La cláusula clave del contrato de la Superliga: solo arrancaría con el "reconocimiento" de la FIFA

El acuerdo de financiación por 3.800 millones se cerró el sábado, 48 horas antes del anuncio
En el campo de internet, el proyecto estaba en manos de Craig Howe, exresponsable digital de la NFL
En España, el desarrollo empresarial fue coordinado por la multinacional de gestores financieros TFM Group
“Comunicado oficial: los principales clubes europeos de fútbol anuncian la nueva Superliga”. La frase que daba luz verde al proyecto ha sido tan efímera que a primera hora del lunes colgaba de la página web del Real Madrid, se replicó de forma exponencial por medio mundo, abrió la mayor batalla que el deporte profesional ha vivido en Europa y cinco días después, ha desaparecido de la red al ser descolgada incluso por el Real Madrid de su página web oficial.
Son los restos del naufragio. El final de la batalla de los cinco días, que amenaza con convertirse en guerra entre los clubes y la UEFA a lo largo de los años. Una pugna con deportistas e inversores de por medio. Sudor y dinero. Con 180 millones de dólares movidos en bolsa en un solo equipo, 3.800 millones de euros en financiación pendiente y la creación de un imperio empresarial para amparar una competición para los 20 mejores equipos de Europa que quedó en nada. Una lucha con estampidas, detractores, con agentes encubiertos y con el mundo del fútbol tan dividido como lo estaban los mercados. Las acciones de La Juventus subieron un 18% en bolsa para bajar al día siguiente un 11 y terminar cinco días después por debajo del precio de salida. Restos en el campo de batalla que estuvo condicionada desde el principio. En una de sus clausulas clave, el contrato entre todos los equipos participantes estipulaba que la competición no arrancaría sin el "reconocimiento" de la FIFA. Algo que nunca sucedió.
MÁS
Esta semana, los clubes participantes han esgrimido en varias ocasiones la supervivencia económica como causa de esta rebelión y las pérdidas durante la pandemia incluso, que el Real Madrid cifra en 400 millones de euros. En realidad, fue en 2018 cuando la guerra soterrada arrancó en los despachos. En esa fecha, el European Investigative Collaboration (EIC) publicó Football leaks, una investigación basada en su mayoría en los documentos y correos electrónicos obtenidos por el hacker luso Rui Pinto, detenido en Budapest en 2019 y ahora en prisión en Portugal. Uno de esos correos era un email enviado a la asistente personal del presidente del Real Madrid Florentino Pérez y a dos de sus colaboradores. El mensaje contenía un borrador de acuerdo de 13 páginas en el que se dibujaba la organización de la Superliga, que debía arrancar en 2021, contar con una empresa madre en España para la gestión de la competición, y exigía un compromiso a 20 años para los participantes.

