¿Cómo abandonar los hidrocarburos rusos sin destrozar las economías europeas?


Bruselas plantea un cese gradual y con excepciones para varios países de la compra de petróleo ruso
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La dependencia europea de los hidrocarburos rusos es insostenible porque Europa no quiere seguir financiando la guerra de Putin. Bruselas y los gobiernos lo saben y desde que estalló la guerra están metidos en una carrera para reducirla lo máximo posible. Alemania, que era uno de los países más dependientes, va recortando a marchas forzadas: de importar de Rusia el 35% de sus necesidades petroleras ha pasado en dos meses y medio a importar el 12%.
Alemania, como España y la mayoría, tiene puertos y en ellos refinerías. Puede cambiar de proveedores de petróleo en semanas o pocos meses. Algo imposible para países como Hungría, Eslovaquia, Luxemburgo o Austria, que dependen de la buena voluntad de sus vecinos para recibir petróleo por oleoductos y de aumentar la capacidad esos ductos lo más rápido posible. Para países como Eslovaquia o Hungría el desafío es enorme porque de Rusia importan el 100% de sus necesidades petroleras. El eslovaco y el húngaro son los casos más problemáticos porque sólo reciben petróleo ruso y no tienen oleoductos que los conecten con sus vecinos.
Los gobiernos se están moviendo. Bruselas mira a España por su potencial para regasificar gas licuado, Italia consigue la promesa de Argelia de venderle más gas, como Alemania de Qatar. Polonia acaba de inaugurar dos gaseoductos, uno desde Noruega y otro hacia Lituania. Grecia trabaja con sus vecinos más al norte como Bulgaria para servirle de punto de paso del gas para que no dependa de Rusia.
La reunión de ministros de Energía de este lunes en Bruselas sirvió para constatar esos avances, para prometerse ayuda y para mantener la unidad del bloque, que asegura que no cederá al chantaje ruso. Pero más allá de las declaraciones públicas, los funcionarios europeos temen que a corto plazo, si se activa el embargo petrolero y Rusia responda cortando los suministros de gas, pueda haber desabastecimiento energético y con él un duro golpe económico y la necesidad de aplicar medidas de racionamiento como se hizo en las crisis petroleras de los años 70 del siglo pasado.
Desde Washington, Yanet Yellen advirtió a los gobiernos europeos que un embargo inmediato y total del petróleo ruso llevaría a los europeos a la recesión y con ella podría perderse el apoyo ciudadano a las medidas sancionadoras contra Rusia. Alemania hizo una advertencia similar este lunes al asegurar su ministro de Economía Robert Habeck que el embargo sería económicamente doloroso. Así que se busca cuadrar el círculo: dejar de comprar petróleo ruso sin que las economías trastabillen y sin que la factura amenace la paz social.
Para empezar se trata de no comprar más petróleo. El gas se deja para más adelante por dos razones: es más difícil cambiar de suministradores y la oferta es menos elástica y el gas supone poco más de una cuarta parte de las transferencias europeas a Rusia por hidrocarburos. El petróleo es casi las otras tres cuartas partes.
El gas ruso supone el 40% de las importaciones de gas europeas, pero mientras para algunos países es residual, para otros es vital. En general, cuanto más al este más necesario con la excepción de una Italia que de Rusia importa más del 30% de sus necesidades de gas natural.
El embargo al petróleo puede solucionarse cambiando de proveedores si se hace progresivamente, como pretende la Comisión Europea para que los gobiernos lo acepten. Pero aun así Bruselas admite que hay cierto riesgo de falta de suministros y sobre todo de un aumento de los precios del petróleo y todos sus derivados. Rusia podría vender en otros destinos el petróleo que ahora vende a Europa y más caro si los precios siguen subiendo. Europa se haría daño sin dañar a Rusia. Por eso los gobiernos europeos se mueven para que países como India no hagan el juego a Rusia y compren lo que Europa no compra. Alemania invitará a India a la próxima reunión del G7 y la presidenta de la Comisión Europea Úrsula Von der Leyen pasó la semana pasada por Delhi.
Algunos gobiernos, como el francés (que ostenta la presidencia semestral del Consejo de la UE hasta el 30 de junio) temen que esas medidas empujen aún más al alza la inflación y con ella el descontento social. Por eso Yellen dijo el 21 de abril que Europa “debe ser prudente” a la hora de dejar de comprar petróleo en Rusia porque puede provocar un aumento de precios global.
Embargo gradual y con excepciones
La Comisión Europea tenía pensado entregar este martes a los gobiernos su propuesta, que revisarán en la mañana del miércoles los embajadores. Sería parte del sexto paquete de sanciones, que incluiría la expulsión de Swift del Sberbank, el mayor banco ruso.
La propuesta de la Comisión, contaban este martes fuentes diplomáticas porque Von der Leyen no la hará pública hasta el miércoles, es un cese gradual de la importación de petróleo ruso hasta que no se compre ni una gota a finales de año. A Hungría y Eslovaquia, dependientes al 100% de Rusia para el petróleo, se les permitiría seguir comprando durante 2023. Bruselas discutía anoche si esa excepción debería ser también para Bulgaria y Chequia.
Las sanciones europeas se deben aprobar por unanimidad por lo que el paquete no está cerrado y podría irse hasta la reunión de ministros de Exteriores del próximo lunes.