redes sociales como Youtube. Alguna de sus obras que están presentadas en su canal de esa red social cuentan ya con varias decenas de miles de visualizaciones.
Rallitox ha pasado sus cuestionarios a gente como los españoles Santiago Sierra, Francesc Torres, Núria Güel, Isidoro Valcárcel Medina, el cubano Wilfredo Prieto, el estadounidense Sean Brackin además de un abultado grupo de artistas y colectivos dedicados a la creación conceptual o salidos de la escena patria e internacional del street art.
Ese trabajo de entrevistas, en muchos casos de fines pedagógicos, de presentación de artistas y de reflexión sobre lo que es crear en tiempos de coronavirus, Rallitox lo ha desarrollado desde Arbucias. Este artista callejero cambió hace un par de años la metrópolis cultural que es Berlín por ese pequeño pueblo de Gerona.
Rallitox pasó ocho años de intensa creación artística en la capital alemana. “Con Berlín me siento muy agradecido. Allí pude hacer muchas cosas que en España sería más complicado por las regulaciones de lo que se puede hacer o no en la calle. En Barcelona o Madrid, si te paras y empiezas a pegar a gente en la calle como hacía yo, falta tiempo para que tengas a la policía encima”, explica Rallitox.
Alude a la serie de trabajos que firmó en Berlín entre 2015 y 2016 denominada 'Human Stickers', algo así como “pegatinas humanas”. En ella, personas eran físicamente pegadas con metros de cita americana en muros o elementos del espacio urbano.

“A mí me da la sensación de que Berlín, como todavía tiene la etiqueta de ciudad cultural - porque la cultura es el imán que hace que la gente vaya a la ciudad - se pueden hacer más cosas”, dice Rallitox. “Probablemente la policía al ver algo que tenga un toque cultural, es más cautelosa, y te deja. En España eso no se da o no se da del mismo modo”, apunta este artista.
El coronavirus obliga a reinventarse
Pero es lejos de Berlín que a Rallitox le ha tocado vivir la crisis del coronavirus. Vive con su familia en Arbucias, y desde allí tiene previsto seguir con su carrera. A través de las entrevistas y debates que ha ido organizando en Youtube ha percibido el mucho daño que ha hecho la COVID-19 al mundo del arte, incluido el que se hace en la calle.
Que haya toques de queda o que sólo se pueda salir con motivo justificado como ha ocurrido en Francia, Italia, España o Alemania no parecen ser el mejor de los contextos para realizar arte en la calle como hace Rallitox.
“Hay de todo. Pero muchos artistas han tenido que reinventarse. Han aprovechado para reactivar trabajos que tuvieran ahí y los han movido en redes sociales, otros han utilizado el espacio de su casa para pintar, hacer trabajo de galería, tipo serigrafías, collages, o cosas más pictóricas con óleo o acrílico”, comenta Rallitox.
“Mucha gente del mundo del arte, del street art o del arte contemporáneo, independientemente de su etiqueta, ha visto cómo se les han cancelado exposiciones y proyectos. Porque ha habido un parón brutal, sobre todo para gente que tenía una dinámica de tener previsto pintar murales en tal o tal país”, abunda.
La desprotección del artista español
Económicamente, los efectos del coronavirus también son negativos para los profesionales del arte. “Un artista urbano, alguien que vive de pintar murales y de ir a festivales de arte urbano y demás se ha encontrado con la misma situación de alguien que vende tractores en las ferias de ganado. Al final todo está conectado”, insiste este creador.
Él lamenta que en España el artista se encuentre en una especial situación de desprotección que en otros países europeos no se da. En países como Francia o Alemania, los artistas pueden contar con unos ingresos mínimos del estado que varían en función de la actividad económica del creador.
En Alemania, existe el seguro médico para los artistas, una especie de “seguridad social” para creadores adaptada al muy variable ritmo de ingresos de los profesionales del arte. Entre otras cosas, Rallitox dice en tono crítico que no puede “entender cómo en un montón de países europeos hay algo que se llama ley de mecenazgo y en España esto es algo que no se pone en marcha”.
“Se trataría de hacer que cada vez que alguien invierte en arte, ese gasto pudiera desgravar en su declaración de la renta. Así todos los artistas tendrían muchas más ventas. Porque habría gente que compraría obras aunque sólo fuera para desgravar y evitar tener el dinero apalancado”, plantea Rallitox. “No se trata de que las autoridades pongan dinero para los museos, sino dejar que el propio mercado vaya generando beneficios para todos”, comenta.
“Lo que perdería el estado por esas pequeñas deducciones lo ganaría luego en términos de revitalización cultural de país. Así habría más artistas que podrían vivir mejor, los artistas pagarían también más impuestos y eso repercutiría positivamente en la economía del país”, abunda.
La “revolución confusa”, en Youtube
En un contexto marcado por la depresión económica debido a la COVID-19, Rallitox ve en esta idea una medida aceleradora del crecimiento del sector cultural en España. Cuando habla de este tema, lo hace con la mayor seriedad, incluso cuando sus puntos fuertes son, en buena medida, el absurdo y la confusión.

Precisamente su objetivo artístico y vital es lanzar una liberadora “revolución confusa”. “El primer paso para evitar ser manipulados es confundirnos a nosotros mismos, luego hay que empezar a confundir a las élites y, después, hacer de todo ello una obra de arte”, plantea Rallitox. Esa es, a grandes rasgos, la definición de su “revolución confusa”.
Precisamente para explicar y dar a conocer sus ideas, Rallitox está volcado ahora en la actividad en redes, lo que incluye su papel de entrevistador en Youtube. “Estoy en un pueblo de 7.000 habitantes y desde mi canal quiero ir creciendo y conectando con gente que está en el mundo del arte para poder ir haciendo cosas, traspasando las fronteras del arte e incidir en lo social, lo político y lo cultural”, concluye.