Viveiro, lista para acoger a los 100.000 'vecinos' del Resurrection Fest

Un pueblo de Lugo de 15.000 habitantes se transforma durante cuatro días para un festival de rock
El ayuntamiento calcula que la cita musical, que organizaron dos amigos hace 14 años, deja 11 millones de euros en la comarca
Más de 100 artistas, cuatro escenarios y 100.000 asistentes en cuatro días de festival. El Resurrection Fest (Viveiro, Lugo) llega a su 14ª edición -del 3 al 6 de julio- en plena forma. El paraíso de los amantes del rock, hardcore, punk y metal. Pero para que todo funcione hay mucho trabajo detrás.
Iván Méndez, director y uno de los fundadores del festival, asegura que crean 1.000 empleos directos y 3.000 indirectos en toda la comarca. "No sólo hay carpinteros, electricistas o técnicos de sonido sino que hay que pensar en un plan de seguridad para que no haya colas ni atascos en los accesos", dice.

Un gran equipo humano que forma un engranaje perfecto. "Requiere mucha planificación. Lo primero es la contratación de los grupos. Hay que empezar año y medio antes para cuadrar las giras internacionales", explica Méndez.
Dos meses antes del festival ya comienzan las labores de montaje y hay personal que trabaja todo el año creando nuevas esculturas y decoraciones para que el Resu sea "como un parque temático del heavy metal", asegura.
Las 2.000 plazas hoteleras de Viveiro no dan para mucho
Dar de comer y encontrar alojamiento sólo para el personal de montaje y organización ya es toda una odisea. Las 2.000 plazas hoteleras que tiene Viveiro -localidad de 15.000 vecinos- no dan para mucho, así que los trabajadores se reparten entre hoteles, alquiler de casas particulares y campings.
A esto se suma buscar hoteles para los grupos, lo que supone mayores exigencias. Ángel Piñeiro, responsable de la producción artística y técnica, cuenta que el equipo del festival tiene copados los hoteles en un radio de 150 kilómetros de Viveiro. "Ya tenemos reservados los del año que viene", dice.

No basta con un solo comedor, hay que montar varios para los trabajadores y para los grupos. Comida para todo tipo de dietas y peticiones especiales. Hay hasta un supermercado propio del festival para la gente que está acampada.
Antía Capelán, auxiliar de producción, asistió varios años al Resurrection como público. Ahora, que lo vive desde dentro, se sorprende de que todo salga tan bien. "Trabajamos muy duro para que la gente se lo pase bien. Lo más complicado es coordinar a todos los departamentos. Antes de que acabe una edición ya se empieza a trabajar en la siguiente", asegura.
El ayuntamiento calcula que el impacto económico es de 11 millones de euros
Pero todo esto no sería posible sin la complicidad de los vecinos de Viveiro. Desde el ayuntamiento calculan que el impacto económico es de casi 11 millones de euros.
Su alcaldesa, María Loureiro, asegura que la convivencia es perfecta. Los asistentes dejan mucho dinero en bares, restaurantes y supermercados. "Varios meses antes ya empezamos con juntas de seguridad para organizar aparcamientos, regulación de tráfico y garantizar la seguridad para tanta gente. Toda la plantilla municipal se implica. Hay que tramitar permisos y reorganizar servicios. Estos días nadie coge vacaciones. Además de nuestra plantilla de policías locales, nos ayudan los de ayuntamientos cercanos", dice.
14 años después, referente en toda Europa
Lo que empezó como un pequeño concierto gratuito organizado por dos amigos al que asistieron apenas 2.000 personas, se ha convertido 14 años después en uno de los referentes de este tipo de música en toda Europa.
Para Iván Méndez y su amigo Iván Pérez era sólo un hobby. Ahora se ha convertido en su medio de vida. "No se trata sólo de organizar un concierto. Convertimos el recinto del Resurrection Fest, como el de muchos otros festivales, es una pequeña gran ciudad", asegura.