El voluntariado de Lorenzo Caprile: "Cada día llamo a mis amigas mayores para que no se sientan solas"

El cierre de los hoteles ordenado por el Gobierno ha dejado al hotel donde vive sin huéspedes; solo está él y los dueños
Para tranquilizar a las personas mayores que conoce, cada mañana las llama y deja que se desahoguen
Como muchos otros españoles el modisto Lorenzo Caprile quería aportar su granito de arena en la lucha contra el coronavirus pero no sabía muy bien como. La situación actual le ha dejado solo encerrado en el hotel donde vive desde hace años. Y así no tenía muchas posibilidades de ayudar. Hasta que se dio cuenta que en sus manos estaba hacer algo muy sencillo y muy importante: llamar a las personas mayores que conoce y que estos días se sienten muy solas.
Y por eso cada mañana hace la ronda. Llama a Celia, a Teresa, a Ángela, a Ana María, a su madre, a Angelines... llamadas que para estas mujeres mayores, encerradas en casa, son la mejor medicina.
"Las llamo para que no se sientan solas, para que se desahoguen conmigo, porque con esto que está pasando están perdidas", cuenta Caprile por teléfono.
Las llamo para que no se sientan solas, para que se desahoguen conmigo
Mujeres que, como Angelines (madre de su tía política), están preocupadas por su pensión, por lo que va a pasar... que tienen miedo y necesitan decirlo. Caprile llama a Angelines sin prisa, y deja que le cuente.
"Tiene más de noventa años y vive sola en su piso del centro de Madrid, hablo con ella todos los días e intento tranquilizarla".
El modisto pasa gran parte del día así, como ángel de la guarda telefónico. "La gente mayor está muy preocupada y yo creo que esto va para largo". Cuenta Caprile que se ha ofrecido como voluntario para cualquier cosa, pero que de momento, sus llamadas son "su voluntariado".
El resto del día lo dedica a leer, estudiar, preparar la próxima temporada del programa de televisión en el que participa. Y a hablar con Marichi, la dueña del hotel donde vive.
"Aquí solo quedo yo, y el matrimonio dueño del hotel, Marichi y Gabriel. Ellos también son mayores. Con Marichi hablo mucho, también ella necesita desahogarse", explica el modisto.
Solo en el hotel con los dueños
Hace años que Caprile decidió vivir de forma habitual en un céntrico hotel madrileño. Es su casa y su hogar. Por eso está pasando aquí el confinamiento. La única diferencia que nota ahora es que desde que lo ordenó el Gobierno, el hotel permanece cerrado con muy poco personal.
"Seguimos trabajando unos pocos para cuidar al señor Caprile, que vive aquí, y a los dueños", explican desde el hotel. Pero ya no admiten a nadie más. Y aunque ya no observa el trasiego al que estaba acostumbrado, a Caprile la medida le parece bien. El modista está muy concienciado con la situación actual.
"Hay que cumplir con la cuarentena", dice. Hace unos días mandaba un mensaje para tranquilizar a sus seguidores desde su cuenta de Instagram.
Ver esta publicación en InstagramUna publicación compartida de lorenzocaprile (@lorenzocaprile) el 21 Mar, 2020 a las 2:52 PDT
Y desde su habitación, intenta no pensar demasiado en lo que está pasando. "Mi lema es Carpe Diem (aprovecha cada día), porque creo que es mejor ir día a día. No sé cuanto tiempo más pasaremos encerrados, pero puede ser mucho", concluye el modisto antes de terminar la entrevista por teléfono. Es mediodía y todavía le quedan muchas llamadas por hacer.