Un órdago en la fecha propuesta
Tres años después, la predicción se cumplió, pero de forma atropellada. El 19 de abril era la fecha tope para que los clubes implicados dieran la cara. Esa mañana, la UEFA tenía previsto anunciar su nuevo modelo de competición para la Champions League, que entraría en vigor en 2024. En realidad, el anuncio de la entidad que controla desde Suiza el fútbol europeo se adelantó varios días ante los rumores de que los clubes de laSuperliga pensaban dar un paso adelante. Había indicios. El pasado mes de octubre se inscribió en España el dominio TheSuperLeague.es, que aparece en los registros a nombre de Craig Howe. El empresario fue durante dos años el responsable de la expansión digital de la NFL, la liga de fútbol americano. Después, creó su propia agencia, llamada Rebel Ventures, abrió sedes en EEUU y España y tiene al Real Madrid como uno de sus principales clientes.
De forma paralela, otro equipo había trabajado durante meses para cerrar un acuerdo a tres bandas que garantizara la supervivencia del proyecto los primeros años. La parte financiera estuvo siempre a manos de Anas Laghari, el banquero marroquí de 37 años que lidera la firma de inversión Key Capital y al que Florentino Pérez conoce desde que era niño, ya que le une una buena relación personal con su padre desde hace años, según explican fuentes del club blanco.
Así, el pasado 17 de abril, a dos días de la presentación de la UEFA, en pleno sábado, se firma uno de los acuerdos clave para la puesta en marcha de la Superliga. El banco de inversión JP Morgan y la sociedad española Tivalino Investment Sl firmaron una carta de compromiso por la que el banco se comprometía a aportar 3.983.000 euros. El dinero para arrancar la Superliga. La firma española que participa en la operación se creó en Barcelona el pasado 23 de febrero y está administrada por dos trabajadoras de TFM Group, empresa especializada en la creación y gestión de holdings empresariales por todo el mundo. En una segunda fase de la operación, JP Morgan se comprometía a organizar una emisión de bonos para inversores que serviría para hacer frente al pago del préstamo adelantado por el banco y facilitar la entrada de capital privado en la competición.
La intención de los creadores era acercar el fútbol europeo al modelo de la NBA, donde una franquicia permanece en la competición pese a los malos resultados deportivos. Eso facilita la entrada de inversores al ver garantizada su rentabilidad en ingresos televisivos pese a una temporada nefasta del equipo en el que han puesto sus ahorros. Algo que no sucede por ejemplo en el fútbol español donde varios equipos han visto la llegada de capital saudí o británico para reflotarlos sin el éxito esperado y sin el retorno de ventas que eso inversores deseaban.
Una emisión de bonos para captar inversores
Tras la firma de este contrato, arrancaron los rumores sobre el golpe en la mesa de los grandes del fútbol. En la trastienda, el diseño estaba prácticamente definido, pero no rematado. La estructura empresarial más importante debía ser una sociedad española llamada European Superleague Company SL, una firma que se transformaría después en sociedad anónima y que estaría participada por el Real Madrid, Milan, Barcelona, Atlético de Madrid, Manchester, Inter de Milan, Juventus, Liverpool, Tottenham, Arsenal, Manchester City y Chelsea.
De esta empresa, que acudió a los tribunales en Madrid pero que todavía no aparece como pública en los registros españoles, debían pender después otras tres filiales distintas: Sports Co SL, encargada de la supervisión y del funcionamiento de la competición deportiva. MediaCo 1, dedicada a la gestión de los derechos televisivos de la competición, y CommercialCo, dedicada a la comercialización de todos los activos que no fueran derechos audiovisuales, como por ejemplo las camisetas y otros productos licenciados.
Llegados a este punto, el plan de los fundadores es que los equipos participantes firmaran acuerdos vinculantes con estas sociedades, todavía no creadas, para regular su acceso al dinero generado por sus partidos. Los acuerdos firmados entre los fundadores recogen, según la documentación que presentaron después ante la Justicia, una cláusula que vincula la competición al “reconocimiento” de la Superliga como competición “compatible” con los estatutos de la FIFA y de la UEFA. El pasado 18 de abril, domingo y un día antes de que la Superligua se anunciara de forma oficial, FIFA y UEFA ya mostraron su rechazo frontal al proyecto, que les dejaba fuera del pastel televisivo más importante del fútbol privado.
Y llegó la tormenta
El 19 de abril llegó de forma oficial el momento de presentar la Superliga. El Real Madrid colgó el anuncio en su web oficial y se hizo visible también el portal oficial del proyecto, dependiente de European Super League Company SL. La acogida fue dispar en el mundo del fútbol y en los mercados financieros. Entre los clubs que cotizan en bolsa, la Juventus alcanzó el récord con una subida de sus acciones del 18% solo en una jornada. ¿Por qué subió más el equipo italiano que el Mánchester, por ejemplo? Porque vale menos de la mitad en bolsa que el club inglés, y eso provoca que con 180 millones de los inversores, sea más sencillo mover sus acciones.

La Juventus vale en bolsa 1.001 millones de dólares mientras que el Manchester está valorado en 2.695 millones y el efecto subida de la superliga fue del 6% (161 millones de dólares). Otro equipo que sufrió la montaña rusa financiera del proyecto en bolsa fue el Borussia Dortmund alemán, valorado en 523 millones de euros y que sonaba como uno de los principales invitados a la competición. Sus acciones subieron un 11% durante la jornada del lunes, para volver a bajar después.
Como nota discordante, existe desde los años 90 un índice bursátil que aglutina a gran parte de los equipos europeos (Stoxx European Football) y que apenas ha variado sus cotizaciones en estos días. ¿El motivo? Que la mayoría de los clubes participantes en la Superliga, o no cotizan en bolsa, o no están dentro de este indicador.
En cualquier caso, es sencillo seguir el devenir del proyecto con las gráficas de los valores durante esta semana como guía. El lunes, las acciones suben con la euforia contenida, para bajar a última hora con la negativa rotunda y oficial de la UEFA a reconocer la competición. Arrancan las presiones, no solo para los participantes. JP Morgan es uno de los bancos más vinculados al fútbol inglés, en el que ha participado en varias compras y adquisiciones. Tanto es así que en 2011 su sede sufrió el ataque en su sede de hooligans descontentos con la familia propietaria del Manchester. De hecho, para ellos era de especial importancia la presencia en la Superliga de los clubs ingleses, los primeros en descolgarse.
De hecho, las acciones del Manchester aguantaron mucho peor los envites, con una caída constante desde el mediodía del lunes hasta que se confirmó un día después la salida del proyecto de los equipos de la Premier, que había mostrado también su rechazo frontal. En ese momento, las acciones del Manchester se pusieron por debajo de 16 dólares cuando habían estado rozando los 18. Si algo rehuyen los mercados es la incertidumbre.
Nada sirvió para salvar el proyecto. Ni el anuncio de que Amazon estaba ya detrás de los derechos de la nueva competición, ni la decisión judicial española de que la FIFA y la UEFA no pudieran imponer sanciones de forma cautelar a los implicados en la rebelión de los grandes. El día 21, eran Atlético de Madrid, Inter, Milan y Juventus los que anunciaban su salida del proyecto. La Superliga estaba ya tocada de muerte. Esa noche, el presidente del Real Madrid se reconocía en El Larguero “triste y decepcionado” aunque daba el proyecto todavía por “vivo”. De forma paralela, el comunicado oficial colgado ese mismo lunes, era borrado de la web del equipo blanco y ahora, está inaccesible