Bale es un futbolista invisible con falta de compromiso con su equipo
Milita en el Real Madrid un jugador galés de nombre Gareth Bale que de un tiempo a esta parte ha tomado la curiosa decisión de reírse del equipo que le paga un contrato millonario y que soporta desde hace años su bajo estado de forma y su nula integración en el vestuario. El grado de carcajada ha adquirido esta semana su grado de mayor resonancia.
Los "curativos" aires de Cardiff
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El aficionado del Real Madrid (el que paga para mantener el sueldo del señor en cuestión) ha asistido perplejo a la curación milagrosa de Bale nada más aterrizar en tierras de Gales. Como si de un ungüento mágico se tratara, los aires de Cardiff han logrado lo que ningún galeno del Real Madrid ha conseguido en los últimos 29 días, curar a Bale y dibujarle un sonrisa de oreja a oreja que irrita nada más verla.
El asunto es que Bale lleva exactamente 34 días sin jugar con el Real Madrid (Bale gana un millón y medio de euros al mes), bueno realmente sin jugar lleva prácticamente desde que fichó, se cuentan con los dedos de una mano los momentos en los que ha rentabilizado su millonario fichaje.
Un futbolista con falta de compromiso
Desde que aterrizó en Madrid ha sido un futbolista invisible, sin peso dentro y fuera del campo y con una falta de compromiso alarmante, cuestión esta última que molesta especialmente a la afición madridista. El currículo de Bale está de lleno de desplantes como irse antes de terminar los partidos sin saber el resultado final, no acudir a ninguna cena del equipo, estar media temporada lesionado. El principal problema que tiene Bale es que nadie quiere a Bale.
Después de semejante panorama, la cuestión pasa ahora por aclarar... ¿qué hace el Real Madrid con Bale? Lo mal vende en el mercado invernal (no parece la opción preferida por el club), lo sostiene hasta verano con la esperanza de engañar a algún club chino (son chinos, pero no tontos) o intenta por enésima vez su recuperación (esto es más un sueño que una realidad).
Zidane mira a otro lado
La encrucijada es tal que Zidane no puede ni siquiera decir lo que piensa realmente de Bale y se pasa las ruedas de prensa mirando hacia otro lado. Decisión que puede ser entendible por no dañar todavía más la imagen del jugador.
Pero, ¿merece volver a jugar Bale con el Real Madrid? ¿Un jugador con este comportamiento debe quitarle el puesto a otro? Ahí veremos si Zidane es justo con su vestuario o se pliega a los intereses del club que prefieren tapar los continuos desplantes del galés.
Hace unos días un histórico jugador del real Madrid, Pedja Mijatovic, definió a la perfección a Bale: “sus prioridades son Gales, el golf y el Real Madrid”. Lamento discrepar con Mijatovic: sus prioridades son el golf, Gales y el Real Madrid.