Del culebrón en los juzgados de Djokovic al Olimpo de Nadal en la pista, un Open para la historia


La ausencia del serbio vino precedida por un culebrón judicial que acaparó toda la atención sobre el torneo
Djokovic acabó expulsado de Australia aunque fue recibido como un héroe en Belgrado
Nadal rubrica su leyenda en la pista con un partido que entrará en la historia
El primer 'Gran Slam' de 2022 con la variante ómicron en pleno apogeo. Corría el dos de enero y el principal favorito y número uno del mundo, Novak Djokovic, aún no se había pronunciado sobre su presencia en Melbourne. Las estrictas medidas sanitarias australianas chocaban con las convicciones del serbio, que no ha querido vacunarse contra el coronavirus.
Desde Australia le metían prisa. El director del Abierto, Craig Tiley, conminaba al tenista serbio a aclarar si defendería el título. Pero le recordaba que que todos los tenistas que acudieran a Melbourne tenían que vacunarse.
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Djokovic pone rumbo a Australia con una exención médica
Dos días después la situación parecía aclararse, y sin pinchazo. Donde la organización había dejado claro que sin vacuna no se jugaba, ahora decía que, finalmente el número uno del mundo competiría en Melbourne. "Djokovic solicitó una exención médica que fue otorgada tras un riguroso proceso de revisión que involucró a dos paneles independientes de expertos médicos", señalaba entonces en un comunicado el Open de Australia.
Todo parecía solucionado. El propio Djokovic se felicitaba por la decisión en sus redes sociales y escribía: "¡Feliz año nuevo! Os deseo salud, amor y alegría en cada momento y que sintáis amor y respeto hacia todos los seres de este maravilloso planeta. Pasé un tiempo de calidad fantástico con mis seres queridos durante las vacaciones y hoy me dirijo a Australia con un permiso de exención. ¡Vamos 2022!".
Acusaciones de trato de favor
Ni 24 horas tardaron en llegar las críticas. Y lo hicieron hasta tal punto que, de nuevo, el director del Abierto de Australia, Craig Tiley, tuvo que salir a asegurar que el tenista serbio no había recibido ningún "favor especial".
"No ha habido ningún favor especial. No se ha concedido ninguna oportunidad especial a Novak Djokovic. Como organización y como deporte, hemos hecho lo que todos los demás hacen y harían si quisieran venir a Australia y bajo ciertas condiciones", insistía Tiley en The Today Show de Australia.
Retenido en el aeropuerto
No debieron pensar lo mismo las autoridades australianas que el día de Reyes impidieron el ingreso al país del tenista serbio. ¿El motivo?: no tener en regla el visado y "no cumplir" la exención médica por la que se le había autorizado un día antes a disputar el Abierto 'aussie'. Ocho horas estuvo retenido el aeropuerto, según explicaba aquel día su padre.
Djokovic tenía una exención médica pero no era igual a la del resto de deportistas que no se habían vacunado. Australia admitía excepciones en caso de alergias, intervenciones quirúrgicas recientes o algún otro motivo de peso para no vacunarse y las autoridades consideraron que no lo tenía y que sería expulsado del país.
A última hora de aquel miércoles, 6 de enero, el diario local 'The Age' informaba de que los abogados de Novak Djokovic ya estaban "en proceso de impugnar la decisión" y que tomarían acciones legales contra el Gobierno de Australia y lo acontecido en el aeropuerto.
No lo expulsaron entonces, no era el final de la historia, solo el principio. Djokovic abandonó aquel día el aeropuerto evitando a medios de comunicación y aficionados para instalarse en un hotel de Melbourne a la espera de dicha posible impugnación.
Un 'Espartaco' libre de tomar sus propias decisiones
Aquel mismo día el padre del serbio ensalzaba a su hijo como un "Espartaco del nuevo mundo" y clamaba que las autoridades australianas tenían a su hijo "prisionero". el progenitor del tenista denunciaba: "Querían humillarlo. Podrían haber dicho 'no vengas, Novak', y eso habría estado bien. Pero no, querían humillarlo y aún lo mantienen en prisión", añadía sobre el confinamiento de su hijo en un hotel.
