Barça-PSG: la historia de odio mutuo que nació en una remontada


El Barça 'tocó' a Verratti y a Rabiot, pero el PSG no cedió
El 'clausulazo' Neymar: la herida de muerte de Al Khelaiffi al club azulgrana
Messi y la ley del silencio: el PSG filtra preguntas de la prensa para que no se hable de su futuro
El duelo Barça-PSG. La herida ‘deportiva’ la abrió el club azulgrana tras su histórica remontada del 6-1 ante el conjunto francés en el Camp Nou y que supuso el pase culé a cuartos de final de la Champions League 2017.
El resultado escoció a los franceses, que se quejaron por la actuación arbitral. Pero la guerra en el terreno de juego saltó al palco. Antes, la relación institucional era “correcta”. A partir de entonces, se desenterró el hacha de guerra y nació el odio. Ya nada iba a ser como antes.
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Marco Verratti y Adrien Rabiot
Verratti tonteó con el FC Barcelona y el FC Barcelona lo hizo con el italiano en verano de 2017, justo después de la histórica remontada. El centrocampista del PSG se declaró en ‘rebeldía’ para forzar su salida con destino al Camp Nou, pero el orgullo del dueño del PSG, Nasser Al-Khelaifi, es inquebrantable. Todavía se acordaba de la dolorosa eliminación de Champions League y no quiso pasar por el aro. Verratti no se movió. Meses después, Carlo Ancelotti, exentrenador del Real Madrid y del PSG explicó que el italiano utilizó al Barça para mejorar su contrato. Y lo logró.

Otro nombre propio fue el de Adrien Rabiot. El francés se negaba a renovar el contrato con el conjunto parisino y esa decisión le llevó a la grada. El PSG culpó una vez más al Barça por tocar, descentrar a sus jugadores y desestabilizar al club. Pero el Barça tenía la sartén por el mango: si Rabiot no salía en forma de traspaso, esperaría a que acabar su contrato para traerlo a la ciudad condal gratis. Al-Khelaifi tampoco pasó por el aro, prefería perder dinero antes que ceder ante el conjunto azulgrana. Y Rabiot no salió. Posteriormente, el Barça rompió las negociaciones con el centrocampista francés por sus altas pretensiones económicas.
Ángel Di María también estuvo a punto de acabar de azulgrana, pero tampoco. Cero negociaciones. Al enemigo, ni agua. Años antes lo intentaron con Marquinhos y Thiago Silva pero la historia se quedó en nada.
Neymar, un viaje de ida y 'casi' vuelta
Pero el torpedo a la línea de flotación azulgrana llegó con las ‘obscenas’ cifras que se manejaron con el fichaje de Neymar: 222 millones de euros, la mayor operación de la historia del fútbol. El PSG, tras la debacle en Champions, quería sí o sí el campeonato y veía cómo el brasileño, protagonista de la remontada culé, podía ser la clave. Quería construir un proyecto en torno al astro cubriéndole de oro. Y Neymar aceptó.

El Barça nunca hubiera aceptado la marcha del brasileño, pero el PSG pagó la cláusula. Años después, el brasileño, arrepentido, soñó con su regreso para jugar con su amigo Messi. Pero la oferta que puso sobre la mesa el entonces presidente del Barça, Josep Maria Bartomeu, era “ridícula”, según filtraron directivos del PSG.
No hubo acuerdo y Neymar se quedó pese a declararse en rebeldía. Al Khelaifi terminó estallando y declaró la guerra total, sin treguas, al FC Barcelona.
Y ahora, el PSG está al acecho de Messi. Si Neymar quería reunirse con el delantero argentino, lo haría vestido de azul y en el Parque de los Príncipes.
Messi acaba contrato este verano y tiene dos opciones: o marcharse a la ‘ciudad de la luz’ o quedarse en el Camp Nou. El capitán del Barça sabe que el PSG es el único que puede pagarle la ficha, con permiso del Manchester City. La decisión está en sus manos.
Mientras tanto, Al-Khelaifi ha optado por una estrategia mucho más discreta: silencio en torno al futuro de Messi. Hasta el punto de que su última orden ha sido imponer un filtro a las preguntas que haga la prensa a su entrenador, Pochettino.