El equilibrismo de Zidane


El partido de Son Moix retrató, una vez más, a todos los que perpetraron la pésima actuación colectiva e individual
Llega el Madrid a Mallorca, se marca un partido calamitoso, y pierde. Tres días después, viaje a Estambul, partido exigente por la situación del equipo en la Champions, victoria y buenas sensaciones. Esa última semana del Madrid es el reflejo exacto de lo que está siendo el equipo de Zidane desde que empezó la temporada y de lo que está viviendo el entrenador desde su banquillo.
El partido de Son Moix retrató, una vez más, a un buen puñado de jugadores. En realidad, prácticamente a todos los que perpetraron la pésima actuación colectiva e individual. Por la habitual falta de tensión del equipo en el arranque, por la escasa productividad futbolística y por la nula capacidad de reacción.
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Y la cita del Ali Sami Yen sirvió para que unos cuantos futbolistas se reivindicaran. La mayoría de ellos son, en principio, suplentes en este equipo. Y ahí es donde está el problema para Zidane. Porque una de las señas de identidad del francés como entrenador ha sido su apoyo, casi siempre incondicional, a los veteranos, a los titulares, a las “vacas sagradas”.
Le hayan respondido o no, ellos siempre han tenido el respaldo del técnico. Y ahora resulta que aparecen Valverde, Rodrygo, o incluso Militao y Mendy en algún momento puntual y acumulan méritos para ganarse minutos y la titularidad. En la primera etapa de Zizou en el banquillo blanco, éste problema no existía, porque aunque el denominado entonces “Plan B” le funcionó y le aportó mucho, los titulares respondían y se evitaba el debate.
Ahora es distinto. Ahora no hay un centrocampista (de los pocos que tiene la plantilla) que aporte más que Fede Valverde. Tampoco hay un jugador de ataque que deje entrever el peligro y la calidad de Rodrygo. Y antes de su lesión, era discutible si Mendy merecía o no el lateral izquierdo en lugar de Marcelo, o si Militao le podría discutir el sitio en el once titular a Varane. El Madrid se la ha pegado en Mallorca con los menos habituales, pero también ha tropezado con el Valladolid en el Bernabéu o en Villarreal con los titulares.
Así que la cuestión es: ¿debe Zidane cargarse a algunos de sus “titularismos” y aplicar la meritocracia? Nunca lo ha hecho, pero la realidad futbolística del su Madrid puede que le obligue. Sería alterar el ecosistema, y también hacer justicia con el trabajo de algunos de sus activos en la plantilla. De momento opta por el equilibrismo, prefiere evitar seísmos en el vestuario. Pero igual los acontecimientos le hacen cambiar de estrategia. Porque va en su cargo, y porque le va su cargo.