El reencuentro de 'Los Rodríguez' 30 años después: "Antes éramos primos, ahora somos hermanos"


Presentaban 'Sol y Sombra: Los Rodríguez", la biografía escrita por los periodistas Kike Turrón y Kike Babas
No pensaban desaparecer así, se separaron con un "hasta luego", pero la marcha prematura de Julián Infante (muerto de sida en diciembre del 2000), acabó con el sueño de su regreso. Cuando se cumplen 30 años del inicio del grupo, Los Rodríguez se han reunido de nuevo, pero solo para presentar su biografía.
Con canas pero con la misma fuerza de siempre, Andrés Calamaro recién llegado de Argentina, Ariel Rot y Germán Vilella han apoyado la presentación de Sol y Sombra (BAO Bilbao Ediciones), el libro sobre su grupo que han escrito los periodistas Kike Turrón y Kike Babas. Una obra llena de anécdotas que también se han recordado en la presentación.
"Andrés y yo éramos muy colegas y para mí era fundamental que viniera, porque habíamos establecido una alianza musical muy poderosa. La única condición que le puse a Julián para empezar esto fue que yo traía al cantante", ha rememorado Rot.
Y aunque el grupo ya había probado a otro vocalista (Fernando de Diego), bastaron tres acordes juntos para convencer a todos de que Andrés era el que andaban buscando.
"Fuimos Tequila reposado", ha resumido Andrés Calamaro de la idiosincrasia de aquella asociación de poco más de seis años que formó con el batería Germán Vilella y dos de los exintegrantes de Tequila, Ariel Rot y Julián Infante.
Fueron ellos los que, hace aproximadamente 30 años, acudieron a recogerle al aeropuerto de Barajas de un vuelo procedente de Buenos Aires, donde dejó casa, pareja y carrera, para "renacer con bigotes" y emprender aquella aventura musical.
"Fuimos a recibirlo Julián Infante y yo a Barajas, en un estado lamentable. Tanto, que nos paró la guardia civil en el aeropuerto. Andrés llegó con el teclado bajo el brazo, también con unas pintas tremendas y una maleta hecha polvo. Prácticamente nos fuimos directos a tocar”, cuenta Rot en el libro. Y así fue. Juntos eran música.
"En sus apenas seis años juntos no tuvieron tiempo de hacer un mal disco o de tener un bajón", han destacado los autores del libro. Una biografia que reúne un centenar de testimonios, además de "la sana dosis de sexo, drogas y rocanrol que tan bien le sienta a las biografías musicales".
La biografía
Siete años de trabajo ha necesitado la biografía, más de lo que duró el grupo en activo. En sus seis años en activo Los Rodríguez, publicaron con gran éxito los álbumes de estudio "Buena suerte" (1991), "Sin documentos" (1993) y "Palabras más, palabras menos" (1995) y que en 1996 lanzaron el recopilatorio "Hasta luego" solo como despedida temporal.
Sol y sombra, cuenta, en forma oral, la historia del grupo. A través de sus protagonistas y otros artistas que lo vivieron de primera mano. Compañeros y amigos como Coque Malla, Jaime Urrutia, Pablo Carbonell...
Conciertos en la cárcel y otras historias
Entre las anécdotas rememoradas en la presentación y en el libro, se han citado hitos como su concierto en la madrileña cárcel de Carabanchel, recordando su "vibración inquietante y la tensión con los celadores" (que revisaron hasta el bombo "por si uno de los presos se metía dentro") y de cómo Calamaro se reencontró allí con un viejo conocido (Jose, "el que movía costo en Malasaña").
Fueron seis años de muchísima intensidad en los que quizás vivimos lo que otros grupos en una década o nunca. Podíamos pelearnos por un acorde y dejar de hablarnos durante dos horas, así que ese tiempo quizás fue suficiente", ha reflexionado Rot en la presentación.
Fue un "Hasta Luego", no un Adiós
"No era una separación en realidad, era un hasta luego", ha aclarado Vilella sobre la disolución del grupo. Quizá se hubieran reunido más adelante."Para mi reunirnos en el 2000 hubiera sido la salvación. Era un tiempo en el que me hubiera hecho mucho bien", ha confesado Calamaro, justo en esa época acababa de publicar su disco en solitario "El salmón". pero falleció Julián Infante y ya no pudo ser.
En 2006 además murió el guitarrista Guille Martín, que había formado parte de sus filas, y en 2007 se suicidó Daniel Zamora, el que había sido el único bajista del grupo.
A pesar de todo, Rot y Calamaro se reencontraron en los escenarios en 2006 para una pequeña gira llamada "Dos Rodríguez" y, más recientemente, en 2019, también con Vilella para grabar la canción Princesa en homenaje a Joaquín Sabina.
A los amigos ausentes
Como no podía ser de otro modo, han recordado, a los que se fueron, Andrés ha confesado que les "dedicamos cada nota desde que no están", y luego ha divagado sobre cómo habría sido su continuidad: "Me gusta pensar en Julián como 'Dickey' Betts en los Allman Brothers, escribiendo canciones instrumentales.
Si hubieramos seguido nos hubieramos puesto aún más serios con el ritmo
Y en cuanto a cómo hubieran sido si todo siguiera aseguran que "nos habríamos puesto aún más serios con el ritmo, porque ya intuíamos que el compás era importante para nosotros". Quizá por eso, ha dicho, ensayaban tanto temas como Engánchate conmigo o Milonga del Marinero y el capitán para "hacer rodar ese ritmo híbrido".
Ellos eran ellos, no rock latino
Lo que no tienen claro, han confesado es porqué les acuñaron el término de rock latino. Para ellos, han aclarado Rot eso era Santana. "Es de donde a mí me venían todas esas escalas, pero no teníamos ni tenemos un concepto de qué es rock latino", ha precisado sobre un término que, según Vilella, "se inventó la industria para vender a otros grupos como Maná".
"Aún hoy no lo comprendemos; no nos gustaba sentirnos parte de una movida que no entendíamos", ha suscrito Calamaro, antes de concluir con pocas palabras cómo es la relación a día de hoy entre Los Rodríguez: "Si entonces éramos primos, ahora somos hermanos".