El día en el que un banquero central pidió una reforma laboral para reducir la desigualdad


De nuevo, entre todas las reformas estructurales que necesita la economía, según el Banco de España, figura el mercado laboral
“Tenemos que ser valientes”. Las palabras bien podrían encajar en un vestuario a mitad de partido, o en plena batalla, pero las ha soltado el gobernador del Banco de España a los diputados este martes. Hablaba Pablo Hernández de Cos en la Comisión de la Reconstrucción de la precariedad laboral en ese momento. Un tema sobre el que sus antecesores en el cargo no repararon tanto o no de la misma manera. Antes cuando un banquero central entraba en el pantanoso tema laboral, media España se ponía de uñas.
Con este gobernador no ocurre tanto eso. Quizá es el enfoque del asunto. “¿Tienen que pasar tres décadas más con altas tasas de temporalidad para que hagamos algo? Tres de cada cuatro de las personas que han perdido su empleo en esta crisis tenían un contrato temporal. Y eso genera desigualdad... y eso nos preocupa”. Declaración casi disruptiva viniendo de un banquero central.
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¿Qué se puede hacer? Se puede legislar, se pueden introducir cambios que desincentiven esta contratación precaria, por ejemplo. Es decir, otra reforma laboral. Medio Gobierno parece tener la suya en la cabeza: borrar la del PP, pero eso no servirá. En su día el Banco de España dio la bienvenida a los cambios de 2010 y 2012. Pero no sirvieron para solucionar el problema estructural de la temporalidad, ha recordado el gobernador.
Hernández de Cos ha hablado de un contrato con una indemnización creciente o de una variable intermedia como alternativas al modelo actual entre fijos y temporales. “Hay que revisar los mecanismos de protección al empleo bajo el prisma de compatibilizar la necesaria protección de los trabajadores con la flexibilidad de las empresas”. La famosa ‘flexiseguridad’ de la que hablan desde hace años muchos expertos. Un término que suena a nombre de colchón y que compagina dos ideas: proteger al trabajar y dar cierto margen a la empresa para adaptarse a los tiempos malos sin tener que recurrir al despido como única salida.
Resulta difícil pensar que el banquero, que recordemos ha dicho que le preocupa la desigualdad, está apostando en realidad por unos cambios laborales que generen más diferencias salariales, de derechos y posibilidades de futuro entre los trabajadores. La cuestión es: ¿funcionarían las recetas del gobernador?
Y ahi es donde destaca otra diferencia con sus antecesores: la humildad intelectual de alguien que sabe que no tiene todas las respuestas. “Yo no les puedo decir que estamos seguros de esto, que si lo hacemos funcionará”, reconocía el gobernador ante los diputados. “No les puedo garantizar que con un contrato de despidos creciente se vaya a resolver el problema de la temporalidad. Tengo la intuición de que sí porque hay investigación que apunta en esa dirección, pero luego tenemos que evaluar si eso es así”.
Uno de los grandes problemas del mercado laboral español está diagnosticado desde hace tiempo. “Las deficiencias son evidentes como muestra que, desde 1980, la tasa de paro promedio en España se ha situado en casi el 17%”, recordaba el banquero. Sus propuestas no son nuevas. Expertos en economía laboral llevan años incidiendo en esta cuestión y en recetas parecidas que no han cuajado en el terreno político. Y de ahí, quizás, ha salido ese “tenemos que ser valientes” a los diputados.