El silencio obligado del emblemático Café Libertad 8 de Madrid por culpa del coronavirus


Abierto como café bar desde 1975, el Libertad es un legendario local donde se han iniciado artistas como Pedro Guerra o Rosana
Ahora permanece cerrado desde el 19 de agosto porque tiene licencia de bar especial, la misma que las discotecas
Está considerado Patrimonio Cultural de la Ciudad de Madrid
Aún llevando más de un mes cerrado, el Café Libertad 8 sigue teniendo magia. A pesar del desorden de discos y trastos acumulados en la barra, de las sillas y mesas vacías, de la ausencia de música, el legendario local del barrio de Chueca, respira cultura. Aunque cada vez le cuesta más respirar.
Cerrado desde el 19 de agosto por orden gubernamental, el Libertad se ahoga, y su propietario, Julián Herraiz, intenta por todos los medios evitarlo tratando de reinventar su futuro, pero el covid y las medidas que se están aplicando, no se lo ponen fácil.
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"Ahora mismo, aunque me duela lo asumo. Tal y como está Madrid es muy difícil. Por eso creo que sería mejor dejarse de medias tintas y confinarnos a todos para poder reflotar en el mes de noviembre. Pero si no se ponen medidas serias seguiremos ahogándonos", reflexiona agobiado tras contar que el primer confinamiento, el que nos encerró a todos en casa en marzo, lo llevó con resignación. Y eso que tuvo que aplicar ERTES a sus cuatro camareros, cerrar el local y esperar hasta el 3 de julio para poder abrir de nuevo. Pero este segundo cierre le ha enfadado. Le parece injusto con su sector. El único señala, "que está totalmente paralizado".

"No entiendo porque nos cerraron así, de golpe, a mitad de agosto. No había casi nadie en Madrid. Los locales estaban prácticamente vacíos o cerrados, pero se dijo que eramos los culpables, y eso que todos los estudios decían que la gente se contagiaban en reuniones familiares o en botellones", explica con vehemencia.
Se refiere Julián al cierre decretado por el Consejo Interreritorial en agosto para los establecimientos de ocio nocturno (discotecas, salas de baile y bares especiales con y sin actuaciones musicales). Un cierre que interrumpió las actividades culturales en su local y que les ha dejado vacíos.
El libertad, un bar con historia
El Café Libertad 8 lleva abierto desde 1976. Situado en la calle Libertad (de ahí su nombre), ha sido y es refugio de artistas y gente del mundo de la cultura. 45 años de vida que ha compartido sobre todo con cantautores. Allí se cuenta, renació el género, y allí lanzaron su carrera artistas como Rosana, Jorge Drexler, Ismael Serrano, Javier Álvarez, Tontxu, Amaral, Carlos Chaouen, Luis Ramiro, Marwan, Andrés Suárez...
En el Libertad además se llevan a cabo recitales de poesía, lecturas de libros, exposiciones de cuadros...
El Café Libertad 8 tiene licencia de bar especial, la misma que las discotecas
Y paradojas de la vida, la música que le ha hecho legendario, es la que le está obligando a cerrar: el problema es tiene licencia de bar especial (lo que le hace ser considerado como local de ocio nocturno para la Comunidad de Madrid, al igual que las discotecas).
"Si no tuviéramos licencia de bar especial no podríamos poner música. No tiene nada que ver con la hora de cierre, aquí cierro pronto, el tema es que si pones música necesitas esa licencia. Pero nos equipara a otro tipo de locales que no tiene nada que ver con nosotros", cuenta compungido y añade:"El café está considerado Patrimonio Cultural de la Ciudad de Madrid, somos un local vivo dedicado a la cultura. Nuestro público viene a ver un concierto, a escuchar un cuentacuentos, a una presentación...", matiza Julián.
El silencio obligado del Libertad
En el escenario, ahora vacío, un bote de gel hidroalcóholico ha quedado olvidado. En la barra también hay botes de gel y carteles recordando que la mascarilla es obligatoria. Son los recuerdos de los efímeros dos meses en los que pudieron abrir.
"Me puse muy serio con eso, prefiero que la gente que venga esté cómoda y sin riesgos, por eso, aunque podía meter a mas, reduje el aforo al 50%. Tampoco dejaba a nadie quitarse la mascarilla, si tenían que beber se la bajaban un momento pero luego puesta otra vez. Pero no ha servido de nada. Siento que somos un cabeza de turco", cuenta mientras el teléfono suena a lo lejos. "Suena mucho, sobre todo por la tarde, son en su mayoría clientes preguntando que cuándo abrimos o qué tenemos programado. Los amigos llaman o mandan mensajes al móvil", dice Julián.
Muchos de esos amigos se han ofrecido a ayudar, personajes conocidos como Rozalén, Andrés Suarez o Pedro Guerra ya cantaron allí tras el primer confinamiento, otros se ofrecen a hacerlo ahora, cuando se pueda.

Cuenta Julián que le da mucha pena ver así a su bar. Viene dos o tres veces por semana a darle una vuelta, a tratar de arreglar algo, y a veces, confiesa, a llorar.
Llegó allí con 23 años como camarero y ya lleva 30. En 2012, Ricardo del Olmo, el anterior propietario, se lo traspasó. Todavía está pagando ese traspaso. Otro gasto más.
"Con poder abrir como bar me contentaba, para cubrir los gastos, lo mínimo. Tampoco pretendo ahora mucho más", explica Julián.
Como en otros muchos locales cerrados, los gastos persisten: alquiler, seguros, luz, teléfono y ahora la seguridad social de los camareros en ERTE. "En el primer confinamiento no había que pagarla, pero ahora sí", añade.
El Libertad se reinventa para sobrevivir
Al final de la sala un trípode y varios cables reflejan por donde va ahora la reinvención del local. Julián está pensando apuntarse a las actuaciones via streaming. Un proyecto que no le entusiasma, pero le consuela. "Al emitir online no se aprecia lo mismo, la emoción se pierde", comenta, pero si no queda más remedio, lo intentará.
Lo que sea para evitar que el Café Libertad 8 acabe así su historia, callado por culpa del coronavirus.