El culebrón salpicaba ya al resto de los tenistas y Rafa Nadal se pronunciaba sobre la situación: es "libre para tomar sus propias decisiones" pero debe saber que todo tiene "consecuencias", decía el de Manacor que descargaba toda responsabilidad sobre el tenista serbio. "Creo que si quisiera, estaría jugando aquí en Australia sin ningún problema". señaló en rueda de prensa.
Maniobras legales
Dos días después, el 8 de enero, los abogados de Djokovic ya tenían armados sus argumentos para lograr que el serbio jugara en Australia. Aseguraban que el jugador recibió una exención médica tras contraer la COVID-19 y aportaban una prueba positiva por COVID-19 el 16 de diciembre. Argumentaban también que "no había tenido fiebre ni síntomas respiratorios de COVID-19 en las últimas 72 horas".
No obstante, aquel mismo día ya se ponían en duda que las explicaciones del serbio. Varias fotografías mostraban al tenista participando en actos públicos sin mascarilla en un momento en el que, según sus abogados, era positivo en coronavirus.
Las pruebas, sin embargo, no convencieron al juez encargado del caso que el 10 de enero lo dejaba en libertad. Djokovic ganaba la apelación contra la decisión de denegarle un visado en el Tribunal del Circuito Federal de Australia.
Pero las autoridades australianas no se daban por vencidas. Al día siguiente, 11 de enero, anunciaban que estaban investigando si el tenista había dado información engañosa a los funcionarios de inmigración. El propio ministro de Inmigración, Alex Hawke, aseguraba que aún estaba considerando si cancelar el visado de Djokovic.
La decisión definitiva llegaría el 14 de enero. Aquel día el ministro de Migración de Australia, Alex Hawke, anunciaba la cancelación del visado del tenista serbio Novak Djokovic. La decisión se tomaba después de que un tribunal del país tumbara la decisión previa.
"Hoy he ejercido mis poderes bajo la sección 133C(3) de la Ley de Migraciones para cancelar el visado de Novak Djokovic por asuntos de salud y orden público, considerando que va en favor del interés público", informaba Hawke en un comunicado.
Sin embargo, como en un largo y disputado partido, como en el que ha jugado y ganado este domingo Nadal, la deportación del serbio de Australia aún no había terminado. Djokovic logró apelar la decisión y retrasar hasta el domingo, 16 enero, su deportación, Fue un tribunal federal el encargado de decidir si aún podía permanecer en el país y jugar el Abierto de Australia. Y la respuesta fue no.
Héroe en Serbia
El tenista abandonaba Australia aquel mismo domingo. Las críticas de su padre ante el trato recibido volvieron a salirse bastante de tono, acusó a los australianos de haber "asesinado. Incluso el presidente de Serbia, Aleksandar Vucic, criticó la decisión del Tribunal Federal de Australia y acusaba a las autoridades australianas de "torturar" y "maltratar" al tenista.
El ministro de Inmigración de Australia, Alex Hawke, confirmaba aquella tarda que el tenista serbio ya ha abandonado el país oceánico rumbo Dubái. "Puedo confirmar que el señor Djokovic ya se fue de Australia".
El día 17 de enero, Djokovic ya estaba en casa, recibido como un héroe en loor de multitudes. Llegaba a la capital serbia a mediodía en un avión procedente de Dubái. En el aeropuerto, cientos de compatriotas le ovacionaban al grito de ¡Nole, Nole!.
Perdió la oportunidad de defender el título, perdió la batalla legal en Australia. Ganó su libertad de no vacunarse, pero al tenista serbio, en Australia, lo venció el coronavirus y unas leyes muy estrictas del gobierno australiano.
El de Djokovic fue el partido del culebrón, del esperpento, de la pelea judicial, la del 'arden las redes sociales', la del a favor o en contra. La victoria de Nadal ha sido la de la pista. La de un partido épico que entrará en la leyenda del tenis.