El drama de Yunus Musah, el jugador del Valencia que falló el penalti en la final de la Copa del Rey

Su fallo puso en bandeja la victoria bética
Fue el lanzador más joven del Valencia
Puede jugar con cuatro selecciones distintas
En el fútbol se necesita un perdedor para que el rival gane. En la final de La Cartuja, Juan Miranda fue el héroe. La otra cara de la moneda, quien se tuvo que tapar la cara con la camiseta, mordiendo su cuello elástico para soportar tanto dolor y aguantar el llanto desconsolado fue Yunus Musah (Nueva York, 29 de noviembre de 2002). El jovencísimo jugador valencianista erró su penalti y el Valencia CF no pudo salvar la desventaja. Perdieron por su fallo.
La tanda de penas máximas es una moneda al aire que gira cuantas veces quiera para decantar la balanza a un lado. Cuando llega el momento de decidir una final con este trámite, pocos confían plenamente en salir victoriosos. El azar y los nervios se sobreponen a cualquier estrategia y hacen temblar todas las seguridades. Eso explica que un jugador de la fiabilidad de Musah fuese el protagonista amargo de la afición ché; un penalti carece de toda lógica.
Yunus Musah apenas tiene diecinueve años y puede defender los colores de cuatro combinados nacionales distintos. Nació en Gotham City porque, desde niño, estaba destinado a defender un murciélago en el pecho, fruto de un matrimonio ghanés que pronto se mudó al Véneto italiano, donde se crio, pero futbolísticamente es londinense. De este cóctel de culturas, todas apasionadas por el deporte y la competición, encontramos a Yunus, que juega por Estados Unidos.

Empezó en Italia
Sus primeros pasos en el fútbol los dio en un club discreto, el Giorgione Calcio, pero por motivos laborales de su padre se fue a orillas del Támesis en 2012 con toda su familia y recaló en los escalafones inferiores del Arsenal, donde estuvo siete años. Fue entonces cuando el empresario y actual presidente del Olympique de Marsella, Pablo Longoria, en 2019 director deportivo del Valencia CF, quedó prendado de su potencial y lo firmó para tres años.
A los dieciséis cambió el Támesis por el Turia. En la cantera del Valencia tuvo un ascenso meteórico y, en menos de un año, ya estaba entrenando con el primer equipo y codeándose con los pesos pesados del vestuario. A partir del mes de agosto de 2020, cuando el fútbol español se reanudó después de la pandemia, nadie bajaría a Yunus Musah del carro del Valencia CF.

Un jugador de futuro
Su fútbol es el de un jugador que sabe cuánto cuestan las cosas; que, además de tener un talento natural en el pie derecho, es consciente de que gran parte de su nivel depende de la constancia y la fe en sí mismo. Aunque, después de jugar en tres países con una más que contrastada cultura del balompié, qué se puede decir de su fuerza de voluntad y sacrificio. Es atrevido, batallador, duro y fervoroso. No da un balón por perdido, busca rápido la asociación con sus compañeros y persigue a sus rivales hasta recuperar la posesión del balón. Esto es, lo contrario a un jugador aburrido.
Pero no tuvo su noche en La Cartuja. Entró en el minuto 100, apenas tuvo veinte más para aguantar el resultado y, cuando fue a chutar su penalti, mandó el balón fuera de los tres palos. Antes de esto miró a Claudio Bravo, esperó a que el árbitro le permitiera iniciar su lanzamiento, volvió a fijar la portería en su mirada, dio cinco pasos cortos y el esférico se fue al cielo de Sevilla.
Fue el pateador más joven del equipo, el más inexperto. Otros compañeros como Carlos Soler, Gayà o Guedes, ya habían jugado partidos como este. Para Yunus era la primera vez. Nervios, inexperiencia, fuera lo que fuera, se repondrá pronto. Su carrera futbolística acaba de empezar.