Joan Laporta, una candidatura cantada en el Barça: así quiere allanar su camino a la presidencia


El expresidente del Barça anunciará su candidatura este jueves, según avanza RAC 1
Su primer objetivo será tratar de convencer a Messi para que se quede
Su amistad con el representante Mino Raiola puede facilitar la llegada de cracks como Haaland
Que Joan Laporta se va a presentar a las próximas elecciones del FC Barcelona no ha pillado por sorpresa. El dirigente catalán llevaba semanas enredando hasta que se le ha brindado esta oportunidad. Y es ahora. Este jueves presentará su candidatura para las elecciones que se celebrarán el próximo 24 de enero, según avanza RAC1.
El abogado barcelonés lleva trabajando en la sombra desde hace varios meses, tal vez temporadas. La crisis institucional culé –probablemente la más complicada de su historia- ha allanado el camino de Laporta, que busca reeditar su presidencia con una tarjeta de presentación para volver a ilusionar a sus socios. Sí. Ha sido el presidente de lo que algunos han denominado como mejor equipo del mundo. Sí. Ha levantado 59 títulos oficiales, 12 de ellos en la sección de fútbol, con dos Champions presidiendo su escaparate. No. Politizó al club convirtiéndolo en un elemento de propaganda independentista. No. Terminó su mandato con escándalos, dimisiones y con cierto aire de autoritarismo dividiendo a sus socios, provocando una fractura social que terminó con su salida por la puerta de atrás tras una moción de censura.
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Pero Laporta ha esperado su oportunidad. Conoce sus virtudes y sus defectos. Como buen 'cruyffista' y 'guardiolista', sustentará sus bases de su proyecto en tres pilares y por este orden: Messi, ilusión y fútbol total.
Convencer a Messi
Su primer y principal objetivo será tratar de convencer a Leo Messi para que se quede ofreciéndole, probablemente, un contrato vitalicio. Si promete que el astro argentino se va a quedar, tendrá pie y medio en la presidencia. Pero lo tendrá muy complicado. El capitán del FC Barcelona daba ya terminado su ciclo, aunque la estrategia de Laporta será poner todo su esfuerzo y que los socios no piensen que no lo ha intentado.
Su amistad con Mino Raiola, clave para el reclamo de grandes fichajes
El segundo pilar: la ilusión. Y sabe manejarla a la perfección. Llegó a la presidencia con la promesa de fichar a David Beckham, pero no lo hizo. Su puesto lo ocupó Ronaldinho, que marcó una época en el club azulgrana, así que la jugada le salió perfecta. Para el futuro, tiene un as en la manga: es amigo del representante Mino Raiola, que tiene en su cartera al delantero noruego Haaland, un jugador por el que suspiran todos los grandes y que podría convertirse en el gran reclamo para su candidatura. Raiola sabe que, con la llegada de Laporta a la presidencia, puede también poner en marcha jugosas operaciones con el club azulgrana. Aunque ahora, con el agujero económico de la entidad, tampoco se pueden hacer milagros.
El 'fútbol total', el reclamo de todos los candidatos
El tercero, el fútbol total. La esencia innegociable del Barça. En este sentido, es seguir la línea de continuidad marcada en los 90 por Johan Cruyff. Bartomeu pretendió dar continuidad a esa idea, pero el desgaste de la plantilla, la salida de estandartes como los Puyol, Iniesta o Xavi, carecer de una política deportiva clara, los cambios de entrenador y directores deportivos y los oscuros tejemanejes de la directiva, finiquitaron su presidencia. Pero el fútbol total no será propiedad sólo de Laporta, también será el reclamo del resto de candidatos como Víctor Font, Rosaud, Toni Freixa, Agustí Benedito, Jordi Farré, Fernández Alá, Xavier Vilajona y Pere Riera, de momento. Lo que tiene a favor Laporta es que sigue enarbolando orgulloso la bandera de la presidencia del mejor equipo de la historia.
La llegada de Laporta supondrá una dosis de ilusión y aire fresco en la parcela deportiva, pero tiene sus riesgos: asestar el golpe definitivo a la politización del club a favor de la independencia. Y, una duda razonable. ¿Qué tipo de Laporta llegará? ¿El primero o el segundo? ¿El que llegó cargado de ilusión, apostando por el área deportiva y coleccionando títulos? ¿O el Laporta más opaco, con cierto aire de autoritarismo, inmerso en escándalos de dimisiones, peleas internas y nombramientos incomprensibles?