Razones de un divorcio: Luis Enrique y Robert Moreno


La decepción personal y razones profesionales están detrás del distanciamiento entre ambos
Luis Rubiales podría dedicar los próximos días a escribir un libro titulado ‘Manual para convertir una buena noticia en una pesadilla’. Resulta sorprendente cómo en dos días una pésima gestión ha ensuciado y emborronado el feliz y positivo regreso de Luis Enrique al banquillo de la selección española.
Hablaríamos de sus ganas de volver a entrenar, de cómo se pueden superar las tristezas, del gesto de Robert Moreno de dar un paso al lado, de lo bueno que es para España que Luis Enrique sea el entrenador en la Eurocopa. Pero, ¿qué ha pasado para no hacer de esto la noticia feliz del año? La mayoría de los medios presentan al presidente de la Federación, Luis Rubiales, como máximo responsable del sainete, pero el 'Amigo del ruido' no es el único culpable de este bochorno. La criatura tiene más padres y no pueden quedar en un segundo plano.
La razón que dinamita todo es la mala relación que ha quedado al descubierto entre Luis Enrique y Robert Moreno, su persona de confianza en los últimos diez años. De no haberse producido esta ruptura nada hubiera empañado el regreso de Luis Enrique a la selección. ¿Qué ha ocurrido para que dos amigos íntimos se distancien de tal manera que les sea imposible volver a trabajar juntos? En las razones hay una mezcla de decepción personal (el entorno de Lucho asegura que no estuvo demasiado cercano durante la enfermedad de su hija) y razones profesionales que apuntan a una toma de decisiones de Moreno contrarias a la manera en la que Luis Enrique gestionaba el vestuario.
Un comentario por aquí, un detalle por allá, todos ellos convenientemente filtrados por un tercero que ahora está en la sombra y que es el verdadero responsable del distanciamiento entre los dos. Luis Enrique considera que Robert Moreno le ha traicionado y la forma de ser del asturiano es la de no perdonar si te fallan (pregunten a sus ex compañeros del Madrid). Su relación seguía siendo buena hasta finales de agosto, primeros de septiembre, pero se torció tras confesarle Luis Enrique que tenía ganas de volver a entrenar. Ahí Robert vio amenazado su sueño y su comportamiento cambió, lo que provocó el enfado del asturiano, que le consideró un desagradecido. Punto y final a diez años de amistad.
Así llegamos a estos días en los que una evitable rueda de prensa de Rubiales en Cádiz dinamita todo y pone mosca a Robert Moreno, que exige una explicación. Esa no llega de manera transparente y decide marcharse por la puerta de atrás. Sin duda un triste episodio que nunca debió empañar una gran noticia: Luis Enrique vuelve a entrenar y España es mejor en la Eurocopa con él sentado en el banquillo. Y esto es lo realmente importante.