Zidane sobrevive al infierno


El Real Madrid hizo un buen partido en Estambul para despejar las dudas que también apuntan al vestuario, opina Julio Pulido
Esperaba Mourinho la derrota del Madrid en su casa de Londres, Zidane comparecía ante el Galarasaray tras una semana repleta de filtraciones interesadas que lo dejaban fuera del club si perdía en Estambul. Demasiado ruido a estas alturas. El capitán Ramos había cerrado filas con Zizou y el propio entrenador había reconocido por primera vez que le molestan los incesantes rumores sobre su futuro.
En este ambiente, impropio del mes de octubre en cualquier club, el Madrid se jugaba su futuro en la Champions en el “infierno turco” (que resultó ser fogata). Era el turno para los jugadores y muchos pensaban que la mejor forma de defender a su entrenador era hacer un buen partido y despejar todas las dudas que también apuntan al vestuario.
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Dicho y hecho. El Madrid remató 27 veces a puerta, mejoró el juego en el centro del campo y resucitó a jugadores que estaban bajo la lupa. Courtois hizo lo que hasta ahora no le habíamos visto: dar puntos con sus paradas, Kroos gobernó el partido junto con Valverde (debería ser fijo en el equipo) y Rodrygo dio aire fresco a la delantera dejando a Vinicius y sus carreras en el banquillo. Lo suficiente para apagar el fuego previo y mirar con optimismo al futuro. En el debe, demasiadas ocasiones para un materializar un sólo gol y nuevas concesiones que siguen dejando dudas en defensa.
La victoria de ayer despeja la semana de filtraciones sobre el futuro de Zidane, desvía el foco sobre el estado de forma de varios jugadores y oxigena el ambiente en torno a un equipo al que se examina día a día. Pero la gran duda que tiene ahora el aficionado madridista es si la mejoría tendrá continuidad o volverán las malas sensaciones. El entorno del Real Madrid se ha acostumbrado a vivir en el alambre y pasa de hablar de Mourinho como sustituto de Zidane a sentirse como una piña que vende unidad en torno a su entrenador.
Extremos que no benefician la estabilidad de un club que celebra con la misma pasión una mínima victoria en Turquía como digiere como una catástrofe la derrota en París. No es muy coherente pensar una semana que Zidane no es el adecuado y vender a la siguiente que todo es color de rosa. Este tipo de equilibrios funambulistas suelen terminar distorsionando la realidad que a la larga será la que coloque en el sitio que corresponde al Real Madrid.
Ahora toca esperar y ser prudentes en el análisis, las próximas semanas serán claves parta descubrir si este equipo endereza el rumbo o vuelve a caer en los errores que se le advierten. En cualquiera de los dos casos, Zidane será el entrenador que ganó las tres Champions consecutivas y el mismo que es incapaz de cambiar el signo deportivo de un partido. Creo que sería bueno tener una misma opinión sin depender si entra o no el balón.