Ahora, a subirse al carro de Zidane


En sólo una semana, el entrenador del Real Madrid ha pasado de verse cuestionado a liderar La Liga
Una semana, solo una semana ha necesitado Zinedine Zidane para comprobar hasta qué punto llegan a ser efímeros en el fútbol, tanto el éxito como el fracaso. El entrenador del Madrid las ha vivido de todos los colores. Por eso no le ha sorprendido la facilidad con la que algunos se han bajado del carro y apenas siete días después intentan subirse de nuevo.
Ni le ha sorprendido, ni le preocupa lo más mínimo. Los quebraderos de cabeza han sido y son otros. Le preocupaba, y mucho, que la mayoría de sus intocables mostraran la alarmante falta de intensidad y de actitud que culminó con el ridículo de París y la goleada a manos de un París Saint Germain huérfano de sus estrellas.
Le preocupaba, y mucho, la inexplicable fragilidad defensiva de un equipo que presume de los premios que reciben sus zagueros, pero que hasta su visita del sábado a Sevilla era un chollo para sus rivales. Le preocupaba, y mucho, la falta de contundencia en ataque y que sólo Benzema estuviera a la altura de lo que se le exige y de lo que necesita un equipo como el Madrid.
Todo eso ha cambiado en siete días y ciento ochenta minutos de fútbol. Por primera vez en el ejercicio, Zidane ha comprobado que tiene en la plantilla a jugadores que le pueden echar una mano con el gol a su delantero centro. Ha comprobado que sus futbolistas, los titulares y los del "Plan B" pueden conseguir el "éxito" de mantener la portería a cero durante dos partidos consecutivos. Y ahora sabe también que si sus futbolistas se lo proponen pueden exhibir la actitud y la intensidad que se les supone desde que se ponen la camiseta blanca, y que además les pide su técnico.
Tampoco ha sido un gran problema para Zizou que los mismos que se bajaron del carro se dedicaran a buscarle sustituto y llegaran a la conclusión de que los males del Madrid se solucionarían con la llegada de Mourinho, previa destitución, por supuesto, del actual entrenador.
Zidane se ha dedicado a trabajar con su plantilla, que no es la que quería pero es la que el club le ha podido dar y a contemplar el paisaje alrededor del grupo y de su propia figura. Porque, cuestiones futbolísticas al margen, la gran preocupación de Zidane era, y va a seguir siendo, que sus jugadores no se bajen del carro. Eso sí sería definitivo.