Aviso de las autoridades: escuchar mucho a Simeone da ganas de invadir la Champions


Con el entrenador del Atlético de Madrid pasa algo parecido a lo que pasó con Antic: siempre dan la sensación de tener un plan
Al colchonero de a pie le pasa con Simeone lo que a Larry, el protagonista de Misterioso asesinato en Manhattan,con Wagner: es escucharlo y entrarle unas ganas irrefrenables de invadir la Liga, la Champions, o lo que se ponga por delante. En sí mismo, esto es una gran contradicción cholista pero, qué es vivir en rojo y blanco sin ser una cosa y la contraria al mismo tiempo.
El Cholo quiere calma y quiere calendario (Valencia y Leverkusen), pero sus palabras siempre están cargadas y, aunque él busque amarrar al hincha al presente, es imposible que la cabeza no se le vaya un poco más más allá, a mayo y a Estambul. Simeone es, como dijo Morata en Marca esta misma semana, “el guía”. Pero el guía quiere ahora y su paso por El Larguero de la Ser estuvo cargado de futuro.
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Con el Cholo pasa algo parecido a lo que pasó en su momento con Antic: siempre dan la sensación de tener un plan. El del argentino anoche era cincelar en el cerebelo del aficionado rojiblanco su nuevo eslógan para la temporada 2019/2020: “Que no nos confundan”. Cree el argentino que hay mucho ruido alrededor de su obra y que escasea la tranquilidad, lo cual es cierto. Sin embargo, con él me pasa como con las canciones de Kiko Veneno: su boca solamente dice volando voy, volando vengo, pero en mi mente se instala la idea de que la vida es volátil e inasible. Los dos siempre dicen algo más.
Confundidos e inquietos
Dice el diccionario que confundir es mezclar cosas diversas hasta que no puedan distinguirse. Creo que Simeone tiene razón, pues. En el Atleti hay muchas cosas revueltas desde que perdiera dos finales de Champions prácticamente seguidas. Estas derrotas colocaron al equipo tan cerca de la gloria que, ahora mismo, todo lo que no sea estar ahí, siempre, es un fracaso, y posiblemente no, esto no es tan así. Hay fracasos y fracasos, hay turines y turinesvalladolides Y todos conviven al mismo tiempo en el imaginario rojiblanco.
A Simeone el debate del juego bonito, el aburrimiento y demás se la trae al pairo. Le importa tanto como los hábitos reproductivos de la tortuga del Pacífico menor. Ahora bien, que ese debate cale en una grada a la que observa últimamente inquieta, ya le toca más de cerca. Su misión anoche fue hacerle ver a sus aficionados en qué punto está el equipo. Y el punto es el de la formación. ¿Hay tiempo para eso? Para unos sí, para otros, no. Je. Él debe lidiar con ello y la mejor forma que tiene de conseguirlo es acudiendo a la clasificación. Con un equipo por hacer, joven (no paró de repetirlo) y con dos delanteros que no hacen goles, va tercero, a tres puntos del líder. A él le vale. ¿Al aficionado? Posiblemente, no.
Costa y Morata: alguien os quiere decir algo
Los nombres de Costa y Morata no paraban de sonar. O le preguntaban por ellos o él se encargaba de mandarles mensajes: que deben estar al máximo, que quién no querría tenerlos en su equipo si están bien, que deben dar más. Deber, siempre deber. En su haber, es cierto, hay muy poco. Goles escasos, expulsiones y algún mal gesto para con sus compañeros. En su debe, titularidades, confianza casi ciega y, ante todo, no aprovechar las ocasiones que sus compañeros generan a cuentagotas.
Después de escuchar el análisis de Simeone, a su equipo lo único que le falta es el gol. Y creo que todo el mundo está de acuerdo. Oblak vive a medio camino entre la tranquilidad y el milagro de cada día; la defensa, a pesar de los cambios en los laterales y los puestos centrales, está aceitada, y los medios cumplen con el oficio de tapar y llevar el balón a tres cuartos de cancha con cierta solvencia. Es decir, el 70% del trabajo de un equipo de fútbol está hecho. ¿Qué falta? Que dos de los jugadores hechos del equipo, dos de las piezas claves de la "estructura" de la que habla Simeone, entren en acción. El propio entrenador es consciente de ello y agradeció ser un equipo para haber salido indemne de esta sequía. Si alguien debe ponerse las pilas, son ellos.
Códigos: lo que pasa en la cama, se queda en la cama
Simeone es un hombre de códigos. Un día, en el verdadero San Mamés, cometió una de las mayores tropelías que se recuerdan en un terreno de juego. Pisó el muslo de Julen Guerrero creándole un boquete con sus tacos. Aquello fue un escándalo y una mancha que le persiguió toda su carrera, por más que algunos meses después, Fernando Couto, con la camiseta del Barcelona, copiara más o menos su jugada y le clavara sus tacos en un partido de la Copa, en la 96/97. El Cholo, fiel a esos códigos que siempre defendió, llegó a pedir que no sancionaran al portugués porque lo que pasa en el campo, ya saben, se queda en el campo.
Esta máxima se amplió anoche cuando Simeone, preguntado por las palabras de Morata en el Marca, sobre el presunto doble rasero arbitral que sufre su equipo, respondió con un lacónico: “No me gustan los victimismos”. El entrenador del Atleti lleva casi una década intentando acabar con un latiguillo tan dañino como el del pupas para que su número nueve lo reviva sin más en una entrevista a pie de cama. Para el Cholo, como para casi todos, lo que pasa en la cama, también se debe quedar en la cama.
Joao y la calma
Lo de Joao, os confieso, empieza a aburrirme. Y creo que a Simeone también. Él tiene claro que el portugués debe ser titular siempre y, sus razones, la verdad, suenan convincentes. Dijo algo similar a “cuanto antes se acostumbre a la presión de ser grande, antes empieza a resolver”, “me recuerda a Kaká” o “cuando tiene el horizonte despejado por delante es más”. Vamos, dijo lo que todos los hinchas del Atleti piensan. Ahora bien, la mayoría opina parecido pero el que tiene el debate montado es él. ¿Lo puede desactivar? Difícilmente. ¿Se lo complican los Lemar, Correa, Vitolo y compañía? Imposiblemente. Así las cosas, solo me queda por pensar que Simeone lo está haciendo bien con el chico. O qué quiere la gente, ¿malgastar un año de talento como hizo Aguirre con el Kun? Diría que no, que no me confundo.
"Estamos bien"
A mí, cuando coincido con el vecino en el ascensor y me pregunta, siempre le digo que estamos bien. Si me cruzo con mi compañero de Documentación en la cafetería del curro, lo mismo. Si me piden la opinión del Atleti, también. A Simeone le pasa igual. Puede ser una respuesta automática o el ejercicio de su responsabilidad política como líder rojiblanco: tapar lo malo y vender sus virtudes. Pero, después de escucharle anoche en la SER creo que muy pocos aficionados del Atleti que hayan visto todos los partidos de la temporada pensarán que contó una película muy diferente a la vista. Y por eso, y porque el entrenador es un experto en coaching y maneja el discurso como pocos, hay más de uno que ya está mirando aviones para Estambul… pasando por Leverkusen, claro.