Los JJ. OO. sin espectadores: un laboratorio para medir el rendimiento de los deportistas cuando no hay público


Los deportistas se enfrentan a una situación nueva con la que no contaban, ya que la prohibición de público se hizo a última hora
Los grandes atletas tienden a mejorar sus ejercicios delante de una multitud, según los expertos
La decisión de Japón de prohibir la entrada de los espectadores en los Juegos Olímpicos debido a la pandemia se ha convertido en un auténtico laboratorio. Una fórmula para medir el impacto real que puede tener en el rendimiento de los deportistas el hecho de que no haya aficionados en las gradas que los animen, los jaleen y los aplaudan.
Las extrañas circunstancias en las que se llevan a cabo los Juegos pueden ejercer una presión inesperada sobre algunos atletas. El martes, la superestrella Simone Biles se retiró de la competición por equipos femeninos. La gimnasta estadounidense les dijo a sus compañeras y periodistas que no estaba en el "espacio mental" adecuado para competir. "Han sido realmente estresantes estos Juegos Olímpicos", dijo Biles al Washington Post. "Solo como un todo, no tener audiencia. Hay muchas variables diferentes en juego", añadió. Más tarde, Biles decidió también no participar en la competición individual.
MÁS
Porque al final hay siempre dos juegos donde hay que competir: el de la pista y el de la cabeza. Y a Biles le falló el segundo, algo que es probable que le esté pasando también a otros deportistas en estos insólitos Juegos. "En la cancha, en el campo, donde sea que esté su competencia, los jugadores tienen esta incertidumbre. Se enfrentan a una situación en que no tenían antes", asegura Louise Byrne, profesional de la psicología del deporte y el ejercicio en Optimize Potential, una consultora de psicología deportiva en el Reino Unido, en Scientific American.
Una decisión repentina
La decisión de sacar al público de los Juegos de Tokio fue repentina. Ningún deportista estaba preparado para unas gradas vacías. La idea era llenar los estadios hasta un aforo del 50%. Pero el primer ministro de Japón tomó la decisión de prohibir los espectadores, incluso a familiares, en un decreto de estado de emergencia en Tokio a principios de este mes. Respondía así ante el aumento del número de casos de covid y la amenaza de la variante delta, un 60% más contagiosa que la británica.
Importantes eventos deportivos anteriores, celebrados también sin público, han tenido que echar mano de la imaginación. Tanto La Liga española de fútbol como La Premier League inglesa complementaron las transmisiones de los juegos con el ruido de la multitud del videojuego de fútbol FIFA 20 mezclado con el audio del juego en tiempo real.
Un equipo de béisbol taiwanés y un equipo de fútbol alemán fueron los primeros en poblar las gradas con figuras de aficionados de cartón, una práctica que se extendió rápidamente por otros países, especialmente en el béisbol y el baloncesto de Estados Unidos.
La intención de recrear un público de ficción no era otra que suavizar la decepción de ver las gradas vacías e incluso consolar a los espectadores que miraban en casa los partidos por televisión. "No es que la NBA tuviera un comité diseñado para descubrir cómo inventar a los fanáticos si no están allí", señala Daniel Wann, profesor de psicología en la Murray State University en Kentucky, que estudia psicología deportiva y comportamiento de los fanáticos. "Simplemente estaban inventando cosas a medida que avanzaban y haciendo un trabajo tan bueno como podían, pero nada de eso parecía real para el fan casual o avanzado".
Los Juegos Olímpicos, en cambio, se retransmiten a pelo, sin ningún tipo de accesorio dulcificante que haga ilusionarse con la idea de que el público nunca salió de las gradas. La ausencia de aficionados ha tenido ya las primeras consecuencias, con un 36% menos de audiencia en Estados Unidos respecto a los Juegos de Río en 2016.
Visualizaciones con público
El psicólogo deportivo de la Universidad Estatal de Ohio y ex gimnasta estadounidense, Jamey Houle, explica que a la hora de entrenar, los atletas visualizan determinadas acciones que han de realizar simulando lo más fielmente posible las condiciones del juego real. Así, es probable que para prepararse para los Juegos de Tokio, los atletas hayan practicado con ruidos falsos de la multitud antes de que se anunciara la prohibición de espectadores. El hecho de que no haya ahora público podría estar teniendo un impacto determinante en su rendimiento.
Lo cierto es que no se actúa igual cuando uno está solo que cuando hay gente alrededor. Los grandes atletas tienden a mejorar sus ejercicios delante de una multitud, mientras que los atletas menores fallan más con público. "Si hay una falta de audiencia, en teoría, el rendimiento baja", señala Wann. Eso llevaría a que en estos Juegos puedan darse menos récords y a que la diferencia entre los resultados más altos y más bajos sea menor.
Ocurrió con los partidos de fútbol la temporada pasada, donde algunos jugadores estadounidenses han reconocido que sin espectadores parecía menor lo que estaba en juego, lo que a la postre contribuyó a un menor rendimiento. "Sentían que era como jugar en un partido de fútbol de la escuela secundaria", asegura Houle.