Esmeralda y Diana, hijas del exciclista Juan Vitoria, retan al desierto y al machismo de Arabia Saudí

Las corredoras españolas Esmeralda y Diana Vitoria, del equipo Vitoria, afrontan la primera edición de la Titan Series de Arabia Saudí, la prueba en bici de montaña que concluye el próximo 1 de febrero y en la que se enfrentan al recorrido extremo por el desierto y a las leyes de un país que recorta muchas de las libertades de las mujeres.

Las hermanas gemelas Vitoria, una afincada en Ossa de Montiel (Albacete), tierra de Óscar Sevilla 'El Niño', y la otra en Barcelona, nacieron "con una bici bajo el brazo", confiesa a Europa Press Esmeralda, pues su padre, Juan Vitoria fue ciclista en la década de los setenta y ochenta y comenzó con la fabricación de cuadros de acero a medida en 1988 en Locarno (Suiza).

"La pasión por la bici nos viene de la cuna, lo llevamos en la sangre. Desde que tenemos uso de razón hemos estado rodeadas siempre de bicicletas. Nos iniciamos en el ciclismo de competición de carretera a los 8 años, en la escuela ciclista de nuestro pueblo", recuerda Esmeralda Vitoria.

Entre 1974 y 1978, Juan Vitoria compitió en España, Suiza e Italia antes de regresar a España en 1979 para correr en el equipo valenciano PC Sedavi-Muebles Adolfo. Debutó en profesionales con el conjunto de Miguel Moreno Peña 'Manzaneque', pero a Juan le apasionaba también el oficio de fabricar bicicletas.

En Locarno, el fabricante Sergio Golmeski le enseñó la técnica de fabricación de la bicicleta durante años y, tras comprar toda la maquinaria italiana en el mismo lugar que el mítico Eddy Merck, fundó Ciclos Vitoria en 1988, con sus propios cuadros Vitoria.

Hace 6 años, después de acabar los estudios en Administración y Dirección de Empresas y trabajar durante una etapa en Londres, las gemelas Vitoria volvieron a España para seguir los pasos, o quizás la rueda, de su padre.

"La empresa se transformó y pasó de tener un espíritu artesano y del 'hand made', a un producto más industrializado, aunque seguimos manteniendo la esencia del hecho a mano, que es una de nuestras principales características como marca", explica Esmeralda.

Aunque reconocen tener diferentes gustos pese a su gran parecido físico, las gemelas comparten la misma pasión por la bici y los proyectos relacionados con la misma.

"Esto nos ha mantenido unidas a nivel profesional. Soy una apasionada de conocer el mundo, otras culturas y participar en esta primera edición de la Titan en Arabia Saudí es un plan perfecto: combinamos nuestro deporte favorito con la aventura de conocer lugares y culturas desconocidos", comenta.

Las hermanas Vitoria se sienten "muy comprometidas" con el deporte femenino y con un ciclismo en el que la visibilidad de la mujer era, hasta hace pocos años, "insignificante". "Competir en la Titan en Arabia supone un triple desafío: el desierto, un terreno desconocido y practicar deporte siendo mujeres en un país con unas leyes muy restrictivas en cuanto a los derechos de la mujer", resumió.

A su juicio, la oportunidad de disputar la Titan Series en el país árabe y ser un escaparate para sus mujeres es un motivo de satisfacción añadido. "Arabia Saudí ha estado muy cerrado al exterior por su cultura musulmana y la implantación extrema del Islam. Pero está haciendo esfuerzos en atraer eventos deportivos internacionales para darse a conocer en el extranjero como el Dakar, la Supercopa de España de fútbol ... todo ello es un indicio de la predisposición que tiene en abrirse al mundo", señaló.

No obstante, aún queda mucho camino por recorrer, apunta Esmeralda, pese a que desde 2019 "se están relajando las represalias que sufren las mujeres" en el país. "Nos da mucha satisfacción participar en ese cambio. Me encanta viajar y más a países exóticos; conocer un país musulmán tan arraigado a sus tradiciones y hacerlo en bicicleta, es un plan perfecto", subrayó.

La primera edición de la Titan Desert Arabia Saudí se disputa del 29 de enero al 1 de febrero en la región de Hail, cuatro etapas con un total de 376 kilómetros. Las hermanas Vitoria ya participaron también en la Titan Desert, en el Sáhara marroquí, en 2018.

"Fue un experiencia muy gratificante. El desierto te atrapa, por la dureza del clima, las dunas, el viento, el sol, la arena. Cuando acabas estás tan cansada física y mentalmente que te dices: 'No vuelvo ni loca'. Pero esto se olvida pronto y, al final, repites", confesó la titana.