Varios heridos en los disturbios durante la celebración del título de liga del Sporting de Lisboa

Los aficionados no respetaron las reglas sanitarias: ni distancia física, ni mascarilla
La policía cargó contra los aficionados y disparó balas de goma
El Sporting ha ganado la liga portuguesa 19 años después
La euforia ganó a la pandemia en la fiesta del Sporting de Lisboa por su primer campeonato de la liga potuguesa en 19 años, que quedó empañada por los disturbios que se produjeron entre los miles de aficionados concentrados en los aledaños del Estadio José Alvalade y que dejaron varios heridos. Con las gradas vacías por las restricciones del coronavirus, la celebración se trasladó fuera.
Miles de hinchas se concentraron junto al estadio en las horas previas al partido, a la espera de una victoria ante el Boavista que le diera el título. La pandemia quedó rápidamente olvidada: ni distanciamiento físico ni, en muchos casos, mascarilla. Las autoridades de la capital pedían que se respetasen las reglas sanitarias y recordaba que, pese al reciente desconfinamiento, sigue prohibido el consumo de alcohol en las calles.
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Pero la fiesta ya había comenzado. El autobús del equipo fue recibido envuelto en humo verde y los hinchas se agolparon alrededor de una pantalla gigante. La euforia se desató en el minuto 36, cuando un gol de Paulinho ponía por delante al Sporting. Pese a las gradas vacías, el estadio vibró con las celebraciones de la multitud que se concentraba fuera.
Varios heridos en los disturbios
Pero la situación se terminó de descontrolar en el descanso, cuando la policía cargó contra los aficionados y disparó balas de goma, mientras que hinchas lanzaban bengalas y cubos de basura. Los enfrentamientos dejaron varios heridos y obligaron a varias ambulancias a desplazarse al lugar.
"Hay varios heridos. Eran ciudadanos de fiesta que fueron alcanzados por piedras y botellas. No tenemos información de heridos graves", informó a la prensa un comisario de la PSP. Un reportero de la cadena TVI fue alcanzado por una bala de goma, aunque sin gravedad, según confirmó el medio.
Tras los incidentes, la policía reforzó su presencia alrededor del recinto, donde la exaltación y los fuegos artificiales estallaron cuando el árbitro pitó el final del encuentro con un resultado corto, pero suficiente: 1-0 para los "leones". Dentro, los jugadores festejaron el título sobre el césped antes de levantar al cielo el trofeo liguero ante un estadio vacío, mientras fuera seguían las aglomeraciones y la fiesta. Con el final del partido, la ciudad se llenó de bocinazos, petardos y cánticos que no se oían en la capital desde 2002.